Basauri - “Uno se hace viejo cuando deja de tener ilusión, ya sea por un hobby o por lo que sea”. Esta es la máxima de Félix Fernández, un basauritarra aficionado a crear maquetas de todo tipo de máquinas de labranza o estructuras varias. Este artesano amigo de la perfección y el detalle, lleva cincuenta años viviendo en la localidad del Nerbioi. Riojano de nacimiento, llegó a Euskadi con 23 años para buscar un trabajo y labrarse un futuro no muy lejos de la tierra que le vio nacer. Tras pasar por varios empleos, Feliz comenzó a estudiar Formación Profesional de calderería, algo que estaba en auge por aquel entonces. Sin embargo sus pasos iban a llevarle a jubilarse siendo trabajador de Hacienda. Fue justo antes de dar este paso a la buena vida cuando creó su primera obra: una conejera “como las que había en el pueblo” hecha a proporción con todo lujo de detalles.
Félix recuerda que fue de casualidad como empezó a crear maquetas o modelos a proporción. Nunca se había interesado por el modelismo o la artesanía en general, pero después del primer trabajo, fue haciendo uno después de otro, hasta hoy.
“Ahora cuando voy por la calle y veo una cosa que me gusta la grabo bien en la cabeza y la intento llevar a la realidad”, apunta Félix. Sus trabajos tanto en la calderería como en la fundición le han servido de poco en esta nueva aventura, según dice el vecino de Basuri, “lo que más te vale aquí son las ideas y el trabajo constante”.
Haber trabajado con metal sí puede ser de ayuda pero “esto es todo darle a la cabeza y currelar con tesón”, afirma. Sus dos materiales preferidos son la madera y el metal. Con estos ha creado todo tipo de pequeñas obras de arte, desde un vertedero para la labranza hasta una torre de electricidad, pasando por todo tipo de elementos de trabajo en el campo e incluso una entrada igual a las del metro de Bilbao, conocidas como fosteritos. Para poder hacer la torre de electricidad, tuvo que utilizar 450 tornillos y sus correspondientes tuercas, o para un caserío colocó 720 tejas en el tejado lijadas una a una. Para trabajar en estos tamaños tan pequeños, Félix necesita piezas y herramientas exclusivas.
En este sentido, muchas veces se ha de buscarse la vida y ser ingenioso para encontrar estos materiales. A veces acude a fábricas donde trabajan con metal, otras veces a carpinterías, pero las piezas más pequeñas suele comprarlas en un catálogo de modelismo. Prueba de su ingenio es que más de una vez ha utilizado tornillos que se encuentran en gafas de muy mala calidad. Los materiales son caros, Félix asegura que el dinero está bien invertido porque es lo que a él le gusta. El tiempo que ha invertido trabajando en su pequeño taller es incalculable.
De su vida en el campo le vienen ideas, sobre todo de los elementos de labranza, pero muchos trabajos han surgido de la casualidad. “Una vez en Laida vi un columpio con bolas y cuerdas y lo hice”, comenta. Para Félix es muy importante seguir trabajando aunque sea de esta manera, “el problema de la gente cuando se jubila es que no sabe qué hacer con el tiempo”. Asegura que no hay mucha oferta de cursos, “yo podría ir a cursos de jubilados pero hay poca variedad a la hora de manualidades, además me gusta trabajar por mi cuenta porque eres tu propio encargado”, añade.
Este artesano es un perfeccionista en su trabajo, afirma que “no me paso ni una”, si no le gusta la obra “la empiezo otra vez o le doy mil vueltas”. Félix tiene un deseo: exponer sus trabajos para el público, “lo que hago es para verlo y apreciar todos los detalles, no quiero guardarlo”. Además está orgulloso de todo lo que realiza en su taller de Basauri, en el que pasa gran parte de su tiempo libre. También está interesado en conocer a alguien que tenga su mismo hobby para aprender, además “siendo más podremos buscar un sitio para exponer”. Si alguien estuviera interesado puede contactar con Félix llamando al 944400963.