Balmaseda - Regla de oro para que los transeúntes se detengan a mirar el envoltorio de una tienda: “Que aparezca el producto que allí se vende”. Los decoradores de Balmaseda Gonzalo Santamaría y Sonia Peña coinciden en el consejo que han dado el estudio de fotografía de Serafín Palazón y la pastelería Los Arcos, respectivamente. Ambos establecimientos de la villa han obtenido nuevamente el primer premio en sus sectores en el concurso de escaparates de Navidad de la Cámara de Comercio Vizcaina, con lo cual suman cuatro triunfos cada uno en diferentes años.
El estudio de fotografía de Serafín Palazón ha utilizado su mejor arma, la imagen, para despertar la atención y las conciencias de los vecinos que pasean por el casco histórico. Quería representar la idea de solidaridad con los refugiados que huyen de la guerra. Así que, con la colaboración de miembros de la comunidad saharaui residentes en Balmaseda, organizó una sesión de fotos. De todas las que sacó escogieron una en blanco y negro que muestra a un grupo de niños tras una verja. Gonzalo Santamaría sugirió el escenario, la casa de Zoko Maitea, “una finca abandonada cerca del barrio de Pandozales”. Más de 4.200 usuarios de Facebook han visto el resultado, además de los vecinos de la villa y el jurado del certamen de escaparates que lo eligió ganador. El premio “nos aporta visibilidad”, valora Serafín, que gestiona el estudio fotográfico con su mujer.
Desde que lo abrieron, hace cuatro años, siempre se han alzado con la victoria con mensajes distintos: desde la imagen de una mujer embarazada que simboliza la vida por nacer en el nuevo año hasta otro escaparate donde la madera de Balmaseda era la protagonista.
Las hermanas Gloria y Susana Orrantia sorprendieron en la pastelería Los Arcos con un banquete de repostería “inspirado en Alicia en el país de las maravillas”. Se les echó el tiempo encima y pidieron ayuda a Sonia Peña para presentar su propuesta especial de cara a las navidades. Tras intercambiar ideas recopilaron los objetos que emplearon “la mayoría reciclados” y dedicaron “cinco horas y mucha ilusión” a disponer los productos sobre la mesa en la que más de uno hubiera querido sentarse. Tanto, que “la gente nos pedía comida que habían visto en el escaparate y que otras veces no había tenido ese éxito en Navidad”. Realzada con “una iluminación adecuada” que también marca la diferencia porque “no hay que olvidar que la tienda se contempla bajo varios grados de luz a lo largo del día y la noche”, recuerda la experta. Con la recompensa a su creatividad en el bolsillo, los dos comercios galardonados ya piensan cómo sorprender en su próximo objetivo: bautizos y comuniones.