bilbao. El asalto a la sucursal del Banco Santander en octubre del año pasado en Cambrils provocó una fuerte conmoción en la sociedad; dos atracadores entraron a la entidad armados y mataron, de un disparo en el cuello, a una de sus cajeras, de apenas 25 años de edad.
Los dos atracadores accedieron al establecimiento bancario a primera hora de la mañana; no eran ni las 8.30 horas cuando dos hombres accedían en la oficina empuñando armas de fuego, después de que, como cada mañana, se recibiera una cantidad de dinero sin determinar del camión blindado de una empresa de seguridad. Uno de ellos disimulaba su rostro detrás de una peluca y una barba postiza; era, al parecer, Josu, alias Bravo, arrestado ayer en Castro. Su compañero, que todavía no ha sido localizado, llevaba una gorra, gafas y un bigote falso. Las cámaras de seguridad del banco permitieron obtener las imágenes nítidas de los atracadores, en una grabación de casi un minuto de duración que fue difundido en un intento por localizar y detener a los atracadores.
En el asalto murió, desangrada, la joven de 25 años Estela Calduch, natural de Sant Carles de la Rápita, tras recibir un disparo en el cuello. Los atracadores reclamaron dinero en efectivo y además de apuntar a la víctima, uno de ellos le disparó un tiro. La investigación del caso determinó que el disparo mortal se produjo a través de la trampilla de cristal de seguridad y que la víctima no se negó en ningún momento a entregar el dinero a los asaltantes, que huyeron precipitadamente sin poder llevarse ningún botín. Todo el atraco apenas duró 50 segundos. Aunque en un principio se atribuyó la autoría del crimen a dos personas procedentes del este de Europa, el vídeo de seguridad permitió concluir que los dos fugados hablaban castellano entre ellos.
Tras el asalto, la policía inició un operativo extraordinario de control de carreteras y de ferrocarriles para localizar y detener a los asaltantes, aunque no dio los frutos esperados.