Bilbao. Celebrar la llegada del nuevo año fuera de casa es una opción cada vez más extendida entre los vizcainos. Los hosteleros lo saben y por ello, cada invierno tratan de superarse para ofrecer al público un valor añadido que les convierta en la opción más elegida por los clientes.
A lograr este objetivo ayudan la imaginación, la innovación y el precio, por aquello de la crisis. En este afán, cada local cree tener ya todo preparado para poder ofrecer a los presentes un coctel de alegría, música y gastronomía adaptada a la edad del consumidor y al tamaño de su bolsillo. Los cotillones de Nochevieja cada vez están más moldeados a los gustos particulares de quien acude a ellos. Los hay que buscan montar una fiesta loca que acabe cuando el cuerpo no pueda más. Pero también se ofertan pequeños lujos para el paladar acompañados de elegancia y habitación en algún hotelazo con vistas.
Quien opte por la primera alternativa tiene una cita en salas como Fever, en Bolueta, que promete una velada de música variada con tres cabinas diferenciadas para elegir entre temas actuales, rollo indie o pop-rock. Su oferta ha gustado tanto a la juventud que ya solo quedan entradas vip a 75 euros. Estos pases permiten tomarse cuatro copas y cava en espacios reservados junto a las cabinas de los DJs. Zonas privadas para alquilar también ofrece el Loft de Alameda Urquijo. Para dar más opciones, los responsables del local han puesto a la venta diferentes entradas con derecho a una, dos y hasta tres copas que, además incluyen bolsa de cotillón y desayuno como broche final.
Siguiendo en la línea más desenfadada, aparece la oferta del Flash, otro de los locales de moda de Bilbao. Aunque aún quedan entradas, los tiques también vuelan por la bajada de precios que sus gerentes aseguran haber realizado para llenar la sala a pesar de la situación económica. "Ofrecemos más por menos", señala Alex, el encargado del local. Además de música y baile, la discoteca tiene preparados canapés para que, al amanecer, las 216 personas que caben repongan las energías perdidas.
A la una de la mañana abrirá sus puertas otra opción para juerguistas, aunque quizá, con algún año más. Se trata de la sala Rockstar de Gran Vía. Por 40 euros, los asistentes tendrán dos consumiciones más la de bienvenida, guardarropa y la consabida bolsa de cotillón. Los interesados deberán intentar adquirir las entradas por anticipado ya que de las 500 a la venta, el local ya ha dado salida a 400 y está reservando las restantes.
Para un público moderno pero sibarita se abre una ventana al mar en Sopelana: el cotillón organizado por El Peñón. A cambio de 45 euros, los asistentes tendrán barra libre, desayuno "a base de bizcochitos con chocolate caliente", picoteo durante la velada y tres ambientes diferentes frente a los encantos de la playa de Atxabiribil.
Despedir el año frente a uno de los monumentos más emblemáticos de Bizkaia se antoja factible este año para quien haya ahorrado algo más de dinero. El Gran hotel Puente Colgante de Portugalete abre sus puertas con tres alternativas para la noche más larga. La primera se basa en cena especial, barra libre, pack de cotillón, uvas, sorteos, habitación para pasar la noche y desayuno buffet por 190 euros. No dormir en el hotel supondrá un descuento de 30 euros e incluirá chocolate con churros. Los más de última hora, podrán apuntarse a la fiesta poscena pagando 60 euros.
La noche ideal para el personal más tranquilo puede estar en Larruzz Bilbao. Este restaurante junto a otra de las joyas del territorio, el Guggenheim, invita a apuntarse a una cena de Nochevieja que empezará a las 21.00 horas. Pondrán el toque diferente a la velada los animadores Jon Fano y Jabier Calle, micrófono en mano. El festín, que incluye platos como el mojete de bacalao a la antigua con bonito y tostas, cuesta 95 euros. Tras las campanadas y un brindis, darán por cerrado el año. El comedor, con sitio para 80 personas, está prácticamente lleno.
Los gourmet que no tengan sitio en el Larruzz seguro que no hacen un feo al Hotel Barceló Nervión. Serán las primeras fiestas que celebren tras su reforma por lo que prometen echar el resto y agasajar a sus clientes con su propuesta a base de baile con música en directo, barra libre, DJ y cena con propuestas tan sugerentes como la ensalada de bogavante con mouselina de tomate y hojas tiernas. El hotel preparará menús infantiles, chocolate con donuts y sopa de ajo a modo de recena. Se podrá alargar la celebración en habitación doble.