Getxo - Un proyecto de posgrado del máster sobre Planificación Lingüística marcó el inicio de todo. Hace 19 años, Alfredo López de Gereñu (Donostia, 1971) y Josu Esnaola (Elgoibar, 1962) decidieron impulsar en Getxo la práctica del euskera a través de la puesta en marcha del programa Berbalaguna, un sistema de aprendizaje eminentemente práctico que aúna personas con conocimientos de euskera que buscan practicar el idioma con otros que los están aprendiendo.

Por aquel entonces, ambos observaron cómo se estaba desarrollando en la capital guipuzcoana con buenos resultados y decidieron aplicarlo en Bizkaia. “Alfredo quería hacer un trabajo de final de curso basado en la práctica y vimos que en Getxo encajaba bien”, reconocen estos dos profesores de euskaltegi, nacidos en Gipuzkoa pero que han pasado toda su vida en Getxo, donde se instalaron hace tres décadas por cuestiones laborales. Precisamente en esta localidad es donde recibirán hoy -en el polideportivo de Fadura a las 20.00 horas- el Premio Euskara Saria 2015, a propuesta del movimiento a favor del euskera del municipio. “Estamos muy contentos por el reconocimiento. Hace mucha ilusión que reconozcan el trabajo realizado y estamos muy ilusionados”, señala Josu. “Nos los dan a nosotros pero es un reconocimiento a un proyecto en el que, desde el principio, se ha implicado mucha gente y nos han abierto todas las puertas necesarias”, agrega Alfredo.

Su trayectoria profesional siempre ha estado unida al euskera. Alfredo trabaja en el euskaltegi municipal de Getxo y Josu en el de Leioa. “Siempre he tenido claro que quería dedicarme a la enseñanza”, afirma Josu. Así, ambos estudiaron Magisterio y después han trabajado muy duro para impulsar y difundir el idioma y su uso entre la población. Para ello no han dejado de participar en diversas asociaciones y proyectos que buscaban realizar actividades en euskera.

“Cuando impulsamos el proyecto Berbalaguna lo hicimos porque veíamos que muchas personas pasaban por los euskaltegis, hacían el esfuerzo de aprender el idioma y, al cabo de los años, se quedaba en nada porque luego no tenían con quien practicar”, expone Josu. De esta manera, consiguieron tejer una red a través de grupos de personas interesadas en seguir practicando, al mismo tiempo que otros empezaban su camino. Una cadena humana de transmisión de conocimientos que acerca a las personas de un mismo entorno.

“Ahora nos produce mucha alegría seguir en contacto con personas que han pasado por el programa y, poder hacerlo en euskera, es una gran satisfacción”, indica Josu.

Cuando lo impulsaron no pensaban que iba a llegar tan lejos, a pesar de la buena acogida que tuvo desde sus inicios. Alrededor de un centenar de personas se sumó a la puesta en marcha de la iniciativa. “Fuimos los primeros en Bizkaia y no imaginábamos que se iba a convertir en lo que es hoy en día”, señalan.

En este sentido, Berbalaguna se ha extendido desde entonces a muchos ámbitos. Por un lado, los grupos de estudiantes, casi 300 repartidos en 28 grupos; a familias para hablar en euskera y realizar una amplia oferta de actividades -culturales, deportivas y de ocio-; y también se ha extendido a otras zonas.

Pero, sin duda, además de la labor educativa, lo que tienen en común estos dos docentes es su inquietud por seguir innovando y avanzando en la difusión del euskera. Así, Josu está inmerso actualmente en el proyecto Berbaldun, en Leioa, con una idiosincrasia similar, y Alfredo está centrado en el proyecto de huertos ecológicos Sortuak, que fusiona agricultura y alimentación y relaciones. “Está enfocado como una actividad de tiempo libre en euskera”, detalla.