Es el vivo ejemplo de que son las pasiones, y no los intereses, los que guían al mundo. Someted vuestros apetitos, amigos míos, y habréis conquistado la naturaleza humana, dicho Charles Dickens, a quien Leopoldo Sánchez Gil, el hombre de quien hoy les hablo, ha adelantado por la izquierda. No en vano, este hijo de Bilbao nacido en Salamanca ha mantenido encendida, con febril vehemencia, la llama del toro en Bilbao. En su biografía habrá que reseñar que de oficio es registrador de la propiedad pero no hay en el mundo nada que le mueva las entrañas como el toro.

Leopoldo ha sido, durante ocho años (2002-2010), presidente del Club Cocherito de Bilbao, una pasión que alterna con el fútbol. No en vano, preside, desde hace catorce años, el Gazteluzarra Club Deportivo, un club de fútbol de Primera categoría territorial de Bizkaia. En ambas facetas -sobre todo en la taurina...- se ha asomado al balcón, dicho sea en la jerga del Cossío. Siempre punzante en las tertulias y coloquios que ha moderado a arrebatos durante más de treinta años en Bizkaia, ayer recibió un homenaje de la sociedad bilbaina y universal en el hotel Ercilla de Bilbao, con Agustín Martínez Bueno como anfitrión.

No se bien si Imrew Weykzned, miembro del Club Taurino de Nueva York que cruzó un océano para darle ayer un abrazo, entenderá del todo cuando le escucha a Leopoldo (seguro que se lo ha contado en alguna ocasión...) que el Athletic aún balbuceaba, cuando el legendario Cocherito llegó a Bilbao después de una campaña en México y miles de personas se echaron a la calle para recibirle en la estación. Ayer no fueron tantas, pero sí hubo fervor y cariño en los abrazos. Entre los presentes se encontraban Juan José Hidalgo, presidente de Globalia; Santiago Martín, El Viti, legendario matador de toros salmantino; José Ignacio Sánchez, director de la Escuela Taurina de Salamanca; Emilio Ybarra, alejado hace años del sillón de cuero del BBVA; Enrique Villegas, quien hoy preside el club de los amores de Leopoldo; Pedro Mari Azofra, quien última una película in memoriam sobre Rafael Azkona, Santiago Iriarte, Oscar Landeta, Germán Barbier, Ena Cabrera; el presidente del Athletic, Fernando García Macua; Juan Manuel Delgado en nombre de la Junta Administrativa de Vista Alegre; Amagoia y Asier Loroño, José Luis Sabas (el alcalde Iñaki Azkuna, junto a Ignacio Sánchez Galán, Alfonso Fernández Mañueco, Salvador Boix -apoderado de José Tomás y el hombre que dirá la última palabra sobre el regreso del diestro de Galapagar a Bilbao...- o Victorino Martín hicieron acto de presencia sonora a través de mensajes grabados...); Idoia Mendia y Alfonso Gil entre otros. Todos ellos jalearon al hombre de las mil voces.

No fueron los únicos. A la cena se sumaron un recuerdo de los monosabios de Manizales (Colombia) y la presencia de Javier de Juana, Jon Ortuzar, Rafa Bustamante, Pedro Luis Uriarte, Rocío Avancini, José Luis Martínez Bourio, Ignacio Agirre, José Ignacio Betes, Javier Galán, Eugenio Edhart, Nacho Burgos, Pablo Arias, Arkaitz Cámara, Pablo Bilbao, Francisco Crooke, Matías González, Javier Aresti y un buen número de taurinos de Bilbao de ésta y otras cientos de latitudes que se acercaron al Botxo para darle un abrazo a un hombre bueno y vehemente. Lo merecía.