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El Carnaval suena a tradición en Gordexola

Alumnos del colegio entonan una canción popular por el municipio vestidos con trajes medievales El Museo de las Encartaciones contribuyó a rescatar las carnestolendas del olvido en el año 2007

El Carnaval suena a tradición en Gordexola

Gordexola- “Ya han venido las carnestolendas, señoras, mujeres, que es lo que se estila, que los niños que van a la escuela recojan forrajes para sus comidas (...)”. Así empieza la canción más escuchada en Gordexola en Carnaval. Por ella no pasan los años ni las modas, porque representa una tradición: vestidos con disfraces de reminiscencias medievales, los alumnos de quinto y sexto de Primaria del colegio público Eduardo Eskartzaga recorren el centro entonando este tema A cambio, esperan recibir comida por parte de los vecinos a quienes se dirige la serenata. Todo un antecedente del truco o trato de Halloween...

“Después, con lo que nos dan organizamos una merendola”, cuentan Garazi, Ane, Isasi, María, Xabi y Miguel, expectantes por empezar el recorrido en la céntrica plaza Molinar, desde donde se encaminan al Ayuntamiento. Los escolares, en su mayoría naturales de Gordexola, han oído hablar en su casa a padres y abuelos de las carnestolendas -expresión que, según la RAE, equivale a Carnaval- y la curiosa letra que han ensayado en clase antes de interpretarla en directo. “Habla de un gallo, pinto rojo y muy galán, con la cresta rota porque se la cortamos para regalársela a la gente del pueblo que nos quiera escuchar”, recitan los chavales, que dominan ya texto y melodía. Por supuesto, el gallo no quiere perderse las actuaciones en las que de alguna manera es protagonista. “Lo traemos, aunque no uno de verdad, lo hemos dibujado en papel y cartulina con el defecto del que habla la canción y lo llevamos con nosotros en una cesta”, describen los estudiantes, que le reservan un lugar preferente en la foto de familia.

Antaño, los jóvenes que salían a cantar las carnestolendas en Gordexola se atrevían a transportar con ellos un animal de carne y hueso que aguantaba dentro de la cesta todo el paseo por el municipio. Lo recuerda perfectamente José Ramón Terreros, un vecino que aún no ha olvidado los versos del relato musical que cantaba en sus años mozos. “En efecto, salíamos con un gallo de verdad, era muy diferente a lo que se hace ahora”, explica con cierta nostalgia.

José Ramón Terreros se cataloga a si mismo como “un romántico de Gordexola y Enkarterri” que ha indagado sobre las costumbres de la comarca. Por eso, se alegró cuando en 2007 el Museo de las Encartaciones colaboró con el colegio Eduardo Eskartzaga y el Ayuntamiento de Gordexola en la recuperación de las carnestolendas que habían dejado de celebrarse. “Por lo que tengo entendido, no solo se salía a cantar aquí, sino también en otros pueblos de los alrededores. Sin embargo, por la razón que sea, el cántico ha arraigado más en Gordexola”, indica.

Su tesis coincide con las pruebas que el museo y el centro escolar encontraron en su inmersión en la cultura popular del municipio. “Escogimos la versión recogida por Xavier Dueñas, pero hay otra de Juantxu Larrinaga de Santa Coloma Gallarreta, que a principios de siglo cantaban los jóvenes en comparsa por Goikuria -Güeñes-”, detallan desde el colegio.

También lo atestigua Juanita Valle, de 88 años. Nacida en territorio alavés, pero residente en Gordexola “Hubo un tiempo en que dejó de hacerse. Hasta que, hace ocho años siendo yo presidenta del club de jubilados, nos convocaron a una reunión para rescatar la costumbre”, rememora. Desde entonces, ha vuelto a abrir la puerta de su casa para aplaudir a los risueños chavales que hablan con música del dinero que les robaron cien ladrones en su ruta a Francia y Toledo y “con lo poco que nos dejaron, compramos un gallo negro (...)”.