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La Guía abarrota Portugalete

La villa recibe a cerca de 50.000 devotos de la Virgen que disfrutaron de más de 20 horas de fiesta

La Guía abarrota PortugaleteTamara de la Rosa

NO faltó nadie. La fiesta de la Virgen de la Guía de Portugalete volvió ayer a cumplir las expectativas. Alrededor de 50.000 personas se acercaron hasta la villa jarrillera para disfrutar de una jornada con más de 20 horas de fiesta. En la calle Coscojales no cabía ni un alma. Como en ediciones anteriores, avanzar por las calles del casco viejo jarrillero era una tarea casi imposible. La fiesta de esta pequeña Virgen, que observa el devenir de la villa desde lo alto del mercado de abastos, es una fecha marcada con fosforito en la agenda de los portugalujos, vivan o no en Portugalete. Nadie se la quiere perder y ayer, nadie lo hizo. Ni siquiera el sol, que rompiendo con todas las previsiones meteorológicas y las leyendas populares, se dejó ver también en la fiesta.

Y es que cuenta una vieja leyenda que hay dos días en el calendario donde siempre llueve: San Jorge, en la localidad vecina de Santurtzi y la Virgen de la Guía. Dice, la leyenda, que las precipitaciones las provocan las lágrimas de los propios santos que, al parecer, llorarían por estar intercambiados de municipio siendo el original lugar de la Virgen Santurtzi y el del San Jorge, Portugalete. Sin embargo, es solo una leyenda y los portugalujos la tratan como tal, a pesar de que cada año se repite alguna pequeña lluvia en este día, ya sea al inicio, al final o durante el transcurso de la jornada.

Todo el municipio se echa a la calle y no son pocos los que piden ese día libre en el trabajo para poder disfrutarlo como se merece. Tampoco faltan los que, con corazón jarrillero, viven lejos de la villa. "Cada año vengo por la Guía, no me perdonaría faltar en una fecha tan importante porque me sirve para reunirme con viejos amigos, ponernos al día, ver a la familia y volver a Portugalete, que siempre es un placer", apuntaba ayer Mikel Etxebarria que llegó de Madrid el sábado.

40 años de fiesta Los responsables del imán que desprende esta fiesta son los componentes del grupo de danzas Berriztasuna. Con el de ayer llevan ya 40 años organizando esta jornada en la que todos los vecinos encuentran un hueco para la diversión. Y la fiesta empieza temprano. A las 9.00 horas, con camiseta blanca, pantalón vaquero y pañuelo de arrantzal -o ataviados de arrantzales-, los primeros portugalujos comienzan a agolparse en torno a la calle Coscojales, centro neurálgico de la jornada de la Virgen de la Guía, para contemplar la izada de los Dominguines. La peculiar pareja, Domingo él, Dominga ella, es popular en la villa por su pasada vida fiestera. Y es que en Portugalete se cuenta que al matrimonio, que según apuntan desde Berriztasuna debió existir en la realidad, le gustaba vestirse con sus mejores galas para salir de poteo por el casco viejo jarrillero.

Su costumbre se ha mantenido durante estos años siendo imitada por todos los vecinos en su honor. Cada fiesta son los propios miembros del grupo de danzas Berriztasuna quienes se encargan de ataviar a los muñecos, buscarles lo que ellos consideraban sus mejores galas, y colgarlos de la calle Coscojales. Los muñecos son uno de los símbolos de la fiesta, "muchos vecinos los quieren tocar o se cuelgan de ellos durante la bajada de la tarde", cuenta Maite de Berriztasuna. Pero nadie le puede quitar protagonismo a una pequeña talla de 43 centímetros que representa a la Virgen de la Guía.

Homenaje hacia las 12.30 horas, la puerta de la hornacina donde descansa en lo alto del mercado de abastos se abrió para que la Virgen recibiera el homenaje de los portugalujos. A bordo de un barco, y acompañada por una flota de una docena de botes, la Guía de Portugalete recorrió la ría, cruzó el Puente Colgante y recibió halagos, gritos y aplausos de las miles de personas que se agolpaban en la barandilla del paseo. "¡Mírala que guapa!", gritaban unos. "Hay viene!", decían otros y todos se ponían de puntillas para no perderse detalle del fugaz paseo marítimo de la anfitriona.

Al mismo tiempo, las cazuelas del VIII concurso de marmitako hervían en la plaza de La Rancheria, se desarrollaban juegos tradicionales para los más pequeños y comenzaba el campeonato de irrintzis Virgen de la Guía. Así, hasta alcanzar otro de los momentos más importantes de la jornada, la bajada de las 15.00 horas, donde con los brazos en alto las miles de personas que acudieron a Portugalete ayer abandonaron los locales hosteleros para cantar a la Virgen su melodía.

La tarde continuó con teatro infantil, pasacalles en la plaza de La Ranchería y alarde de danzas.

A las 19.00 horas comenzaron a sonar los temas de la Banda Guretzat Musika a lo que siguió la posterior bajadilla desde La Ranchería hasta la plaza. El grupo Simón Otxandategi Zanpanzar, recital de canciones portugalujas, gigantes, cabezudos, la actuación del grupo músico Los jarochos y los encuentros corales dieron paso a la noche. Aún quedaban horas de fiesta.

El programa elaborado por Berriztasuna no dejaba respiro hasta las cuatro de la madrugada. A las 20.30 horas comenzó la romería en el kiosko de la música y, hora y media más tarde, llegaron los bailables a cargo de la Banda Municipal de Portugalete. La bajada de media noche, que finalizó con la verbena de la orquesta Haitzama, y el canto y txupin de fin de fiesta.

"El martes es mi cumpleaños y en la cuadrilla queríamos hacer algo diferente para celebrarlo así que decidimos venir a Portugalete", contaba Alex que viajó desde Bilbao con los amigos para vivir la fiesta. "Nunca habíamos estado pero nos lo estamos pasando genial, es muy divertido", aseguraba. "Seguro que el año que viene repetimos".