Bilbao - Los entresijos que esconde cada idioma pueden sorprender a cualquiera. “Estudiar chino es mucho más fácil que estudiar inglés”. Jon Beristain (27 años) y Joseba Tobajas (28 años) refrendan esta tesis. Ambos son alumnos desde hace dos años del Instituto Chino de Bilbao, que está considerado uno de los mejores del Estado; un centro donde a través de becas y cursos aprenden, además de la lengua, otros muchos aspectos que están ligados a la cultura del mundo oriental.
El centro instruye a 400 estudiantes. En un principio, trabajaban con niños de inmigrantes chinos y también niñas adoptadas, para que no perdiesen su idioma materno. En la actualidad, se sigue manteniendo esta línea de trabajo, pero en los últimos tiempos han notado el aumento de la demanda de alumnos vizcainos. Miren Gabilondo, la actual responsable y fundadora del instituto, asegura que “son muchas las solicitudes que estamos recibiendo, esperamos que la cifra aumente para este curso académico”.
En concreto, para Jon Beristain y Joseba Tobajas, lo que comenzó como una aventura se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Su afán y entusiasmo han hecho que en tiempo récord se hayan convertido en “alumnos aventajados”, con diploma de excelencia, y sirvan de referente para futuros alumnos que quieran lograr su mismo éxito. Así lo hacen saber Jon Ripa, profesor del centro, y la propia Miren Gabilondo.
El miedo y el desconocimiento acerca de este idioma son un mito, defienden ambos alumnos. “La fonética es lo más complicado porque ahí estriba la gran dificultad del idioma; sin embargo, esto no supone un problema para aprenderlo, porque una vez que te sumerges se saca”, cuenta Gabilondo. Y así lo corroboran quienes se han “sumergido” en esta nueva aventura de estudiar chino. Según apuntan, se han dado cuenta de que los prejuicios sobre el idioma que tiene la mayoría de los vizcainos son infundados. “La dificultad que yo creo que ve la gente es que son todo caracteres. Es decir, que la escritura no es la misma y se piensan que el hablarlo y el entenderlo es complicado”, asegura Beristain.
Pero estos dos jóvenes que tropezaron por casualidad en este mundo desconocido para ellos aseguran que les ha sorprendido gratamente. “Sobre todo, he de decir que a nivel personal me está gustando y estoy muy a gusto”, confiesa Tobajas.
Ambos han alcanzado con esfuerzo y dedicación un nivel HSK-2 que equivale a un A2 de cualquier idioma. Además, cuentan que seguirán avanzando hasta dominarlo por completo porque disfrutan de este nuevo mundo de 600 caracteres [los que tiene el chino] en sus tres horas semanales de clase.
El primer contacto “Una compañera del máster me metió el gusanillo e hizo que me lanzase a estudiarlo. Nunca antes había sentido curiosidad por estudiar chino. Es más, lo veía como algo extraño”, cuenta Beristain, abogado de profesión. Desde entonces, este apasionado de los idiomas ha sumado uno más a su vida. Habla cinco -castellano, euskera, catalán, inglés y chino-. “Todos ellos los domino como para no morirme de hambre”, cuenta entre risas. Además, no descarta estudiar árabe, francés y ruso.
El profesorado es, en parte, el gran responsable de este éxito. Actualmente, el centro cuenta con seis profesores; tres de ellos son chinos y los otros tres vizcainos. Paula Gómez es una miembro del equipo. Aparte de ser docente también es la directora del centro que abrió junto a su hermana Teresa -ambas bilbainas que vivieron durante 20 años en Shangai-. Habla un perfecto chino y nunca quiso perder sus raíces, así que volvió junto a su hermana de nuevo al lugar en el que nacieron”. “Nadie mejor que ellas para enseñarles ya que conocen de primera mano las dificultades del inicio”, cuenta Miren Gabilondo.
Jon Ripa es otro de los responsables de que el idioma guste y resulte más fácil al alumnado. “Al principio, en el nivel cero, empezamos un poco con gramática porque sino no se enteran de nada y al hablar cuesta mucho al principio sobre todo, lo que son los tonos porque el chino es un idioma fonal. Nosotros intentamos ponérselo fácil”, cuenta Ripa.
