Bilbao. La Torre Iberdrola está de celebración. El mayor rascacielos de Euskadi ha cumplido un año de actividad desde que en septiembre de 2011 desembarcaran en las plantas superiores del monolito de cristal los propios socios del proyecto, la multinacional eléctrica vasca, y las empresas participadas por BBK, Biharko o Norbolsa, entre otras.
Desde entonces, cuando apenas unos 300 trabajadores accedían al hito arquitectónico, la intensa comercialización del edificio ha implicado que su plantilla se haya quintuplicado y el servicio de control de la torre tenga fichados a 1.600 empleados.
A esta cifra hay que añadir cada jornada las cientos de personas que acuden al centro de negocios como visitantes o proveedores. Una cifra total que implica que durante este primer ejercicio de actividad hayan entrado en el edificio una media de 1.300 personas por jornada laborable. Es decir, un total de algo más de 321.000 personas.
Torre Iberdrola no va a cubrir sus previsiones de ocupación del 80% al concluir 2012, pero casi. A fecha de ayer, un total de 17 empresas ocupaban unos 30.000 m2 de superficie, el 60% del espacio dedicado a oficinas que alberga el inmueble diseñado por el afamado arquitecto César Pelli. Firmas de diferentes sectores a los que en el próximo trimestre se van a unir unas cuantas más hasta alcanzar el 75% de ocupación de las 34 plantas destinadas a sector terciario en el inmueble.
Los gestores del centro de negocios han puesto todas las facilidades para que el edificio tenga vida. Además de vender las excelencias de un edificio sostenible e inteligente, se han puesto en valor todos los servicios existentes, desde un business centre, pasando por la seguridad integral hasta la oferta de una zona de restauración para todos los gustos culinarios. "Si quieren, nuestros inquilinos casi pueden vivir aquí", bromeaba Javier Urruchua, director de Torre Iberdrola.
Demanda fagocitada Quizás por eso, desde que se abrió el rascacielos hace un año, su oferta ha dinamitado literalmente el sector inmobiliario terciario en Bilbao fagocitando casi toda la demanda. Los datos que maneja Urruchua indican que, desde septiembre del pasado año, de los 15.000 m2 de oficinas que se han alquilado en la capital vizcaina, casi 12.000 m2 lo han sido en las plantas acristaladas de Abandoibarra. Casi todos ellos se han ubicado en el tercio más bajo del rascacielos, después de que Iberdrola y BBK ocuparan las alturas nobles del tercio superior del monolito. Queda por comercializar la parte central del bloque, unos pisos que cuanto más se separan de la plaza Euskadi más caros son. Urruchua desvela que "el metro cuadrado oscila entre los 18 y 22 euros en función de la altura y con una única obligación, no se puede alquilar menos de 220 m2 de superficie". A partir de ahí, lo que se quiera.
Exceptuando las ocho plantas que ocupa la eléctrica que bautiza el edificio, las empresas asentadas ocupan todo tipo de espacios. Desde la mínima superficie referida hasta firmas que ocupan dos y tres plantas en su integridad como PriceWaterhouse, Biharko o Ernst&Young entre otras.
Como se comprueba, la crisis económica parece que no ha hecho mella en la comercialización de la torre. De hecho, el coste de alquiler no ha bajado como se podía suponer, aunque, eso sí, se ofrece todo tipo de facilidades para propiciar las mudanzas. El peculiar casero de Torre Iberdrola explica que "se negocia a fondo y ofrecemos todo tipo de ayuda previa como, por ejemplo, la elaboración de los planos de distribución para aprovechar al máximo el espacio". Estar presente en Abandoibarra implica, como otro elemento atractivo, compartir restaurante o lobby con directivos de compañías de peso, con lo que se puede generar oportunidades de negocio.
Pero la gestión del edificio no solo va dirigida a inquilinos perennes, la torre también se oferta como lugar especial a clientes esporádicos que quieran organizar eventos de todo tipo o cubrir necesidades empresariales. "Somos un centro de negocios y estamos abiertos a otras empresas que no son solo las nuestras", apunta el gestor. Por ello, el business centre, ubicado en la tercera planta, prácticamente ha estado ocupado todo este año con conferencias, reuniones, presentaciones de jornadas y cursos de compañías propias y ajenas. "El alquiler es económico y cuentan con los más modernos sistemas telemáticos y de videoconferencias, por ejemplo, que lo hacen muy atractivo", concreta.
Eventos a 111 metros de altura Algo más caro es el alquiler de la planta 24, todo un espacio en la mitad del rascacielos y con unas vistas de infarto que se ofrece para celebrar cualquier tipo de evento o acontecimiento que se desee. Fue en la primavera pasada cuando la dirección se dio cuenta de que existía una demanda de espacio en el edificio para otros usos que no eran el meramente terciario. Por ello, se reservó esta planta a 111 metros de altura, muy por encima de las torres Isozaki. Desde entonces se han celebrado ya 15 eventos de diferentes características, y la próxima semana tendrá lugar el siguiente.
Los próximos días, la dirección de la torre enviará al Green Building Council, el organismo norteamericano que clasifica los edificios sostenibles en el mundo, las últimas consultas requeridas para otorgar al rascacielos la certificación LEED. Un galardón que mide, no solo la eficiencia energética del inmueble en su actividad diaria, sino también el diseño sostenible con el que se ha construido.
Urruchua explica que "ha sido complicado por la cantidad de información que ha requerido el organismo, pero ya está todo encauzado". De hecho, el máximo responsable de Torre Iberdrola espera que para antes de final de año el Green Building Council les envíe la certificación en la que han estado trabajando desde que Pelli diseño los planos de su obra. "Seremos el primer edificio de oficinas de Europa en obtenerlo" finaliza orgulloso.