Un gitano con rostro de tuareg parece mirarle a uno desde las paredes del hotel Ercilla. Sus ojos estremecen. Están cargados de tristeza y miedo. El cuadro es codiciado por un anónimo kuwaití, pero Rubén Belloso, su autor, no vende. Prefiere no desprenderse de sus criaturas durante un tiempo: "Mejor que lo vean muchos a uno solo en el salón de su casa". No lo necesita para comer. No en vano, el joven pintor hiperrealista sevillano subsiste merced a sus cursos de pintura al pastel. Estos días, camino de Burdeos y procedente de Sevilla, los imparte en Bilbao. Cuenta que el gitano fue su primer cuadro con tanta pasión que cualquiera diría que fue su primer hijo. O quizás así lo ve él.

Es joven, 27 años, pero no un cualquiera. No por nada, este joven sevillí es licenciado en Bellas Artes por la universidad de Sevilla, ha sido galardonado con diversos reconocimientos universitarios y ha expuesto en salas de España, Italia y Portugal. Posee ya numerosos premios entre los que destaca el Premio Girault de la Bienal Internacional de Pintura al Pastel en España, 2011. Haciéndose nombre llegó a Roma, donde durante seis meses ha expuesto con asiduidad, impartiendo, además, cursos de pastel en su estudio. En Roma, ha tenido la oportunidad de exponer su obra junto a grandes maestros de la historia del arte como Ernst Ludwig Kirchner o André Derain. No es extraño si se observa su trabajo, accesible desde ayer, en Bilbao.

Son, sobre todo, retratos de gente sin hogar, hechos al pastel. La técnica, por lo que cuentan las voces peritas, es soberbia. Y lo que narra con ella Rubén también lo es. Rostros de ancianos, de una mujer con el rimel corrido por las lágrimas, de miradas perdidas por los desmemoriados... Es una hermosa galería de los horrores, un pastel para los sin techo. Sin dulzura, eso sí.

A la cita con ese mundo de miradas que te clavan acudieron, entre otros, el pintor bermeano José Manuel Garay, Tambor; artífice de su aterrizaje en Bilbao; los padres del artista, Joaquín Belloso y Mari Carmen Adorna, y su abuela, afincada en Bilbao, Dolores Belloso; Maite Jara, Fernando Madariaga, Izaskun Olaizola, Cristina Martínez, José María Bañuelos, Antonio Hernández, José María Martínez, Elena Pastor, Mari Ángeles Ortega, Isabel Fuentes, María Jesús Etxebarria, Miguel Ángel Larrañaga; las tres amigas Dolores García, Inés Orue y María Luisa Uriarte, que se dieron de bruces con la muestra, y un buen número de asistentes que quedaron admirados con eso que los italianos llaman la veritá de la obra de Rubén. El joven, como los antiguos pintores de cámara, retrata por encargo para ganarse el pan. No es de ese trabajo de donde nace la obra ayer expuesta. Así habla de sus creaciones Rubén: "Sus historias son duras, pero sus ojos expresan, para mi entender, algo más profundo que cualquier otra cosa".

En el programa de mano de la exposición Arantxa, Txitxi ,habla excelencias de su trabajo. "Es un regalo par todos los pastelistas", dice. Y sólo tiene 27.