Getxo es el escaparate en Euskadi de la esencia italiana que se expresa en primera persona por el legado de la lengua. Desde Las Arenas, Casaitalia es uno de los dos únicos centros en toda la cornisa cantábrica en ofrecer la titulación oficial de italiano con el sello de la sociedad Dante Alighieri, el equivalente transalpino del Instituto Cervantes.

Esta academia ha puesto a Getxo en el mapa de la geografía italiana ofreciendo desde hace dos años los exámenes oficiales, el Plida. Las dos primeras convocatorias han registrado la presencia de varias decenas de estudiantes procedentes de toda Euskadi y de comunidades limítrofes. Sin embargo, más allá de la gramática, el pequeño centro constituye una auténtica embajada cultural de la bota italiana con la presencia de tres profesores nativos.

La academia constituye el sueño personal del napolitano Umberto de Marco que descubrió hace 12 años una Euskadi desconocida. "Me gustaba la tranquilidad y la calidad de vida. Descubrí un paisaje verde con poca contaminación", relata.

Llegaba por un mes al piso de una amiga compatriota con la única pretensión de estudiar castellano. Sin embargo, descubrió el surf en las aguas del Cantábrico y su vida cambió. "Fue un flechazo", admite. Tras varias idas y venidas Umberto se estableció en Bizkaia y se las ingenió para salir adelante.

La hostelería fue su primer modo de vida hasta que sus clases de italiano se consolidaron. Lo que empezó como un sobresueldo culminó en la primera academia en Bizkaia de italiano. "Empecé de cero con clases particulares, luego en mi casa, hasta que hace siete años abrí mi escuela", recuerda. Este tiempo le ha servido para comprobar el atractivo del italiano. "Desde que imparto clases he visto un crecimiento sostenible", apunta. Umberto se rebela contra la visión mercantil que sitúa a idiomas como el italiano en un escalón inferior al de las más habladas.

Fondo cultural A este respecto, destaca el aliciente de la lengua italiana por su trasfondo cultural. "Cuando se hacen comparaciones con los idiomas mayoritarios a veces se desprecia al italiano, pero no hay lenguas de primera ni de segunda. El aprendizaje siempre supone un enriquecimiento", declara.

"No conozco a nadie que estudie inglés o alemán por cuestiones culturales, lo hacen como un idioma instrumental para trabajar. Los vascos cada vez están más interesados en la cultura italiana y nos viene un perfil de estudiante variado", señala.

En cualquier caso, Umberto no desdeña el potencial económico del italiano aludiendo a la fortaleza de su sector empresarial. "El norte de Italia es uno de los motores económicos de Europa y está a una hora y media en avión. El idioma podría acercar a las empresas vascas, porque ahora el intercambio es mínimo", señala.

Asimismo, también desmiente la escasa proyección internacional de la lengua transalpina por las comunidades en Brasil y Argentina, lo que eleva el número de los italianos parlantes en el mundo a 120 millones.

Al margen de la economía, Umberto recalca las semejanzas culturales que facilita la integración de los vascos. "Es mucho más fácil la adaptación a Italia que a otros países porque la visa es mucho más cercana", puntualiza.

Umberto también ejerce de embajador oficioso para acercar la sociedad italiana. En este caso, persigue los extendidos estereotipos por sus equívocos. "Siempre reflejan una parte de verdad, pero hacen daño. Nos retratan como engatusadores, poco trabajadores y sin seriedad. Nadie como los vascos, a los que tantas veces se ha asociado con ETA, pueden entender la injusticia de los estereotipos", reflexiona.

Entre estos destaca la propia comprensión del italiano. "En Italia también decimos que para hablar castellano basta con añadir una s al final. Pero no es así, son idiomas complejos con una gramática propia y se necesita un tiempo de estudio para profundizar", señala.