Territorio verde
BEC descubre hasta mañana el mundo y la filosofía ecológica en las ferias BioCultura y Algusto
Barakaldo
ES más que una manera de producir. Mucho más. La cultura bio es una forma de vida; una manera de entender la sociedad desde un plasma sostenible, seguro, sano y solidario que se está dando a conocer estos días en Bilbao Exhibition Centre (BEC). Y es que la producción no para de crecer, pero el consumo no lo hace tanto. Quesos cultivados de manera natural. Ropa elaborada con algodón orgánico. Vinos con sabores cítricos. Huertas en los balcones. Leche de yegua. Verduras y frutas ecológicas. Y hasta el jamón más caro del mundo. La primera edición de BioCultura Bilbao, que se celebra hasta mañana junto a la ya tradicional feria Algusto, pone en valor el trabajo de agricultores, ganaderos y empresarios " que trabajan todos los días y son custodios de un territorio, de una cultura y producen productos de calidad que mantienen las tradiciones", según explicó ayer Bittor Oroz, viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria del Gobierno vasco.
La inauguración de esta cita, ya consolidada en ciudades como Barcelona o Madrid, reunió ayer a caras conocidas del mundo de la restauración, la hostelería, la cocina, la agricultura... "Este tipo de ferias son importantes por la posibilidad de acercar los productos artesanales, de temporada y biológicos al público", resaltó el viceconsejero. Precisamente eso, dar a conocer las bondades de este tipo de producción es el objetivo prioritario de Biocultura.
Gonzalo Antelo es uno de estos productores verdes. Ecológico y también emprendedor porque ha creado un vino a base de naranja. El precio, 8 euros en la feria; 9,50 euros en la tienda. La sustitución de la uva por las naranjas ecológicas de Valencia encarece el proceso de fabricación pero ofrece como resultado un vino "con muchas capacidades" tanto para acompañar a las comidas como para cocinarlas. ¿El sabor? Sorprende con un parecido a otro producto muy vasco, pero la que escribe no desvelará más detalles. Mejor probarlo en la feria.
Difícil de describir -pero no imposible- es también el sabor del jamón más caro del mundo, que además también es ecológico. Por una ración se deben desembolsar 120 euros; 4.100 euros si se quiere la pieza entera. El responsable de esta delicia, que se deshace en la boca y sabe "primero a almendra verde, luego a almendra más madura y posteriormente a nuez", es Eduardo Donato, que recuperó una especie de cerdo ibérico en extinción "con una maduración más tardía". Exquisito. Lanzarse a la producción ecológica es más sencillo de lo que parece. La empresa Naturkai de Gasteiz ayuda a crear huertas en las terrazas y balcones. Lo más demandado, "lechugas, berzas, cebollas, puerros, tomates y pimientos. Se puede poner de todo".
Cosmética y mucho más Pero no todo en el mundo de la ecología es comestible. Cosméticos, como los artesanales que vende Alejandro Martín bajo la marca Cositas Buenas, compiten con las altas firmas a precios "muy competitivos y con muchísimos más beneficios para la piel ya que son naturales". Su empresa es la única del Estado perteneciente a la Red de Economía Alternativa Solidaria (REAS), en cuyo proceso de elaboración se tiene muy en cuenta el comercio justo y a las pequeñas cooperativas.
La ropa de algodón orgánico, como la que ofrece Mónica Pobes en KoolBee, es "mucho más suave" que la que no recibe un tratamiento natural. "¿Más caro?, puede que sí. Depende. Pero dura mucho más". Con la cultura bio se está volviendo a los procesos artesanales y viejas costumbres. Una de ellas es la propuesta de Sonia Lutxena, que ofrece protección íntima lavable "que duran hasta cinco años" bajo la firma Plim. Alimentos autóctonos, frescos, ecológicos... BEC es hasta el domingo territorio verde.