Rock, TNT y la cerveza más vieja del mundo
El rock, por encima de todas las cosas, salvó una tarde donde el cine se estrelló contra las escolleras. La historia se explica rápido. En la Fnac estaba anunciada la proyección de la película Volver de Pedro Almodóvar dentro del Ciclo Internacional de Cine de Donostia. No acudió un alma a verla, hasta el punto de que no hubo proyección pese a que ese templo del ocio estaba rebosante de visitantes, desde el escritor Javier Maura hasta Nicolás Arteaga, un viejo fantasma que me persigue desde hace más de una década con una novela a cuestas como una de esas bolas de hierro que arrastran las almas penitentes. La terminará un año de estos y no sé de qué hablará Nicolás conmigo entonces. Una hora después, el Hotel Barceló Nervión anunciaba una nueva proyección en la sesión de cortometrajes de cineastas vascos programada en la sala Digitalniabox. Pese a que estaban programados cineastas de la talla de Nacho Vigalondo, Luis Berdejo, José María Goenaga, Borja Cobeaga y Koldo Serra, el resultado fue igual de descorazonador: cero patatero. Hubo, eso sí, la ocasión de ver cómo Ángel Acebes, quien fuera ministro en el Gobierno de José María Aznar, paseaba por los salones, vaya usted a saber con qué propósitos. La tarde entraba en reserva, en números rojos...
Y de repente apareció el rock. El viejo rock que mana de la canción de Elvis PresleyThat's all right Mama, la cual, según la revista Rolling Stone, es la primera canción de rock and roll de la historia, aunque algunos investigadores del tema aseguran que, en realidad, la primera canción fue Fat man de Fats Domino. ¡Qué más da de dónde viniese si llegó en auxilio de esta página de encuentros que lloraba vacía!
Les cuento. Desde la tienda de Algorta Prost, Herederos de La Moderna, llegó la llamada auxiliadora de Naiara Álvarez con una propuesta que no se podía rechazar, dicho sea al estilo de Vito Corleone para que quede constancia de que no guardo rencor alguno al cine. "¿Quiere que hagamos una cata de cerveza vinculada al rock...?", preguntó. Y de repente aparecieron sobre el escenario dos grupos legendarios que adoran a su propia diosa nibelunga: AC/DC y Iron Maiden. De la primera cerveza los hermanos escoceses Malcolm y Angus Young cuentan que "se enciende en la lengua como una tonelada de TNT" y que "se ha elaborado de acuerdo al manifiesto del Rock and Roll de 1973 (año en que se fundó el grupo) y a las leyes de pureza alemanas establecidas en 1516". Sobre la segunda cerveza, cabe señalar que la Trooper, nacida en el corazón de la británica banda de heavy-metal, Iron Maiden, llega de la mano de la tradicional cervecera inglesa Robinson's. Esta real ale cuyo gran promotor es Bruce Dickinson, el cantante del grupo, está inspirada en la canción de la banda que recrea la batalla de Balaclava, una de las más conocidas de la guerra de Crimea por inspirar la famosa obra La Carga de la Caballería Ligera escrita por Lord Alfred Tennyson, en la cual se basa la canción. Para redondear una cata cargada de decibelios, en la tienda de Algortako Etorbidea se sirvió la tremebunda Weihenstephaner, hoy en día la más antigua conocida en el mundo. No en vano, en 1040 el Abad Arnold obtuvo de la ciudad Freising el fuero para elaborar y servir cerveza, algo que hacen desde esa fecha.
De todas estas historias disfrutaron, en la improvisada cata, los invitados cazados a lazo. La llamada resultó irresistible para gente como Ricardo Martínez y Beni Bernal, los pequeños Oier e Iraia Martínez y Ekaitz Ellacuria; Beatriz Martínez, enfrascada en una nueva aventura empresarial: el interiorismo; Esther Otero, Amaia Ajo, junto a su perro de aguas, Teo; el cantante de calle Pascual Molongua, en su nuevo papel de empresario; Eneko Tena, amo y señor del legendario Aita Mari de Algorta; Enrique Thate, Arantza Ruiz, Álvaro Ruiz, Marta Machín, Vicky Ausín, Ibon Sesma, Thibault Paoulou, Ana Roquero, cuyo apellido marcaba el ritmo 4/4 clásico del rock, o la familia compuesta por Santiago Revuelta, Amaia Aretxabala y los hermanos Iñaki y Asier Revuelta; Iñaki Etxebarria,Juankar Beltrán, que se sumó al improvisado encuentro de refilón; Jon Madariaga, Anton Isasi y un buen puñado de amigos, vecinos y gente de la casa que acabaron gritando (por los adentros por aquello de las horas...) el legendario eslogan del Larga vida al rock.
Para darle sustancia a tanta liquidez, Naiara, en comandita con Oskar Martínez, sirvieron entre los presentes un surtido de charcutería alemana en un ejercicio sublime de maridaje, hasta que la tarde fue echándose en brazos de la noche y la persiana del Prost cerró sus ojos de metal. Tras ellos duermen las cervezas metallicas. Despiértenlas y disfruten con ellas.