Lemoa
Lemoa está decidida a recuperar su memoria. A lograr este deseo ayudarán cuarenta jóvenes de entre 18 y 26 años llegados de todos los rincones del mundo. Durante este verano, en grupos de veinte, los invitados a conocer las verdes laderas que esconde la localidad arratiarra, formarán parte de dos campos de trabajo financiados por el Gobierno vasco.
En la tarea, la juventud velará por rescatar de entre la maleza los restos de las trincheras que trataron de frenar las embestidas del frente fascista en la Guerra Civil. Y es que no hay que olvidar que las montañas de Lemoa forman parte de la historia más sangrienta del territorio histórico. En ellas, entre la hierba y los árboles, perdieron la vida en mayo de 1937 incontables combatientes, recuperando y perdiendo después bajo el fuego de aviones y morteros este punto estratégico, por ser la última defensa antes del Cinturón de Hierro.
Prueba de ello son los diferentes restos que estas laderas han mantenido intactos desde la contienda hasta la actualidad y que los diversos estudios que la sociedad Aranzadi desarrolla en la zona poco a poco los vuelve a hacer visibles. El último hallazgo, los huesos de un gudari fallecido en batalla.
Asimismo, durante su estancia en la localidad, rehabilitarán también la ermita de la colina de San Antolín -actualmente en "pésimas condiciones"- de cara a que en el futuro pueda servir como refugio para los montañeros que se acerquen. Para ello, el templo más elevado de la zona perderá su carácter religioso para acoger un futuro civil.
Este edificio fue mandado construir después del alzamiento militar de los franquistas por la duquesa del Infantado. Esta quería erigir un recuerdo en honor de su hijo, que según se cree, fue un alférez, sobrino y ahijado del general Mola y cuyo cadáver nunca apareció.
Motivación La idea de solicitar al Gobierno vasco la organización de los campos de trabajo en Lemoa surgió por tres motivos diferentes: la necesidad de rehabilitación de la zona, la importancia que tuvo el lugar durante la Guerra Civil y "la oportunidad que suponen para dar a conocer Lemoa y sus alrededores a los participantes", explica Mikel García, el técnico de Juventud local.
Estos campos de trabajo están auspiciados por el ejecutivo autónomo dentro del programa Auzolandegiak 2013. Esta iniciativa conseguirá este verano que la juventud vasca pueda colaborar en proyectos de regeneración y ayuda siempre con fines sociales. Además del de Lemoa, los vizcainos Lekeitio y Gernika recibirán la visita de los trabajadores. Los que acudan al primer municipio participarán en un proyecto de dinamización de niños y los que recalen en el segundo trabajarán con la tercera edad.
En Lemoa, los jóvenes se agruparán en dos turnos de veinte personas cada uno que trabajarán la segunda quincena de julio y la primera de agosto, respectivamente. Como los de la localidad arratiarra están considerados campos internacionales, podrán participar jóvenes de todos los rincones del globo y el idioma que hablarán será el inglés.
Más actividades En esta ilusión por rescatar la memoria histórica lemoarra y dársela a conocer a sus vecinos, un grupo de ciudadanos se reúne cada jueves para preparar la hoja de ruta a seguir con este objetivo.
Por el momento, ya han fijado dos actividades en el calendario. La primera, tendrá lugar el 16 de mayo dentro de la semana cultural del municipio. Ese día proyectarán un documental sobre la Guerra Civil del que resta elegir el título. La segunda será una charla con el escritor e historiador Iñaki Egaña, el 30 de mayo.