Portugalete
Es muy chiquitina, pero la talla de la Virgen de la Guía reúne a miles de personas cada 1 de julio en Portugalete. Ayer, la villa amaneció nublada y con menos gente de lo habitual. Era lunes y había que escaparse del trabajo un poquito antes para llegar, al menos, a los postres y poder disfrutar de más de 28 horas de fiesta. La santa lució más elegante que nunca, de blanco y sobre un alto nuevo, donado por dos portugalujos a los organizadores de la jornada, el grupo Berriztasuna. Así se dejó ver, mejor que nunca, descendiendo por El Ojillo y el casco viejo jarrillero mientras recibía las adoraciones de sus fieles. "¡Viva la Virgen de la Guía! ¡Viva que nos llena de alegría!".
El blanco y el azul fueron los colores de moda ayer en Portugalete; un look que se complementaba con el pañuelo de cuadros o los distribuidos por Berriztasuna con el nombre de la Virgen serigrafiado. A pocos minutos de las 9.00 horas, los populares Dominguines se concedían íntimos arrumacos tendidos en el suelo, a solas. Pocos minutos después, se separaban en lo alto de la calle Coscojales para ser testigos de cada una de las peculiaridades de la jornada. La peculiar pareja, Domingo él, Dominga ella, es popular en la villa por su pasada vida fiestera. Y es que en Portugalete se cuenta que al matrimonio, que según apuntan desde Berriztasuna debió existir en la vida real, le gustaba vestirse con sus mejores galas para salir de poteo por el casco viejo jarrillero. Todos los potes servidos y tomados ayer rindieron homenaje a la peculiar pareja.
La fiesta comenzó a celebrarse hace ya 41 años, siempre de la mano de Berriztasuna. En un principio los actos se centralizaban en la calle Coscojales, pero ayer ya fue más que latente que los festejos han ido ganando adeptos y el ambiente llega ya hasta la plaza de San Roque. "Cada día viene más gente", aseguraban ayer los participantes esperando a que las calles se llenasen como el pasado año. Pero claro, el 1 de julio de 2012 brillaba el sol -este año no- y además era domingo, lo que llenó las calles jarrilleras. La mañana de ayer fue algo más modesta y la tarde más participativa. Se esperaba a cerca de 40.000 personas en la cita, una cifra que sin duda benefició a los hosteleros y comerciantes de la villa durante la jornada. "No hay ningún portugalujo que hoy no vaya a pasar por la fiesta, a primera hora, a mediodía, por la tarde, de noche o bien de madrugada, depende si ha tenido que trabajar o no, pero siempre se encuentra un hueco", aseguraba uno de los vecinos.
El calendario ha jugado una mala pasada. "No hay nada peor que caiga en lunes porque tienes que ir a trabajar y además empiezas la semana con una envidia tremenda de no poder quedarte con los amigos a disfrutar", comentaba otra vecina mientras se despedía de la cuadrilla para cumplir con sus obligaciones laborales.
Procesión por las calles Pero también hay quienes han podido reservar unos días de vacaciones para disfrutar de La Guía. Así, pequeños, no tan pequeños y mayores se congregaron a mediodía a las puertas del convento Siervas de María, en El Ojillo. La celebración de la misa en honor a la Virgen fue seguida por multitud de vecinos, mientras muchos más esperaban con entusiasmo para poder ver a la Virgen de cerca. "Ya sale, ya sale", se escuchaba. "¡Qué pequeña es, pero qué bonita!", decían. Y así, sobre un alto completamente nuevo, estrenó recorrido por El Ojillo, Gregorio Uzquiano, Víctor Chávarri, Travesía Santa Clara, Coscojales y la plaza del Solar. "Pesa un poco más que el año pasado pero se lleva muy bien", decía Paco, uno de los cuatro porteadores encargados de trasladar la talla de la Virgen de la Guía. "Este es el primer año por este recorrido y la Virgen está muy elegante", matizaba.
El viaje en tierra firme concluía en el embarcadero, donde la Virgen se subió al barco Euskal Herria, junto a Mikel Torres, alcalde de la villa, la corporación municipal y los concejales de la oposición -entre otros tripulantes- para dar un paseo por la ría hasta El Abra. Después, sus fieles se rindieron ante ella cantando el himno festivo y abriendo paso a la parte más desenfrenada de la jornada.
Y lo del desenfreno no es solo una forma de hablar, la fiesta de la Virgen de la Guía se alarga durante más de 28 horas, por lo que muchos de los que ayer tomaron parte en la cita puede que lean estas líneas antes de acostarse. Para ellos: ¡egun on! y para la Virgen: hasta el próximo primero de julio.