Santurtzi - Tolín el mariachi se siente profeta en su tierra. Después de 19 años subido a un escenario, este joven santurtziarra se ha ganado el calor de su pueblo ranchera a ranchera. Administrativo de carrera pero artista de corazón, Tolín creció al ritmo de La de la mochila azul, una de las canciones que introduce en su repertorio. “Estoy muy agradecido a Santurtzi porque me siento muy querido”, asegura. Por eso, anuncia una gran sorpresa en las fiestas de El Carmen para todos sus vecinos. Habrá que esperar.

Como él mismo dice, Tolín lleva la farándula en la sangre. Su aitite formó parte de grupos tan reconocidos como Los Txikis, Los Txinberos o Los 5 Bilbainos. “Artista se nace, pero también se hace”, asegura el mariachi más conocido de la localidad marinera. “Las cualidades las tienes o no, pero luego, el día a día en el escenario es el que curte”, explica. Cuando apenas andaba, este santurtziarra tenía muy claro que acabaría encima de un escenario. Aún así, decidió formarse como administrativo. “Pero lo tenía clarísimo. Durante el día hacía prácticas como administrativo en una empresa y de noche se ajustaba el sombrero de mariachi en una discoteca. “Yo cantaba desde crío, así que a mi familia nunca le ha sorprendido que me acabase ganado la vida así”, cuenta.

Pasea por el pueblo vestido con su traje colorado. Atrae todas las miradas. “Hasta luego, artista”. “¿Dónde vas hoy?”. A cada paso se encuentra con alguien conocido. Estoy muy agradecido a Santurtzi, me siento muy querido”, insiste Tolín.

Con 37 años, encandila al público allí donde va. Y este mariachi marinero se mueve mucho. La primavera y el verano son sus épocas de mayor trabajo, “la temporada alta”. Por eso, recorre las fiestas de los pueblos de la zona, pero también viaja hasta La Rioja, Salou, Zamora... “De mayo a octubre no paro”. Pero durante el invierno no se apaga la música. “Hago de todo: espectáculos para pubs y discotecas, despedidas de soltera, convenciones...”, enumera.

Tolín tiene “la suerte” de ganarse la vida con las rancheras. “Lo importante es que puedo llenar mi nevera y pagar mis facturas con mi profesión. Soy profesional de esto, pero mi objetivo no es convertirme en famoso. Con poder vivir del espectáculo me siento muy satisfecho”, asegura. “Tener la respuesta del público que tengo yo, no se puede pagar”, añade. Pero si hay unas actuaciones que le gustan a Tolín el mariachi son las que se celebran en la localidad marinera, que desde hace un año forman parte, incluso, del programa festivo. “Quienes me acompañan en las actuaciones saben que si toca estar en Santurtzi, tienen que dejarme tranquilo antes y durante el espectáculo. Uno siempre siente mucha más responsabilidad cuando actúa en casa”, se sincera.

Con traje y sombrero Para subirse a los escenarios, Tolín necesita un atrezzo más exigente que cualquier otro artista musical. Y es que el atuendo de mariachi debe ser perfecto. En su casa, los trajes que se ha puesto durante su carrera artística ocupan todo un armario. Solo para ellos, sombreros incluidos. Allí atesora una colección de la que le da pena desprenderse, por eso conserva hasta el primer traje de mariachi que lució hace 19 años, uno negro, “solo negro”, asegura divertido. Pero hay que cantar mucho para poder pagarse cada uno de esos trajes. Su sastre también es santurtziarra. “Tengo mucha suerte con ella. Me conoce muy bien. Siempre que hacemos un traje, me queda bien en la primera prueba”, apunta. La botonadura de los pantalones se la traen directamente desde Méjico. El bordado de cada una de las chaquetas se realiza a mano; un trabajo artesanal que mejora el resultado final pero que, a la vez, encarece el presupuesto. “Nunca repito traje en un mismo pueblo”, dice. Ahí que su armario esté lleno. Su próxima actuación en Santurtzi será en las fiestas de El Carmen, de la mano del bar Eguzki. Y este año llega con sorpresa.