AYER fue uno de esos días todoterreno que parecen no tener fin y que uno no quisiera que no acabasen nunca. San Jueves de Todas las Conmemoraciones en el santoral laico, una onomástica que provocó la procesión de gente de muy diversa condición hacia mil y un propuestas que se abrían de par en par. Entre todas ellas, el callejón zascandileó y se detuvo en dos por su capacidad de atracción, dos que se resumen en una frase: copas con corazón y cine de compromiso.
Ordenémoslo todo al compás del gran dictador de nuestro tiempo: el reloj. Así, la tarde se iluminó en Mendibile Jauregia, la casa madre del Consejo Regulador de la D.O. Txakolí de Bizkaia-Bizkaiko Txakolina. En el que antaño fue uno de los primeros caseríos de doble arco de Bizkaia con aire señorial (de ahí el sobrenombre de Palacio...) se custodia hoy el legado de uno de los tesoros de Bizkaia: el oro líquido de sus cepas. En ese singular escenario comienza esta historia solidaria, una cata del txakoli cosecha 2014 de manos de ocho expertos con un fin extraordinario: ser comercializado por el Rotary Club para recaudar fondos para la Fundación Rotaria, más en concreto para su programa de lucha contra la polio.
Resumiéndolo, habrá que decir que ocho paladares exigentes como los de Roberto Sarriugarte, Bittor San Miguel, sumiller y subdirector de la Escuela de Hostelería de Leioa, Emilio Arranz, José Luis Lejonagoitia, Patxi Zabala, Iñaki Suárez y José Ignacio Junguitu, paladar autorizado por el Rotary Club en Vitoria, se decantaron por una etiqueta: Garena, el nuevo sello de las bodegas de Gorka Izagirre.
Atentos a su veredicto en el palacio se mostraron el secretario técnico del Consejo Regulador, Anton Txapartegi, el hombre que doma los vientos con el acordeón, Asier Loroño, el txakolinero Manu Calera, Pedro Backer, Sandra Barrutia, Iñaki Abasolo; el presidente de la Casa de La Misericordia, Antonio Barandiaran, Juan Carlos Latxaga, Ildefonso Ornillos, Rosa Umaran, Fidel Bustingorri, Anton Uriarte, Juan Luis Espino y Jon Garaitagoitia entre otros muchos rotarios y gente de paladares exigentes. Aplaudieron la designación de esas copas con corazón.
ojo de águila Atentos a las realidades que se mueven a campo abierto con ojo de águila, Caja Laboral decidió conmemorar el Día Internacional de la Mujer en los cines Golem Alhóndiga de Bilbao con el preestreno de la película Refugiado, todo un puñetazo a la mandíbula de la violencia de género dirigido por el argentino Diego Lerman. Julieta Díaz y Sebastián Molinaro interpretan un gran thriller sobre la violencia de género en lo que puede catalogarse como cine de compromiso.
Refugiado arranca con la imagen de un pequeño a quien nadie va a recoger tras una celebración de cumpleaños: la mujer que debía ir a buscarle está malherida, tirada en el suelo, golpeada brutalmente por el padre del niño. Acude a un centro de acogida pero no todo es tan sencillo. Y decide escapar. Imagínense, a partir de tan escalofriante escena, cómo prosigue la película que a partir de hoy se estrena en medio mundo. Véanla con ojos críticos, con una mirada rapaz, capaz de distinguir, desde las alturas, a su presa: la figura del maltratador.
La película conmovió al patio de butacas, en su mayoría poblado por mujeres. No faltaron la cita Marije Etxaniz, Nerea Montalvo, Utzune Urrizalki, Eneko Palacio, Nuria Agirre, Joserra Taranco o Isidro Elezgarai, en nombre de la propia Caja Laboral; las concejalas Ohiane Agirregoitia y Jone Unzeta; Isabel de la Torre, emisaria de Cáritas, acompañada por las jóvenes Judith Paunero, Nati Jiménez e Irantzu Calle, María Jesús Díez, el cinéfilo empedernido, Félix Linares, una de las grandes voces de Onda Vasca, Begoña Beristain, Montse Pérez y todo un auditorio pegado al cuero de las butacas.
El trepidante film quitaba el aliento. Dan fe de lo que les cuento Mari Carmen Martínez, Jon Maza, Miren de Miguel, Gerardo Maza, Toñi García, santo y seña del legendario restaurante italiano en Bilbao, Pasarella, Begoña Murgialdai, Esmeralda Herlo, Cristina Bellido, Aintzane Agirregomerkorta, Izaskun Odriozola, Nekane Ortega, María Jesús Astigarraga y una legión de invitados que se sumaron a la conmemoración de la efeméride de una manera singular: siguiendo de cerca una historia dura de base real. No por nada, el propio realizador argentino recuerda que una mujer tiroteada junto a su estudio le conmocionó y le provocó para rodar lo que define como una road movie doméstica pero también una fuga y una búsqueda.