SOBRE el antiguo caserón familiar de los Pando, en el barrio de La Lama, en Karrantza, se erigió en el siglo XVIII la ermita-palacio de Villapaterna. Otra joya de un patrimonio local tan inmenso como el propio valle que el Gobierno vasco ha declarado Bien Cultural con la categoría de monumento. Su peculiar tipología “se puede calificar como singular en Euskadi, donde no se encuentran más ejemplos de este tipo”, según reza el expediente que resuelve incluirlo en el inventario general del patrimonio cultural vasco. El complejo está siendo sometido desde hace unos años a una profunda rehabilitación para albergar un restaurante y hotel de cuatro estrellas.

“Por supuesto, tenemos en cuenta las características del edificio y su protección a la hora de llevar a cabo las obras”, garantiza la familia Llamosas, propietaria del restaurante Casa Garras, que adquirió el palacio de Villapaterna y lo está remodelando. Construido “por orden de la de la viuda del primer conde de Villapaterna, en memoria de su marido fallecido” en un estilo barroco en el que ya asoma el neoclasicismo, consta de planta cuadrangular, con dos alturas, camarote y patio interior”.

El aspecto señorial del inmueble da idea del estatus del difunto, nacido en el barrio carranzano de Ahedo en 1683: fue caballero de la orden de Calatrava, así como ministro honorario del Consejo Supremo de Hacienda y de la Real Junta de Abastos. El matrimonio no tuvo descendencia, por lo que un sobrino nieto heredó el título nobiliario. Parece ser que la planta baja se destinaba a caballerizas, bodega, el piso principal a la vivienda familiar -desde allí se accedía al coro de la ermita adyacente, que comparte la fachada con el palacio- y el espacio bajo la cubierta a estancias de la servidumbre y almacén.

Cuando haya finalizado la renovación su aspecto será bien diferente. La familia Llamosas, que regenta el restaurante Casa Garras en el barrio de Concha desde hace 45 años, proyecta acondicionar un restaurante en el piso inferior que se complementará con “un espacio exterior adecuado para celebraciones de hasta 300 personas”. Las dos plantas superiores se transformarán para dar paso a doce habitaciones y en la ermita se “habilitará una superficie extra para los clientes del hotel, restaurante y celebraciones”. En la sacristía se ubicará la bodega junto con una pequeña sala de cata privada “en la que descubrir nuevos caldos de mano de la enóloga Pilar Llamosas, que pronto presentará su primera cosecha de txakoli”. Su hermano, Txema, acudió a finales de enero al festival gastronómico Madrid Fusión como candidato a cocinero revelación del año 2016, aunque finalmente no pudo traer el premio a Enkarterri.

El palacio ocupa una finca de una hectárea “desde los que se puede disfrutar una vista panorámica del valle de Karrantza y la estatua de su patrona, la Virgen del Buen Suceso”. Jardines y piscina exterior climatizada con solarium ayudarán a los huéspedes a relajarse en un entorno de lo más bucólico.