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El proyecto europeo ‘Be part’ les ha cundido y mucho a 81 jóvenes vizcainos

Han adquirido competencias ‘jugando’ al Lego, hablado inglés, hecho amigos...

El proyecto europeo ‘Be part’ les ha cundido y mucho a 81 jóvenes vizcainos

SI Bruce Lee levantara la cabeza, su lema bien podría ser Be part, my friend. Porque en el proyecto europeo bautizado con ese nombre, y en el que han participado 81 jóvenes de Bizkaia, se adquieren muchas competencias y nadie está de brazos cruzados. Intercambios en verano, visitas a distintas entidades, actividades, seminarios... Cualquier escenario y metodología son buenos para enseñar a los jóvenes a tomar la iniciativa. “Hemos desarrollado habilidades como la comunicación, la creatividad, la confianza entre el grupo, maneras de solucionar problemas? pero la habilidad que más destacaría sería el trabajo en equipo, ya que se puede aprender mucho”, asegura Soraya Castilla, una estudiante veinteañera que ha formado parte del proyecto. Su tocaya, Soraya González, corrobora que es la experiencia es “totalmente recomendable”. “Me ha llevado a tomar conciencia sobre la importancia de la participación, a ser consciente de todas mis capacidades y a adquirir nuevas competencias a través de una metodología completamente activa. Te puedes divertir aprendiendo”, da fe.

Lego y espaguetis

Cualquiera diría que levantar una torre con unos espaguetis, goma y celo y conseguir coronarla con una nube de golosina es una auténtica pérdida de tiempo. O que tampoco vale de mucho tratar de construir un dado con tres tipos de materiales cuando cada grupo, de partida, solo recibe uno de ellos, ya sean unas tijeras, una regla, un boli o cinta adhesiva. Soraya Castilla, una joven de Amorebieta-Etxano que estudia Animación sociocultural y turística y que se apuntó a Be part a sugerencia de su profesora de Metodología, asegura que con estas peculiares actividades ha aprendido mucho más de lo que pudiera parecer a simple vista, sobre todo, con “la metodología del Lego Serious Play”, que viene a ser darle al coco con los ladrillos de colores entre las manos. “Se trata de reflexionar a través de la acción con un juego clásico que estimula mucho la creatividad. Con las piezas tenían que representar primero lo que le hubiera gustado realizar en su vida, luego sus competencias y, por último, las necesidades que veían en el territorio. Luego debían juntar los tres modelos que cada uno había realizado individualmente para crear un proyecto comunitario”, explica Simona Matta, dinamizadora de uno de los seminarios. Pieza aquí, pieza allá, los jóvenes crearon, por ejemplo, “un modelo de campamento de verano orientado al desarrollo de los talentos artísticos de las personas, con encuentros interculturales y formación sobre música, expresión teatral...”, detalla.

Soraya González también da buena cuenta de este seminario, en el que han reflexionado sobre las competencias que se pueden adquirir a través del tiempo libre educativo y el “valor añadido” que suponen a la hora de buscar un empleo. “Debemos ser conscientes de que tenemos esas competencias: liderazgo, trabajo en equipo, resolución de problemas y conflictos?, darles uso y hacerles saber a los demás que están ahí. Un gran valor de cara a las entrevistas de trabajo, aunque tendríamos que crear más conciencia de su importancia”, reivindica.

Visita a lonjas juveniles

Confirma lo provechosos que resultaron los cuatro días que compartieron este grupo de dieciséis jóvenes -trece de Bizkaia y tres de Turquía- su dinamizadora. “Los jóvenes han sentido de verdad tener voz sobre temas que les afectan y poder opinar sobre ellos. Además, han sido ellos mismos quienes durante la plenaria final han presentado las conclusiones finales de su trabajo y han dinamizado el debate con otras personas, que eran, sobre todo, trabajadores en el ámbito juvenil. Ha sido como tomar parte de un grupo de trabajo profesional”, señala Matta. Durante el seminario, añade, “también se les han presentado diferentes oportunidades europeas de formación y de trabajo y han desarrollado competencias como la comunicación delante de público, la cooperación, la creatividad, la iniciativa, la confianza en su propio poder y habilidades...”, enumera.

En Be part se han dado cita jóvenes vizcainos con otros de Irlanda, Turquía, Chipre, Suecia, Alemania... “Es enriquecedor porque abre mucho la mente al hecho de que las cosas se trabajan también en otros países y con soluciones diferentes, que pueden ser útiles o inspirar otras cosas en el propio país. También es enriquecedor desde el punto de vista del idioma, porque han tenido que esforzarse para hablar constantemente en inglés y esto en el trabajo también es importante”, subraya Matta, quien destaca asimismo la oportunidad que supone de “crear relaciones que pueden facilitar experiencias futuras en el exterior”.

