Berango, huérfano por cuarto año de su representación de la Pasión Viviente
El director de la obra y un actor recuerdan con DEIA el espíritu de este clásico de la localidad
Berango - Durante tres décadas, las noches de Viernes Santo rebosaban magia, luz y sentimiento en Berango gracias a la representación de la Pasión Viviente. Esta escenificación se convirtió en uno de los clásicos de la Semana Santa vizcaina hasta que, en 2010, bajó el telón, en principio, por falta de relevo generacional.
Estos días son muy especiales para Fernando Ansoleaga, director de aquella Pasión, y Luisma Pamparacuatro, actor que hizo de Jesús en 2004 y 2005, quienes recuerdan con nostalgia aquellos días tan intensos.
"Echo mucho de menos la Pasión porque he estado media vida detrás de todo esto", explica Ansoleaga, quien sigue trabajando por el teatro berangotarra. La misma "morriña" siente Luisma Pamparacuatro cuando llega Semana Santa. "Claro que lo echas de menos y cuando se decidió no seguir, nos dio mucha pena. De hecho, cuatro o cinco personas pensamos en continuar, pero era muy difícil", resume este sopelarra que fue Jesucristo durante dos años.
Y es que ese elenco, que llegó a ser de alrededor de 250 personas, trabajaba desde septiembre para crear este espectáculo ante el que el público respondía, pero que no tuvo relevo generacional. "Los tiempos han cambiado y ahora la gente joven no quiere responsabilidades", resume Ansoleaga. Por otra parte, Pamparacuatro muestra un tono autocrítico al asegurar que "nos faltó enganchar a los jóvenes, quizá no cultivamos lo suficiente el relevo generacional".
que resurja la chispa Ambos ven "difícil" que se pueda recuperar este espectáculo, pero están "dispuestos" a que así sea. "Tendría que haber un giro muy grande en la mentalidad de la gente para recuperar esta representación, pero yo estaría dispuesto a volver a dirigirla", asegura Ansoleaga. Por su parte, Pamparacuatro, aun siendo consciente de la dificultad, desea "que se encienda la chispa" y Berango recupere este clásico de Viernes Santo del que lleva huérfano los últimos cuatro años.