Pocos jóvenes serán tan polifacéticos y creativos como el durangarra Xabier Alconero. A sus 27 años es inventor de juegos de mesa y escritor de novelas y libros de poesía. También trabaja como videógrafo freelance y editor de vídeos, sacó una maqueta de rap, fue cronista del 15 M para diferentes medios y se ha convertido en un referente de la noche y el rey de las fiestas universitarias con la denominada Disaster Party llevándolas a una quincena de ciudades del Estado y Latinoamérica. Infinidad de facetas para un joven que padeció el denominado Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Su experiencia la ha contado en un trabajo audiovisual que se ha hecho viral en redes sociales alcanzando miles de reproducciones. “Se trata de uno de los vídeos más íntimos que he grabado y he tenido el valor de compartir porque la educación me hizo un daño irreversible”, explica el joven en su trabajo.
Asegurando que por sus capacidades diferentes se aburría profundamente en clase “y la liaba como un niño poco estimulado”, Alconero rápidamente fue etiquetado como el niño malo y problemático. Esta situación le llevó a pasar más tiempo castigado que compartiendo clase con sus compañeros. “A veces no hacia falta ni que hiciera nada porque era el malo y al que había que tratar así. Fui niño en los 90. Era curioso, tenía mucha iniciativa pero era incapaz de desenvolverme a través de los cauces adecuados siguiendo el procedimiento establecido”, reconoce en el vídeo.
Desde pequeño, encerrado en su habitación, Alconero escribía relatos, hacía cómics e incluso diseñaba moda y hacía vídeos pero “como nadie nunca les dio valor, yo tampoco se lo di”. A medida que pasaban los cursos, la situación del joven durangarra se complicaba. Muestra de ello, comió mirando a la pared durante años. “Para un niño con TDAH una de las peores cosas que le puedes hacer es ponerle mirando a la pared; es casi como una tortura. Lo peor de todo es que yo realmente creía que me lo merecía. Me pase toda mi infancia encerrado en mi habitación. Odiado y repudiado por todos los círculos que conformaba mi vida. Era un elemento no deseado en el entorno escolar y la familia”, reconoce contundente.
Intentando encontrar una respuesta a su comportamiento, un psicólogo realizó un test de inteligencia al joven. Prueba que tuvo que elaborar en dos ocasiones ya que “como me sacó en mitad de clase sin decir nada pensé que era un castigo y la primer vez la hice queriendo mal”, aseguró. El resultado dejó bien a las claras las cualidades de Alconero: un coeficiente intelectual de 145. “Esto empeoraba la situación y sufrí bullying por parte de ese colectivo de señores y señoras con bata blanca al que llamamos profesorado. Cuando juntamos el TDAH con sensibilidad e inteligencia como era mi caso, la situación es más problemática incluso”.
Su paso por el instituto fue incluso peor. Y es que los jóvenes con TDAH tienden a caer en adicciones o a desarrollar problemas crónicos de autoestima relacionados con el rechazo del entorno. Fue entonces cuando llegaron los peores momentos de Alconero que se escapo de casa y dejó el instituto. La calle se adueño de aquél joven y las peleas, drogas, trapicheos y robos propiciaron un pequeño historial de detenciones policiales, sobredosis y amenazas. “Me desperté atado a una camilla dentro de un hospital psiquiátrico donde pase cinco semanas siendo menor de edad. Me sentía la peor persona del mundo y creía que todo aquello era culpa mía”.
Convencido de que “no iban a poder conmigo”, Alconero salió del ingreso psiquiátrico con ganas de trabajar y labrarse un futuro. Así, trabajó de heladero, operario, comercial, reportero, reponedor, dependiente, etc. Con las cosas más claras, el joven decidió retomar el bachillerato en otro municipio y accedió a la universidad. Tras una nueva decepción con el sistema formativo, decidió continuar su formación de una manera más autodidacta. Así, emprendió algunos negocios que le apasionaban gracias a los cuales hoy tiene independencia económica y “puedo decir que vivo haciendo lo que siempre quise hacer con mi vida que es crear y compartir”. En esta línea, el durangarra asegura que “necesito crear para sacar lo que tengo dentro y compartir porque a veces es el único pago que hay. Y es que dárselo al mundo y recibir su feedback es un poco esa búsqueda del reconocimiento que no tuve en su momento”.
Miles de reproducciones Bajo el título Experiencia de una persona con TDAH y 9.400 veces compartido en Facebook, Alconero ha logrado abrir nuevamente el debate del sistema educativo actual con un vídeo de diez minutos que no ha dejado indiferente a nadie. En este sentido, “lo único que le pido al sistema educativo es que esté a la altura de los niños” y añade que “no se equivoque la creatividad con inconformismo; la curiosidad con impertinencia ni la inquietud con alboroto porque hay niños que por sus cualidades podrían ser filósofos inventores o artistas y acaban siendo drogadictos y delincuentes. Todo esto es por culpa de un sistema incapaz de encauzar y de estimular adecuadamente”, concluye.