ÉL, que participó en algunas producciones de los hermanos Lumière, protagoniza uno de los estrenos del año en Francia. Este fin de semana ha llegado a las pantallas la película basada en la vida de Chocolat, el primer clown negro en triunfar en los escenarios del país vecino. Un artista pionero y solidario cuya historia no terminó precisamente entre risas, como sus espectáculos. Le interpreta el protagonista de la aclamada Intocable, Omar Sy. Hasta que la galería Kalao Panafrican creations y el Ayuntamiento de Bilbao le tributaron sendos homenajes, pocos sabían que su destino empezó a escribirse en Bizkaia.
La asociación cultural Alén de Sopuerta constituye una de las excepciones. “Sin saber que se iba a organizar un homenaje en su honor”, explican hace dos años, incluyeron en su revista anual un artículo firmado por César Estornes que detalla la biografía de los Castaño con menciones a Chocolat.
A la finca de esta rica estirpe en Sopuerta llegó como esclavo tras cruzar el Atlántico procedente de La Habana y en Bilbao encontró la libertad. Así lo recuerda una placa en su honor que se colocó el pasado mes de enero en el muelle Marzana. Entonces Chocolat se llamaba simplemente Rafael Padilla, apodado también El rubio.
De cuba a Francia Había nacido en Cuba en 1868, en el seno de una familia que posiblemente fue arrancada de África para ser conducida a la isla a la fuerza. Según explica Estornes en el reportaje reproducido por la asociación Alén, la madre de un comerciante portugués le compró como peón cuando quedó huérfano a la temprana edad de ocho años. De la mano de Patricio del Castaño, un acaudalado empresario que contribuyó económicamente a dotar al municipio encartado de canalización de agua. De su elevada posición social habla otro hecho que apunta el artículo: al parecer rechazó un título nobiliario que le había ofrecido el Vaticano.
Cuando Rafael Padilla huyó de la propiedad de los Castaño incluso se publicó un bando para dar con él. Vagabundeó por los muelles de Bilbao hasta el que en 1886 el clown Tony Grice le contrató en su compañía, impresionado por su constitución física y dotes para el baile. Padilla se despidió de Bizkaia rumbo primero a Londres y después a París.
En Francia Chocolat formó pareja artística con otro clown inglés, Footit. Juntos revolucionaron la capital francesa con números en los que Padilla era ridiculizado. El reportaje recogido por la revista Alén de Sopuerta se hace eco de una ocasión en la que reconoció entre los espectadores a Nicolás del Castaño, hijo del hombre que propició su desembarco en Enkarterri y corrió a saludarle al terminar el número.
Inmortalizado por el pintor Toulousse-Lautrec, los inventores y una novela de la escritora Colette, se consagró sin descuidar su faceta más solidaria: las visitas a hospitales en las que hacía reír a los niños enfermos. Con el cambio de siglo, sin embargo, el trato vejatorio hacia Chocolat en el circo dejó de resultar gracioso en un París cada vez más concienciado con los derechos humanos y el dúo se separó. Rafael Padilla no volvería a conocer el éxito profesional. Murió, a los 49 años en Burdeos, solo y arruinado y su cuerpo fue arrojado a una fosa común. Desde ese momento hasta que el historiador francés Gerard Noiriel redescubriera una vida única en 2012 transcurrirían más de ochenta años en los que su recuerdo quedó sepultado.
Merecido renacimiento En este libro se inspira la película Monsieur Chocolat, estrenada este pasado viernes. “En la historia de la humanidad un pequeño número de individuos ha tenido un destino fuera de lo común no solo porque sus trayectorias les hayan permitido escapar a la condición social que su origen les hacía probable, sino porque fueron portadores, sin saberlo, de las transformaciones que han cambiado la faz del mundo”, reflexiona Noiriel en su libro. Basándose también en esa biografía, la galería Kalao Panafrican creations de Bilbao y Cheikhou Ba hicieron que Rafael Padilla volviera a caminar por los muelles de la villa en febrero de 2015 como preámbulo al homenaje que le rendía este mes de enero el Consistorio bilbaino. En aquella ocasión el artista vestía un frac rojo como el que Omar Sy está retratado en el cartel de la película, dirigida por Roschdy Zem. El filme Monsieur Chocolat se exhibe en los Multicines, Max Ocio, los cines de Durango y Getxo, Artea y Ballonti.