El Hotel Carlton acoge la presentación de la última novela de Carmen Torres Ripa, ‘La dama del cisne’
HE ahí un prodigio: ver cómo una historia fantástica se abre paso en las calles de la realidad histórica. En esa pretensión se ha afanado Carmen Torres Ripa, entregándose en una aventura en que lo mismo aparecen personajes reales como Leonardo Da Vinco o el maldito monje Savonarola o escenarios tan reconocibles como museos de la talla de El Louvre, El Prado, la National Gallery y la Galería Uffizi de Florencia como un ficticio coleccionista de arte como Maurice Rémy, un periodista llamado Bernard Mistral, un cuadro que ha de recomponerse y un manuscrito del diablo que mantienen la tensión en la novela como si estuviese sujeta por cuerdas de guitarra. Carmen ha echado al vuelo su imaginación sobre los cielos de la Historia y con ese liberación ha logrado escribir una novela cautivadora que atrapa al paso a quienes se sumergen en su dédalo de calles.
Ayer la presentó en el Hotel Carlton, donde Miguel Atutxa y Yolanda del Hoyo ejercieron de anfitriones. Puso voz a la novela Asier Muniategi y la presentó en sociedad el director del Museo Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, mientras personajes de carne y hueso se acercaron a descubrir ese nuevo mundo. Entre ellos se encontraban el alcalde de Bilbao, Ibon Areso; Joseba Uriarte, Verónica Portell y el hijo de ambos, Aitor Uriarte; Javier Barroeta, Abraham Amezaga, ciudadano de París; Kepa Torrealdai, Magdalena Múgica, Pedro Schmitt, los libreros Fernando Fernández y Bernar Zarraga, José Julián Lertxundi, Ana Ortuzar, Iñaki Iriarte, Mercedes Sancet, la novelista Inma Roiz, Javier Portell, Matxalen Bolívar, Elena Sangróniz, Izaskun Urrutia, Ramiro Cardona, Fiti Calabozo, Eduardo Otalora, Javier de Juana, Txuskan Coterón y Arturo Trueba, recién llegados de la presentación del último libro de Eduardo Rodrigálvarez, conquistador de las tierras del Athletic; Juan Moreno Lombardero, Zulema Ferraz, María y Pablo Asín, José María y Virginia Portell, Kike Santarén en nombre de DEIA, José Antonio Pastor y un buen número de amigos de la escritora y eruditos de la escritura que, en muchos casos, venían a ser lo mismo. l