Jesús Martínez, más de cincuenta años entre abejas
Un vecino de Zeanuri lleva media vida en el mundo de la apicultura de manera no profesionalVende miel ecológica sobre todo a particulares y este año ha conseguido producir mielato de roble
Zeanuri - Probablemente sea complicado encontrar a una persona que hable con tanta pasión de la apicultura como Jesús Martínez. Residente en Zeanuri, trabaja por y para las abejas que producen su miel. Nacido en un pueblo de Murcia, llegó hasta esta localidad del valle de Arratia por amor. “Fue durante unas vacaciones como marino mercante cuando conocí a mi mujer”. Entonces decidieron formar una familia en el pueblo natal de ella. “De eso hace ya muchos años, porque llevo desde los 26 en Zeanuri”, recuerda.
Sus dos principales profesiones -con las que se ha ganado la vida- nada tenían que ver con la apicultura. Sin embargo, es una afición convertida en auténtica pasión que le ha acompañado desde muy joven. En su casa de Murcia tenían huerta, frutales y unas pequeñas colmenas de abejas. Desde joven sintió atracción por estos animales, que para Martínez son “ejemplares y fantásticos”.
Pero pronto comenzó a tomárselo más en serio. Fue en Zeanuri cuando puso algunas cajas como medio para poder estudiarlas y poder dedicarse a ellas más a fondo. Y es que, no es un simple productor de miel, sino un apasionado de todo el proceso, comenzando por las abejas. Actualmente, sigue dedicando mucho tiempo a la apicultura, porque le hace feliz y suele vender parte de la miel que obtiene.
Todos sus productos están encuadrados dentro de la Asociación de Desarrollo Rural Gorbeialdea. Pero Jesús nunca se ha planteado vivir de su miel, porque su objetivo es otro. “Me ha costado mucho dinero mantener esta afición y no se me ocurre producir miel para hacerme rico”, explica.
No obstante, todos los años de experiencia que acumula lo han convertido en un sibarita de la miel. Por eso busca la excelencia, “la calidad del producto y el bienestar” de sus abejas, ante todo. Quizás sea eso lo que hace que su miel sea tan apreciada. Cuando alguien pregunta a Martínez por las variedades de miel que vende, su respuesta siempre llega acompañada de una explicación. “Solo recolecto miel en septiembre y dejo que la de primavera sirva para que las abejas cojan fuerzas”.
Por ello vende sobre todo miel de brezo. “A no ser que haya demasiada, en primavera dejo que mis abejas se alimenten y pueda haber crías suficientes”. Pero este año, y después de mucho esfuerzo, ha conseguido una miel muy especial: el mielato de Roble.
Tiene la particularidad de que no procede de las plantas en sí, sino “de la sabia de los robles o abetos”. Como resultado de que las abejas se alimenten de esa sabia, ha conseguido una miel “muy rica en vitaminas, minerales y antioxidantes, muy recomendada para la salud”. Asimismo, el sabor de este pegajoso manjar es digno de los paladares más exigentes.
Cabe destacar que su miel cuenta con un certificado que la cataloga como ecológica, al cumplir con los requisitos necesarios para ello, por lo que está adherido al Consejo de Agricultura y Alimentación Ecológica de Euskadi. Aunque concreta que “ahora mismo cuento con el de producción, el de envasado está en trámite”.
Además de la miel, algunos años suele conseguir “jalea real y propóleo”, dos productos que también son muy beneficiosos para la salud. Desde que se estableció en Arratia, sus abejas están en pleno Parque Natural del Gorbea, en un paraje inigualable. Actualmente cuenta con unas 40 o 50 cajas, que es “hasta donde puedo llegar con mis propias manos”. Dentro de cada panal hay de 25.000 a 35.000 abejas, aunque el número se reduce en invierno.
De estas saca alrededor de 450 kilos kilogramos de miel, que vende sobre todo a clientes fijos. “También suelo ir a ferias organizadas por Gorbeialdea”. Lo que más preocupa a Martínez no es vender más o menos, sino el estado de las abejas. Con las enfermedades que han aparecido y la avispa asiática, si no se hace algo, en Euskadi se dejará de hacer miel de manera artesanal en unos pocos años”, destaca.