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La enciclopedia sobre la historia los madelman nace en Galdakao

El coleccionista Jon Díez de Ulzurrun escribe la primera enciclopedia sobre la historia de los muñecos Madelman

La enciclopedia sobre la historia los madelman nace en Galdakao

Ya lo revelaba la publicidad con la que se anunciaban: Los Madelman pueden con todo. Tanto era así que incluso fueron capaces de poner en marcha la imaginación de una generación, que con escasos referentes audiovisuales concibió un mundo de aventuras alrededor de unas figuras de plástico. Comercializados entre 1968 y 1985, estos muñecos de acción articulados sin apenas complemento tecnológico fueron un hito para los niños de su época, lo que los ha convertido en una joya preciada por los coleccionistas contemporáneos que escarban en la red en busca del modelo necesario para completar su compilación.

El galdakoztarra Jon Díez de Ulzurrun es uno de ellos. Con el comienzo del nuevo milenio emprendió el proyecto de recopilar aquellos muñecos que tanta diversión le ofrecieron durante su infancia. Producto de esa pasión es el recién publicado El diario de los Madelmanes, una enciclopedia de 464 páginas en la que recoge la historia de estos muñecos de patente y fabricación española. Con más de 3.000 fotografías, el 98% de ellas tomadas por él, la obra reúne todo lo que se debe saber sobre estas figuras que hacen las delicias de los nostálgicos.

“Es un poco friki, pero el objetivo es dar a conocer algo que a mí me ha gustado mucho”, afirma el informático afincado en Bilbao. A pesar de reconocer haberse embarcado en un proyecto deficitario -“las horas invertidas han sido infinitas e imprimirlo cuesta un dineral”-, la ilusión por tener una obra que recogiera toda la información ha sido el aliciente necesario. “Me daba miedo que alguien lo viera y dijera: ¡Qué cutre!”, confiesa. Algo que no ha ocurrido. “Los que conocieron los Madelman lo ven desde el punto de vista de la añoranza y los que no tienen ningún tipo de interés, que son la mayoría, perciben la calidad del libro”, afirma.

El esfuerzo para ello ha sido notorio. De forma autodidacta, Díez de Ulzurrun ha confeccionado el libro, de más de dos kilos de peso, donde recoge los pormenores de las 180 piezas (entre las que cerca de 90 corresponden a muñecos de 17 centímetros de altura) que componen la colección entera, diseñada en Barcelona y fabricada en Madrid. Para ello, ha contado con la colaboración de otros coleccionistas, así como de extrabajadores de Madel y Exin, empresas fabricantes.

“Hay alguno que dice tener la colección entera con su correspondiente embalaje precintado, pero no lo creo. Yo tengo todos los Madelman que salieron, algunos con caja y otros sueltos”. Y he ahí el quid de la cuestión: conseguirlos con su envoltorio original es lo que complica ultimar la colección. El coleccionista vizcaino admite haber participado en una puja en la que un Madelman fue vendido, finalmente, por unos 3.400 euros. “Fue uno de los primeros que salió y solo se fabricó durante dos años, con una caja diferente”, cuenta sobre la pieza en subasta a la que renunció porque “no estaba dispuesto a pagar tanto”.

‘Boom’ en los 70 Sin saberlo, Díez de Ulzurrun mostraba desde pequeño trazas de ser un coleccionista en potencia al guardar las cajas y las instrucciones de los Madelman que poseía. ¿Pero qué es lo que hace que los Madelman sean tan especiales? “Están muy bien diseñados, son de una época en la que se hacían las cosas para durar. El nivel de detalle que tenían era lo que los hacía diferentes”, indica el vizcaino. Como ejemplo muestra un muñeco buceador que parece “un trabajo de ingeniería”: “Está pensado para que se hunda en el fondo del agua con las pesas y que, en función del aire que se le da a la escafandra, suba o baje”.

Con apenas siete figuras femeninas en la colección, los Madelman fueron unos muñecos inspirados en series temáticas como el oeste o militar con los que principalmente jugaban los niños. “El Madelman masculino ya era un riesgo en el 68, cuando los muñecos se consideraban de chicas”, considera Diez de Ulzurrun. La empresa fabricante trató de expandir internacionalmente el éxito alcanzado en el Estado durante la década de los 70. Sin embargo, no obtuvo el resultado esperado en un mercado donde los muñecos estadounidenses Gi Joe -conocidos como Geyperman- eran un duro contrincante. Finalmente, la irrupción de los Playmobil, mucho más baratos, provocó que los Madelman dejaran de fabricarse a mediados de los 80.

De volver a fabricarse, Díez de Ulzurrun cree que los Madelman contemporáneos tendrían que inspirarse en series como “Juego de tronos, con los Lannister y compañía” para poder conquistar a los niños de la era digital. En su caso, seguir almacenándolos podría suponer un problema: “A mi mujer no le gusta nada esta afición mía. Si por ella fuera les daba fuego con tal de tener los armarios vacíos, pero sabía que venían en el pack”, bromea el coleccionista, padre de dos hijas pequeñas para las que ya ha guardado un ejemplar de su obra. Por de pronto, ya tiene el siguiente desafío: encontrar un local con vitrinas en el que exponer las piezas que posee y grabar, junto con otros coleccionistas, un documental sobre los Madelman por su 50º aniversario en 2018.