Bilbao - La discapacidad intelectual no impide que Ana María Benito y Miren Urresti realicen al detalle el trabajo de limpieza de la residencia Vitalitas situada en Sarriko. Las dos coincidieron en un taller de Santutxu hace 12 años. Sus caminos se han vuelto a cruzar y ya acumulan experiencia en un puesto de trabajo que les permite crear vínculos especiales con otras personas. Están en primera línea, valen para ello y no se esconden.

Durante el año 2013, Lantegi Batuak incorporó a su cartera 50 nuevos puestos de trabajo en el sector servicios. Ello supuso un cambio radical en el abanico de empresas y clientes con los que contaba: en el pasado, la totalidad de los puestos pertenecía al sector industrial; en la actualidad, en cambio, han conseguido el equilibrio entre los trabajos de los sectores secundario y terciario.

Lantegi Batuak se ha adaptado a las necesidades del mercado. La organización no lucrativa, que trabaja desde 1983 en la inserción laboral y social, vive un proceso de diversificación que también afecta a sus trabajadores. Y es que, ahora, las 400 personas con discapacidad que integran los servicios de limpieza y jardinería de Lantegi Batuak en Bizkaia tienen ante sí el reto de ocupar empleos de mayor relevancia y calado social. Eso reconforta tanto a la dirección de la organización como a los propios trabajadores. "Aporta una alta visibilidad a las personas con discapacidad. Trabajan de cara al público, están en relación continua e interacción con los usuarios, creando vínculos especiales con ellos", destaca Txema Franco, director de Lantegi Batuak. Mientras tanto, Ana María y Miren empujan el carro de la limpieza para salir del ascensor y se dirigen a hacer la cama de Rita. Por los pasillos, las personas mayores que viven en la residencia les saludan con cariño. Se percibe el afecto y la unión surgida entre los 24 trabajadores que Lantegi Batuak aporta al Centro BBK Sarriko y los usuarios de la residencia. "Esta semana me toca hacer las camas. Nos repartimos el trabajo entre todos y estoy muy contenta en esta residencia, no lo cambiaría por nada del mundo", cuenta Miren. Ana María, que lleva trece años viviendo en un piso de Gorabide con un programa de vida semiindependiente, valora los dos tipos de trabajo que ha tenido hasta el momento con Lantegi Batuak, pero confiesa que "en los talleres realizábamos menos labores y aquí las personas mayores nos dan besos y abrazos, y eso hace que me guste más lo que hacemos aquí".

Además de las expectativas que les crea a las personas con discapacidad trabajar en primera línea, Txema Franco también apunta a otro factor clave: "Trabajar en la residencia Vitalitas supone trabajar en un edificio emblemático, una importante infraestructura situada en un lugar muy accesible cerca del centro de Bilbao. Vitalitas se caracteriza por aportar un plus, por lo que los exigentes parámetros impuestos por ellos se convierten en todo un reto para nosotros", puntualiza.

Ayuntamientos e instituciones, además de clientes privados y públicos, forman parte de la labor que realiza Lantegi Batuak, cuyo desafío es doble: buscar empleo a más de 2.500 personas en Bizkaia y conseguir oportunidades de empleo fuera -en 2013, diecinueve personas con discapacidad dejaron de trabajar en Lantegi Batuak y salieron a trabajar a empresas ordinarias-.

Implicación total La encargada de Lantegi Batuak que se ocupa del complejo de Sarriko, Eva Derecho, organiza las tareas semanales a 24 personas entre las que se encuentran Ana María y Miren, que trabajan en horario de 08.15 a 15.00 horas. "Siempre llegan antes de la hora para prepararlo todo y a las doce desayunamos todos juntos". El lugar de trabajo lo conforman 13.000 metros cuadrados de superficie divididos en 7 plantas: hacer camas, limpiar baños, quitar el polvo, pasar la mopa, fregar suelos, vaciar papeleras... "Nos gusta hacer de todo", coinciden las dos trabajadoras. Ana María y Miren apuestan por la seriedad y la concentración en el trabajo: "Nos llevamos muy bien, pero estamos trabajando y vamos a lo nuestro". Adoran a la encargada, Eva, que no conocía el mundo de la discapacidad hasta que en enero del año pasado entró a formar parte de la plantilla de Lantegi Batuak: "Ha sido todo un descubrimiento. Te lo dan todo de corazón y no tienen rencor, arreglan sus problemas con un abrazo", cuenta Eva Derecho: "Es muy gratificante para las personas mayores, porque comparten muchas muestras de cariño". De este modo, se genera una simbiosis perfecta entre los trabajadores que se dedican a la limpieza o jardinería y los usuarios de la residencia.

MIRANDO AL FUTURO Doce años, el tiempo que ha pasado desde que ingresaron en el grupo de Lantegi Batuak, avalan a Miren y Ana María, que forman parte del 70% de casos con discapacidad intelectual que recoge la organización. El 25% lo conforman las personas con discapacidad física y el restante 5% son personas con enfermedades mentales. A pesar de que en ocasiones toca adecuar los perfiles a los puestos de trabajo, Ana María Benito y Miren Urresti no han tenido problemas en incorporarse a la dinámica de trabajo de la residencia. Existe, además, el proyecto que estará en marcha en su totalidad a finales de marzo: el BBK Talent Place, que cuenta con 32 apartamentos donde se alojan jóvenes investigadores o becarios. Se trata de un nuevo espacio recientemente incorporado al edificio, donde las personas se alojan por un tiempo limitado en apartamentos de rotación. Lantegi Batuak también ha conseguido destinar un grupo de trabajadores a hacer las labores de limpieza de este nuevo e innovador ala del edificio.

Lantegi Batuak crece. Y con ello lo hacen sus trabajadores. Esas personas cuya felicidad en el puesto de trabajo es indescriptible. Esas tareas que constituyen el eje central de sus vidas: su pasión es trabajar.