Han pasado 50 años desde que las compañías mineras derribaron el pueblo viejo de Gallarta, sus casas y sus edificios más representativos como la iglesia, el frontón o el Ayuntamiento para posibilitar la extracción del mineral de hierro que se localizaba en su subsuelo. Una explotación minera que daría lugar a la Corta de la mina Bodovalle y sus posteriores galerías subterráneas que alimentarían durante años la siderurgia vizcaina. Coincidiendo con este aniversario, el Centro Trueba Zentrua ha sacado a la luz el libro Aquel viejo Gallarta en el que, a lo largo de más de 300 páginas, se describe los orígenes del pueblo y su evolución. “El proyecto editorial relata, sobre todo, el modo de vida de los gallartinos en la etapa previa a la demolición, esto es, en pleno franquismo, a través de testimonios orales, documentos y fotografías inéditas”, reseña el director de Trueba Zentrua, Ricardo Santamaría. Este experto destaca que el libro “rescata la historia local que quedó sepultada por la expansión de la mina en las décadas de los años 60 y 70. Esa misma mina que en su momento le ayudó a nacer, a crecer, y que lo identificó como pueblo, finalmente también lo hizo desaparecer anteponiendo los intereses económicos a los derechos individuales”.
Sacrificio Para Santamaría, esta demoledora decisión significó progreso para unos pocos a cambio de destrucción de hogares, tierras y formas de vida de otros. “No cabe duda de que la historia de Gallarta está ligada al trabajo, al sacrificio y al desarrollo industrial de este país”, sostiene Santamaría que resalta que Aquel viejo Gallarta, evoca la vida de aquel viejo pueblo. “Se percibe la música de su magnífica banda municipal y el bullicio de los partidos celebrados en el frontón; permite pasear por las empinadas calles y recordar sus edificios. En definitiva, ayuda a grabar en la retina las imágenes que el imparable desarrollo industrial hizo desaparecer, pero que no consiguió que se olvidaran”, detalla.
Esta investigación también saca a la luz la injusticia cometida con los aproximadamente 5.000 gallartinos que por entonces habitaban el pueblo y que fueron desalojados de sus hogares. A partir de ahí, la pervivencia de Gallarta, o mejor dicho, su reconstrucción, “fue una labor lenta y espontánea que dependió más del empeño de los gallartinos que del compromiso institucional”, rememora Santamaría. Actualmente de aquel pueblo tan solo quedan algunos testimonios gráficos, los recuerdos de sus moradores y el nombre propio de Gallarta, recuperado para rehacer la comunidad unos cientos de metros más abajo.
La obra, en la que también han colaborado la periodista Marta Zaldibar y José Mª García Lucio será presentada en el salón de actos de la kultur a partir de las 19.00 horas en un acto que contará con la presencia de Periko Solabarria, antiguo cura de Triano, y de Alberto Ezkurdia, párroco del viejo Gallarta e impulsor de proyectos socioculturales.