Aunque muchos no lo conozcan, todavía existe un Basauri rural, repleto de paisajes verdes, caseríos y en el que muchos vecinos se pierden cada fin de semana, en unos paseos que son un buen reclamo para disfrutar al aire libre. Partiendo desde la Taberna Mayor, en el barrio de San Miguel y hacia Finaga, el camino muestra lo que en su día fueron los inicios de Basauri.
Dentro de la Euskal Astea y en el marco de la iniciativa Zuztarretatik ahora, el Ayuntamiento ha organizado este fin de semana dos marchas que recorren el patrimonio etnolingüístico y cultural del municipio. En este caso, ha tenido como punto de partida el nacimiento de la localidad. Tal y como explicaba antes de la salida la concejala de Cultura del Consistorio de Basauri, Nora Pereda, “pretendemos poner en valor nuestro patrimonio”. Muchas veces, ocurre que “no somos conscientes de toda la historia de nuestro municipio y queríamos protegerla, enseñar cómo vivían nuestros antepasados, recordar el origen de Basauri”.
Ayer, aproximadamente veinte personas pudieron descubrir este patrimonio, de la mano del guía Jon Iñaki Arroita, que compartió con todas ellas muchos de los secretos e historias de aquel pequeño pueblo que nació en 1510.
Aquel año Basauri se desanexionó de Arrigorriaga. Hasta entonces, San Miguel era una cofradía dentro de la anteiglesia de Arrigorriaga. Allí se construyó la iglesia y allí estuvo el Ayuntamiento de Basauri hasta 1914, cuando se decidió trasladarlo a Arizgoiti. A lo largo del recorrido, varias joyas arquitectónicas llamaron la atención de los asistentes. Por ejemplo, la ermita de San Martín de Finaga y varios caseríos dentro de las rutas de las que se pueden disfrutar sin necesidad de desplazarse a otros lugares.
Y es que aquel Basauri rural que dio paso paulatinamente a un municipio industrial, aun hoy, pervive. Ya en San Miguel, dentro de la iglesia, llama la atención el techo de madera, algo “especial, porque no solían hacerlos de esa forma”, explicó Arroita. En el pórtico también destaca el suelo, cuidado al máximo y con detalles realizados con las piedras y pedazos de teja, formando diferentes dibujos o formas.
Otro de los edificios con más historia de Basauri es la Taberna Mayor, que actualmente hace las veces de casa de cultura. Este edificio de piedra albergó Ayuntamiento, escuelas, posada, cárcel y también bar. Otro dato curioso es que, hasta poco después de la guerra, enfrente de la Taberna Mayor se encontraba el fielato, lugar en el que se cobraban los impuestos del género que entraba al pueblo.
Caseríos Y GANADO La ruta llega entonces hasta la muga con Arrigorriaga, en Iturrigorri. De allí, sin salir del término municipal de Basauri y en dirección hacia Finaga, el camino depara varias sorpresas, como el ganado pastando en las inmensas campas verdes en el entorno de Atxikorre y Luzarre. Sorprende el cambio, la variedad de paisajes y entornos que ofrece la localidad, que pasa en pocos minutos a un entorno propio de cualquier pueblo de montaña.
Es la zona en la que se aprecian más caseríos y en la que, a día de hoy, todavía pervive un buen número de huertas en las que los vecinos cultivan hortalizas y verduras. Tras dejar atrás Luzarre y Atxikorre, se encuentra el barrio de Finaga. Situado en un paraje único, da cobijo a nueve viviendas, entre las cuales hay caseríos de una gran belleza.
Es un barrio en el que sus habitantes “vivían de la tierra y el ganado, aunque a día de hoy aún hay algunos que siguen haciéndolo”, explicó Arroita, mientras muchos de los asistentes, asombrados, comentaban que “parece mentira que no conociéramos esto con lo bonito que es”. Y es que esa idea se repitió ayer entre los que completaron el recorrido. “Se puede venir en familia y disfrutar de paisajes preciosos” comentaba una de las asistentes.
La ermita guarda muchos secretos. En 1994, en las obras de remodelación se encontraron restos históricos de diferentes épocas, enterramientos, estelas funerarias e incluso armas. Este edificio guarda gran importancia, ya que ha desvelado alguno de los modos de vida de quienes habitaron esta tierra.
Hierro e industria Después de dejar atrás los paisajes más rurales, la ruta se adentró por el camino que conduce hacia Basozelai. Antes se atraviesa un entorno en el que el hierro gozó de una relevancia que se tradujo en una notable mejora de la economía a mediados del siglo XIX. Sin embargo, el cambio con mayúsculas se percibiría en el municipio de la mano de La Basconia, en 1892. Aquella factoría y los posteriores asentamientos de otras que siguieron su ejemplo transformaron Basauri. En pocos años saltó de sumar unas 150 casas con derecho a voto “a 13.000 habitantes”. Pero a pesar de esta evolución, y como quedó demostrado ayer, se puede pasear por Basauri y regresar a aquellos orígenes rurales que también forman parte de la identidad de los basauritarras.