A Jon Beristain le fascinó tanto el mundo oriental que con tan solo seis meses de clase decidió embarcarse en la aventura de viajar hasta el país más poblado del mundo (1.300 millones de personas). Todo ello sin dominar apenas el idioma. “Casi no sabía decir ni hola. Me encantó”. Tal es así que dentro de unos días estará de nuevo de vuelta. “También tengo pensado irme allí por una temporada y ejercer como profesor de castellano”, confiesa el joven.
Y es que el aprender un nuevo idioma requiere un gran esfuerzo. Significa salir a la calle y seguir avanzando. Entrar a un restaurante chino e incluso a cualquier bazar es una excusa perfecta para poner en práctica lo aprendido mientras se prepara para volar hacia China.
Cualquier oportunidad Aunque no todo siempre es fácil porque aseguran que gran parte de los residentes chinos en Bizkaia saben hablar chino mandarín. Pero Beristain y Tobajas aprovechan cualquier oportunidad para practicar este dialecto. “Tengo una amiga china que trabaja en un restaurante y con ella practico”, afirma Beristain, mientras Tobajas se para frente a cualquier cartel escrito en chino para traducirlo. “El problema de estudiar chino aquí es que esta descontextualizado. Nosotros aprendemos con muy buenos profesores pero tenemos dos o tres horas a la semana de clase y ya está. Y luego si tu no lo trabajas en casa o en la calle avanzas muy despacio”.
El Instituto Chino ofrece diferentes cursos. Entre ellos destaca el BCT -título de negocios y empresas- donde se les enseña desde cómo saludar hasta cómo comportarse en una cena. “Los chinos tienen costumbres muy diferentes a las nuestras y si no preparamos adecuadamente a nuestros alumnos cometeríamos grandes errores. De esta manera les preparamos muy bien”, cuenta Ripa.
Puertas al mundo laboral El auge de China en el mundo de los negocios ha hecho que cada vez más profesionales acudan al Instituto Chino de Bilbao para aprender a relacionarse con las empresas del gigante asiático y lograr grandes éxitos. Para ello, dominar su idioma y conocer el protocolo del país es clave para todo el que quiera desarrollarse profesionalmente en China. “En el Instituto Chino de Bilbao nos dedicamos en exclusiva a construir puentes entre el País Vasco y China y a formas particulares y empresas que tienen la mirada puesta en China”, cuentan desde el centro.
Aprender cualquier idioma, sin duda, abre puertas al mundo laboral. Esta fue otra de las opciones que barajaron estos dos jóvenes. El Instituto Chino de Bilbao ofrece también clases de protocolario para empresarios. “Se les enseña la manera en la que deben comportarse, la terminología, sus costumbres...”, cuenta la fundadora.
Este hecho cada vez se demanda más sobre todo entre padres profesionales que quieren inculcar a sus hijos la importancia de saber chino para un futuro profesional. “Es un idioma muy potente a nivel internacional. El chino es el idioma que mueve el mundo y el mercado”, cuenta Gabilondo.
Beristain es abogado particular y Tobajas, ingeniero y consultor. “En mi día a día no creo que me sirva de mucho. Si perfeccionara el chino sí que creo que me abriría muchas puertas. Empresas que tengan que ver con China. Hay muy poquita gente que sepa este idioma, en cambio hay más gente que sabe inglés y alemán”, destaca Beristain.
Tobajas tenía un motivo totalmente diferente al de su compañero para introducirse en el mundo del gigante asiático. “En un momento de desempleo me puse a estudiar chino por todas las opciones que se me brindaban. Me gusta y además es como una distinción y me está sirviendo”.
Cada vez más personas comienzan esta nueva aventura como este joven con ganas de construir un futuro mejor. Oportunidades que Jon Beristain y Joseba Tobajas no han dejado escapar. Y es que ellos lo tienen claro: “El chino es el idioma, no sabemos si del futuro, pero desde luego sí del presente”.
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