Erandio - Aingeru Santamaría lleva poniéndose el quimono, bueno, el dobok, desde los 6 años. Eso sí, durante todo este tiempo -unos siete años- ha ido atándoselo con diferentes cinturones. Ahora, luce el azul punta roja y con él, ha subido al primer cajetín del podio de la Copa de España. Este erandiotarra, a sus 13 años, vuela alto en el taekwondo, un deporte que practica en su colegio, Jado Ikastetxea, como actividad extraescolar junto a una decena de compañeros y bajo las directrices de Mariano Zerdá.
“Aingeru es muy nervioso y el hecho de poder llegar a controlar eso, no para apagar los nervios sino para usarlos a su favor, es importante. Ser una persona nerviosa o insegura te lleva a dos cosas: te paraliza o te activa. Y mi misión es que no se paralicen. Aingeru ya ha empezado a notar que tiene un potencial, lo está empezando a descubrir y a potenciar. Está viendo que si aparca un poco esos nervios puede encontrar otras facetas”. Esas son palabras del profesor hacia el alumno campeón. De hecho, esa inquietud a veces traicionera de la que habla Mariano se movió en el estómago de Aingeru para la Copa de España, pero no en el tatami, sino fuera de él. “La prueba se celebró en Altea, al lado de Benidorm, y tenía muchos nervios por ir hasta allí: por el viaje y todo, porque yo nunca he ido muy lejos... Estaba más nervioso por eso que por el campeonato”, admite el joven. Después, ya en acción, este erandiotarra supo dar lo mejor de sí. “Quedé primero en técnicas especiales, que son saltos, y en combate fui segundo en mi categoría”, explica. Y eso que nunca había participado en una prueba de este nivel. “No había estado en un campeonato de España. He ido a otras pruebas en Santander y por aquí también, pero de este tipo no”, aclara Aingeru.
Su maestro le vio “bien” en este estreno. “Al ser Copa de España, van los mejores alumnos de cada profesor. Juegan mucho los nervios, el viaje, salir de casa: fueron doce horas de autobús, el llegar cansados... Hay muchos factores que pueden jugar más en contra que a favor, pero como primera experiencia de salida con la edad que tiene, ha sido positivo”, considera Mariano. Y en efecto, los resultados de Aingeru fueron para enmarcar, porque en este evento, además, se dieron cita deportistas de lo más destacado. “Había unos 300 competidores, entre cinturones negro y de color, que son pruebas diferentes, pero se reúnen escuelas de toda España. Es el campeonato más importante y, a su vez, para los cinturones negros es clasificatorio para las competiciones internacionales, así que van los atletas mejor preparados”, indica el instructor de Jado Ikastetxea.
Muchas ‘llaves’ Así, Aingeru saltó hasta el cielo de una disciplina que le insufla los beneficios del ejercicio y mucho más. “Me aporta físico y me ayuda a quitar los nervios y a confiar más en mí. Me influye en mi personalidad y también, por ejemplo, en el colegio, porque yo tengo muchos nervios y me cuesta salir a hacer una exposición, pero el taekwondo me viene bien también para eso”, comenta el joven. Pero aún hay más beneficios entre los puños, patadas, saltos... “Nosotros hacemos taekwondo ITF, por lo que lo nuestro no es cien por cien deportivo, sino que es un arte marcial y eso supone que aúna más cosas: tenemos un protocolo de dirigirse al profesor, jerarquías, un protocolo de entrada y salida, de cambio de cinturones por progresos...”, describe Mariano. Todas esas actitudes de respeto, educación, compañerismo, etc. se adoptan después a la vida diaria, como opina Aingeru.
“Es más que un deporte, son cosas que no se te olvidan y las incorporas en otros lugares”, destaca. “Te van inculcando aspectos como el respeto. Eso luego se convierte en un acto reflejo”, coincide el profesor. Y con estos parámetros seguirá creciendo Aingeru. “Me gustaría estar muchos años practicando taekwondo y también dar clases”, adelanta el chico campeón.