balmaseda

eL sonido del cuerno con el que antiguamente se anunciaba la convocatoria de las Juntas Generales orientó en su ascensión al Kolitza al medio millar de personas que ayer se sumaron en Balmaseda al octavo Día de los Montes Bocineros. La cumbre encartada fue escenario de esta celebración por segunda vez cinco años después. Al igual que en 2006, aficionados a la montaña de todo el territorio respondieron a la llamada del pasado.

Cobijados en el pórtico de ermita de San Roque algunos y desde la campa otros, los asistentes escucharon en silencio cómo el vicepresidente de las Juntas Generales, Jon Andoni Atutxa, repetía el gesto que durante la Edad Media daba a conocer a los vizcainos las reuniones en Gernika. Una música muy particular que se fundió con el fuerte viento. "Es un día festivo en el que estamos rememorando la historia", destacó Atutxa, que estuvo acompañado por el alcalde de Balmaseda, Joseba Zorrilla y los junteros Jesús Suso -PNV- y Francisco Valdelande -PSE-.

Gorbeia, Ganekogorta, Oiz, Sollube y Kolitza. En el medievo el ritual de soplar el cuerno se ponía en práctica en estos cinco montes simultáneamente. Y así se hizo cuando cuando las Juntas Generales recuperaron el Día de los Montes Bocineros en 2004 coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de su restitución. Pero "suponía dispersarnos mucho, de modo que se decidió subir cada año uno ".

Desde entonces, los clubes de montaña de las áreas de influencia de los picos bocineros no faltan a esta cita con la tradición. Ayer Balmaseda Mendi Taldea recibió con los brazos abiertos a Gailurra de Bilbao, Ganzabal de Lemoa, Tabira de Durango y Sollube 707 de Bermeo, quienes recogieron el testigo para el año que viene.

recorrido en familia

Hasta los 874 metros

Numerosas familias se animaron a andar al completo los 12 kilómetros que separan el centro de Balmaseda de la cumbre a 874 metros de altura. Los niños fueron los más sorprendidos de que sus ancestros realmente pudieran oír la señal de que era hora de emprender el camino a la casa de Juntas de Gernika. "En la Edad Media este paisaje era muy diferente. Los árboles que vemos hoy datan de los siglos XIX y XX. No existía vegetación porque se empleaba en las ferrerías. Además, no había tanto ruido como ahora", explicó Jon Andoni Atutxa.

Por eso, Floren Septien hizo funcionar con toda la fuerza que le permitieron sus pulmones el cuerno elaborado por el artesano José Antonio Alaña que llevó a Balmaseda desde Sodupe. "La otra vez que tocó aquí también vine", recordó.

Jose Terreros y Marta Ortega han estado en el Kolitza más de una vez y más de dos. El lugar significa mucho para estos dos balmasedanos, que rememoraron el día de su boda en la ermita de San Roque en lo alto del monte "Acabamos de cumplir el primer aniversario", contaron sonrientes antes de atacar el tramo más duro de la subida, el empinado Cortafuegos.

Quizás porque sabía lo que le esperaba, uno de los perros que también participaron en la marcha se dio media vuelta a mitad de camino obligando a su dueño a correr tras él ladera abajo.

Los que sí completaron todo el trayecto obtuvieron su merecida recompensa: txakoli y bocadillos de chorizo y morcilla que socios de Balmaseda Mendi Taldea prepararon en el refugio del Kolitza desde primera hora de la mañana. "Estamos ocho personas del club y gente del Ayuntamiento que ha venido a echar una mano", apuntó el presidente, Jorge López. También se encargaron de señalizar toda la ruta para que nadie se despistase durante el recorrido. "Es un trabajo que hacemos a gusto. El Kolitza es el monte emblemático de Balmaseda y aquí siempre hay gente", subrayó. Con el objetivo cumplido, llegó el momento de descender. Los montañeros balmasedanos se reunieron en una comida y el resto se fue dispersando... hasta el año que viene. Espera el Sollube.