A lo largo de los seminarios los participantes han conocido de primera mano entidades sin ánimo de lucro, experiencias de ocio juvenil, de menores inmigrantes, escuelas de tiempo libre, proyectos de fomento del euskera, equipamientos gestionados por jóvenes... “En función del tema que trabajáramos en los seminarios, se hacían visitas a distintos proyectos o experiencias, como las lonjas juveniles, que son un modelo de ocio muy típico de aquí y que resulta muy interesante”, pone como ejemplo Itziar Fernández, responsable del servicio de programas europeos de la Fundación EFE y coordinadora de Be part. “Hemos combinado lo más teórico con esa parte más práctica, más de aprender sobre el terreno”, destaca.

Kebab y pintxo-pote

A la propuesta de Be part se han sumado a lo largo de 18 meses 146 jóvenes, 81 de Bizkaia y el resto, de distintos países de la Unión Europea. Una cuadrilla multicultural en la que todos han salido ganando. “A todos los seminarios que hemos hecho en Bilbao han venido jóvenes de fuera. Los intercambios, con una organización de Alemania, los hemos hecho en verano. Ellos vinieron el año pasado y nosotros hemos ido este. Se trata de un espacio más de ocio, donde trabajábamos nuestra identidad, nuestras costumbres, intercambio de experiencias, modos de relacionarse...”, explica la coordinadora del proyecto en Bizkaia. “Ha sido interesante para los jóvenes de aquí elegir, por ejemplo, los sitios más significativos para enseñar al grupo extranjero o tener que explicar aspectos de su cultura, que siempre es útil para tomar conciencia de la propia identidad”, subraya, por su parte, la dinamizadora.

A pesar de que solían “acabar muy tarde y cansados” y no tuvieron mucho contacto con ellos fuera del seminario, Soraya Castilla destaca “lo amables” que fueron con ellos los jóvenes turcos que participaron en esta iniciativa. “Los días que pasamos juntos estuvieron genial. Tenían muchas ganas de aprender sobre el seminario y nuestra cultura. También nos hablaron un poco de dónde provenían y, cómo no, de sus famosos kebabs”, cuenta entre risas y recuerda cómo el primer día salieron a dar una vuelta y “preguntaron si podían beber lo típico de Bilbao, es decir, el kalimotxo”. El ambiente entre los miembros del grupo llegó a ser tan distendido que cuando la dinamizadora les prestó unos objetos con los que poder realizar las actividades muchos de ellos decidieron “utilizarlas a modo de disfraz”.

A la lista de inquietudes gastronómicas hay que añadir un producto típico de Bilbao donde los haya. “Todos los grupos se han ido encantados con los bollos de mantequilla y los han llevado a su país. Les parecía una cosa nunca vista. Es una forma de conocer lo que a nosotros nos parece cotidiano y a quien viene por primera vez le resulta llamativo”, comenta Itziar Fernández, quien advierte que en este tipo de proyectos europeos hay que ser cuidadoso con la logística. “Al final tienes que encontrar un sitio con bufet libre para que puedan comer tanto los musulmanes, como los vegetarianos, los celíacos... Digamos que intentar encontrar espacios donde todo el mundo se sienta cómodo”.

En las dos ocasiones en las que ha participado en iniciativas de Be part, Soraya González ha tenido compañeros de Irlanda, Alemania, Turquía... “De la convivencia siempre acabas aprendiendo cosas que te enriquecen. Lo que más me sorprendió fue que, a pesar de movernos en unas franjas de edad similares, hay un abismo de unos países a otros a la hora de pasar la etapa de la juventud”, reconoce esta joven.

Como no podía se de otra manera a esas edades también hubo tiempo para hacer risas. “Compartimos momentos desenfadados después de las actividades, enseñándoles el pintxo-pote e intentando que pronunciaran ‘zurito’. También intentamos leer un fragmento en turco, ya que nos dijeron que las pronunciaciones eran muy similares a las del castellano, pero fue misión imposible”, confiesa y les pone un pequeño pero con final feliz. “Deberían ser algo más abiertos y facilitar la creación de lazos entre nosotros. Aunque costó, al final lo conseguimos”, afirma. De hecho, de esta experiencia se lleva “una gran amiga turca, Zeynep, y su invitación para visitar su país, que aún está pendiente”.

Bizkaia tiene ‘recorrido’

En el proyecto Be part, que está financiado por la Comisión Europea, participan como socios la Diputación Foral de Bizkaia, la red de entidades de tiempo libre Kiribil Sarea y la Fundación EDE, que promueve el desarrollo social, cultural y educativo. “Una de las claves de este proyecto europeo es construir colaboraciones estables entre entidades públicas y privadas. Trabajar en políticas de juventud y en el ámbito de juventud y hacerlo de una manera coordinada, en este caso, con la Diputación y con entidades privadas del sector”, expone Itziar Fernández, quien valora positivamente el trabajo hecho hasta la fecha en el territorio. “Tenemos la impresión de que todos estos temas de juventud y de participación en Euskadi y, en este caso, en Bizkaia los tenemos muy trabajados, o sea, que tenemos un recorrido en esto y somos capaces de aportar experiencia”, señala.

El proyecto, que empezó a finales de 2014, finalizará en 2016 “trabajando con grupos de jóvenes un tema de nuevas tecnologías”, avanza la coordinadora de Be part, quien da por cumplido el objetivo de que los “jóvenes fueran protagonistas”.