Bilbao - La iglesia del Sagrado Corazón, popularmente conocida en Bilbao como la iglesia de la residencia de los Jesuitas, está preparada para su renacimiento. El templo, ubicado en el número 7 de la calle Alameda de Urquijo, se apresta a sufrir una rehabilitación integral de todo el conjunto, tanto de sus fachadas exteriores como del interior de la iglesia donde se ofrecen los servicios religiosos.
La pasada semana se empezaron a colocar los andamios que literalmente forrarán por fuera el edificio religioso para así poder acometer una restauración que se necesitaba desde hace años. El deterioro que venía sufriendo el edificio, perceptible incluso a ras de suelo, es consecuencia del paso de los años y de una piedra caliza de color blanco que no ha dado el resultado esperado cuando se trajo de las canteras galas de Crazannes el siglo pasado.
Los tabiques exteriores de ladrillo caravista, que conforman la estructura principal del edificio, tampoco están en muy buen estado aunque han aguantado mejor el paso de los años. La restauración exterior de los elementos decorativos van a requerir la habilidad de especialistas en trabajar, por ejemplo, la piedra blanca que conforma parte de este templo consagrado en 1890 y diseñado por el arquitecto bilbaino José María Basterra en un estilo neogótico. También habrá que recuperar la pieza de madera pintada que conforma el tímpano que preside la entrada principal y que representa el Sagrado Corazón flanqueado por dos ángeles custodios.
Interior oscuro y frío En su interior las cosas no están mejor. La colorista decoración de estilo bizantino que adorna su nave principal y las dos laterales apenas se ven por la oscuridad presente, sin iluminación artificial. Los feligreses también se han quejado históricamente del frío que se padece en el interior. El actual sistema de calefacción, ubicado en las zonas bajas, no es suficiente, ya que el calor se pierde hacia la parte alta del templo y no sirve para los fieles. Lo que sí ha provocado ese calor durante años es el deterioro de las hermosas vidrieras de origen alemán que adornan todo el perímetro de las naves a dos niveles de altura. En total son siete paneles góticos de colores por encima del altar, doce en lo más alto de cada lado de las naves laterales, cuatro en el nivel inferior, y el gran rosetón que preside la entrada principal por encima del órgano.
De hecho, algunas de estas vidrieras están en un estado delicado ya que el plomo que las une se ha ido fundiendo en ciertas zonas y no engarza bien las piezas de vidrio, según comentó a este periódico uno de los sacerdotes que atienden el culto. La Compañía de Jesús ha decidido iniciar la restauración del bloque de forma que, para cuando se concluya a primeros del año próximo, el templo pueda celebrar el 8 de noviembre su 125 aniversario de servicio a los bilbainos.
Licencia para ocho meses
Fuentes del Ayuntamiento de Bilbao han indicado que la licencia de obra otorgada concreta un plazo de ocho meses para acometer los trabajos. Un tiempo al que hay que sumar el mes que se va a tardar en instalar el complejo entramado de andamios y pasarelas necesarios para adecentar las fachadas exteriores y que dio comienzo la pasada semana. "Va a ser complicada la colocación ya que es un edificio con muchos recovecos", afirmaba el miércoles uno de los operarios que levantaba la estructura metálica. Con estos plazos, la finalización de la rehabilitación se presume que estará lista para primeros del año próximo.
Según fuentes municipales, en la licencia de obra otorgada también se contempla la creación de una nueva salida para facilitar la evacuación del recinto en caso de una emergencia.
En cuanto a la financiación de los trabajos, la Compañía de Jesús será la que la asuma en su integridad al ser propietaria del edificio. Según indicó uno de los párrocos, una parte del coste de la obra será sufragado por una cuantiosa donación de una feligresa que dejó a su muerte el dinero a la parroquia. Otra cantidad vendrá de los recursos que los Jesuitas van a obtener con la recalificación del terreno donde se levanta la colindante residencia de la orden religiosa. El Ayuntamiento ya ha aprobado este cambio, de forma que pasará de equipamental no lucrativo a edificio de uso terciario, con el fin de favorecer que los propietarios puedan obtener recursos para afrontar la inversión que va a suponer tanto la rehabilitación del templo como de la propia residencia que se acometerá a posteriori.