Las guerras nunca son buenas, destrozan a naciones enteras. Ahora que veo en la televisión a toda esta pobre gente retirándose, recuerdo que ocurrió lo mismo con nuestros familiares, cuando tuvieron que huir en carros tirados por bueyes”. Son palabras del lúcido gudari Luis Ortiz Alfau (Bilbao, 1916), cuyo rostro forma parte de la muestra Azken Batailoia que se puede ver en la sala de exposiciones de Juntas Generales de Bizkaia. Junto a él, otros 26 soldados vascos han sido fotografiados por Mauro Saravia en un carrera a contrarreloj, dada la avanzada edad de los protagonistas.

“Con 19 años, cuando yo me incorporé, pensábamos que el mundo era nuestro”, rememora Luis Ortiz, que en octubre cumplirá un siglo. Antes de la guerra, estudiaba y trabajaba para pagarse los estudios de radio y televisión, jamás había visto un arma. Se alistó como voluntario en el Batallón Capitán Casero, en transmisiones. Gernika, Intxorta, Amorebieta... Son algunas de las batallas en las que tuvo implicación. En Santander lo hirieron y subió a un pesquero que lo llevó hasta La Rochelle, en Francia, y de ahí llegó a Barcelona.

El gudari bilbaino recuerda con viveza numerosos sucesos de aquella época. En la ciudad condal coincidió con Indalecio Prieto, que en aquel entonces era ministro de la Defensa Nacional. Para premiar a los combatientes vascos, explica Ortiz, formó un batallón de esquiadores con sede en Benasque. “Creíamos que lo íbamos a pasar tremendamente bien, pero a los dos meses tuvimos que salir corriendo para ir al frente en Huesca. Ahí tampoco duramos nada, porque apenas teníamos armamento, y estuvimos en inferioridad de condiciones. En la guerra tuvimos que ir retirándonos de todas partes, porque no estábamos preparados y nuestros mandos no eran militares, sino ingenieros y maestros”, evoca.

Entre sus memorias más duras cita un hecho acaecido en Artxanda, cuando trabajaba en el casino, en transmisiones. “Éramos los teléfonos vivientes. Una vez salí con un sobre para entregar un parte a las primeras líneas. Recuerdo que estaban en la campa de San Roque, al volver vi que el casino estaba ardiendo. Ahí dejé a muchos compañeros. Ese recuerdo me despierta de vez en cuando”, explica el combatiente. “En todos los homenajes que se nos hacen recuerdo a los murieron. Afortunadamente estoy vivo, pero el mérito no solo es mío, sino de todos”.

El casi centenario soldado volvió a Bilbao en 1943, para continuar con su vida, no ajena a las vicisitudes de la época. Luis Ortiz asegura que todas las guerras civiles son muy duras, pero que peor aún fue la posguerra, que duró muchos años. El gudari lamenta que solo tengan memoria acerca de lo ocurrido en la guerra y en los años siguientes aquellos descendientes directos de quienes vivieron dicho conflicto en sus carnes. “Por suerte, ahora esto ya se está removiendo y estamos conociendo lo que pasó”, afirma.

Escudriñando en los rostros de los protagonistas, el visitante de la exposición podrá revivir las extremas vivencias a las que fueron sometidos aquellos gudaris que como Luis Ortiz ocultan en su semblante surcos de horrores bélicos. La muestra, compuesta por 54 fotografías, permanecerá en la céntrica sala del Parlamento de Bizkaia hasta el 29 de marzo, con entrada gratuita. Ayer, la inauguración de la muestra, patrocinada por las Juntas Generales de Bizkaia e Intxorta Kultur Elkartea, contó con la presencia de los gudaris Benito Martín, Antonio Tellería, Baltasar Delgado y Gregorio Urionaguena, así como de Ana Otadui, presidenta de las Juntas Generales.

Segunda parte A principios de 2015, Intxorta Kultur Elkartea comenzó a buscar milicianos y gudaris para realizar un homenaje. Paralelamente, el fotógrafo Mauro Saravia fotografiaba a esos mismos soldados. “En un momento nos juntamos y empezamos a trabajar juntos. Producto de ello es esta exposición”, explica Juan Ramón Garai, miembro de Intxorta Kultur Elkartea, asociación que colabora con el Centro Vasco de Interpretación de la Memoria Histórica ubicado en Elgeta. Los inicios de esta entidad se remontan a 1986, por lo que han podido realizar muchas entrevistas a personas que hoy no viven. “El tema de gudaris y milicianos ya se ha acabado, después de estos últimos fotografiados no hay más”, afirma.

La asociación organizará el 24 de abril en Elgeta un homenaje a las mujeres resistentes y represaliadas no solo de la guerra, sino también de la dictadura. “El año que viene presentaremos la segunda parte de la exposición, con fotografías de ellas. Estamos recogiendo tanto material que nos da para hacer un documental”, avanza Garai.