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"El txistu sirve para mucho más que animar la calle"

Garikoitz Mendizabal es un virtuoso del txistu. Su impresionante currículum así lo acredita. Desde hace seis años dirige la Banda Municipal de Txistularis de Bilbao. Y está empeñado en superar algunas barreras. Por ejemplo, que el txistu sirve para mucho más que animar la calle

BILBAO. "Lo mío con el txistu fue un flechazo a primera vista", dice Garikoitz recordando los días en los que comenzó a sacar los primeros compases a uno de los instrumentos más emblemáticos del folclore y las tradiciones vascas. Desde que era pequeño, Garikoitz ha dedicado su vida al txistu. De tocar en pueblos y romerías pasó al conservatorio para hacerse un profesional.

¿A qué edad comenzó a tocar el txistu?

Yo creo que a los 7 u 8 años. No recuerdo la edad exacta.

¿Lo hizo por tradición familiar?

No. En la familia no había nadie que tocara el txistu. Únicamente, mi madre cantaba en el coro parroquial y un tío mío estaba vinculado a grupos de rock y pop.

¿Le gustó desde el primer momento el instrumento?

Sí. Lo mío con el txistu fue un enamoramiento rápido. Fue un flechazo a primera vista. Enseguida me di cuenta de que yo quería ser txistulari.

¿Por qué?

Primero, porque vi que el instrumento, con un mínimo esfuerzo, se podía sacar mucho rendimiento, y segundo, porque en los pueblos pequeños donde yo nací, Zestoa, tocar el txistu significaba sentirte más importante dentro de la fiesta.

Enamorado del instrumento, ¿se fue formando?

Sí. Inicié la trayectoria normal que toma cualquier persona que quiere dedicarse por entero a un instrumento. En esta primera etapa tuve la gran suerte de que mi excuñado, que falleció hace dos años, fuera mi primer profesor de txistu. Él me inició en el conservatorio, donde también me dio clases, y me encauzó muy bien en la carrera musical.

¿Y a partir de ese momento?

Estudiar, estudiar y estudiar. Bueno, y también disfrutar.

¿Cómo definiría el txistu?

El txistu es una flauta de tres agujeros que la hemos hecho nuestra. El prototipo del instrumento es una flauta vertical que ha existido en todo el mundo y en todas las civilizaciones.

¿Desde cuándo forma parte del patrimonio cultural vasco?

Desde hace 200 años, más o menos, cuando cogió la forma que hoy en día tiene, con la lengüeta metálica y las anillas. A partir de esa época es un instrumento nuestro que está en todos los acontecimientos sociales de este país. Es un instrumento especial.

¿Por qué es especial?

Porque tiene un contacto fácil con la gente. Sin menospreciar otros instrumentos como la guitarra o el piano, que tienen un trabajo más solitario, más de casa, el txistu se acerca al pueblo, está con el pueblo.

¿Es difícil aprender a tocarlo?

Es como todo. Para tocarlo bien hace falta mucho esfuerzo y meter muchas horas. Pero eso lo digo con el chip del profesional que soy.

¿Y si se pone el chip amateur?

Eso es otra cosa. Si uno quiere aprender porque lo que le gusta es tocar en el pueblo danzas, entonces su aprendizaje es relativamente sencillo. En este caso es como decía al principio: con un mínimo esfuerzo se le puede sacar mucho rendimiento.

¿Por qué el sonido del txistu es tan estridente?

Porque en algunos ámbitos se ha tocado mucho y mal, entre comillas. Pero el txistu, a medida que puedes tocar otras propuestas le sacas otros sonidos. Unos sonidos que la gente se queda extrañada porque no parece txistu.

Luego tiene otras posibilidades

Sí, muchísimas. Hay muchos campos abiertos dentro del mundo del txistu, distintas formas de tocar. Yo, por ejemplo, últimamente estoy empeñado en eso, en poder ofrecer distintas formas de tocar el txistu, de tocar distintos géneros, distintos estilos.

¿En esa línea va la Banda Municipal de Txistularis que usted dirige?

Sí. Tenemos un repertorio muy variado y un abanico muy grande de actuaciones. Hemos tocado con solitas, con pianistas, temas de folck, clásicos, contemporáneos... de todo.

¿Qué actividad desarrolla la Banda?

La Banda, al ser municipal, atiende los actos relacionados con el Ayuntamiento. Es decir, las recepciones oficiales, que son bastantes, las inauguraciones de cualquier calle o evento, la bienvenida a las autoridades, el aurresku, la salutación, etcétera. Por otra parte, mantenemos la kalejira por el Casco Viejo todos los viernes al mediodía.

¿Por qué esa kalejira?

Para animar y mantener una tradición, ya que Bilbao es uno de los lugares donde más se toca el txistu en la calle, más que en San Sebastián o Vitoria, donde solo se escucha en momentos puntuales. Pero además de en la calle también tocamos en el Palacio Euskalduna. Fue algo que nos propusimos desde el principio en la Banda.

¿Con qué objetivo?

Para poder ofrecer conciertos con posibilidades diferentes, y que los oyentes vean que hoy en día se puede hacer txistu de muchas formas.

¿Cuándo son esos conciertos?

Un día a la semana, los miércoles o los lunes, de octubre a marzo.

¿Y tienen audiencia?

Sí. En un principio no pensábamos que se iba a llenar la sala, pero hemos conseguido que se llene casi siempre, y tiene un aforo de unas 300 personas. Ya no nos sorprende que venga la gente.

¿Para Navidad tienen algo previsto?

Como todos los años, haremos el concierto con la coral Kantika de Leioa, una coral de críos que cantan como los ángeles. Este es un concierto que tiene mucho éxito porque se interpretan canciones navideñas. Se suele llenar la sala grande del Palacio Euskalduna.

¿Cuáles son las piezas que más le gusta interpretar?

Eso va por etapas. Antes, con otra edad, me gustaba el repertorio virtuosista, de variaciones, rápido, de dificultad, porque me desenvolvía bien. Pero últimamente estoy intentando llegar a la gente con propuestas más tranquilas. Estoy intentando hacer cosas más diferentes, más creativas.

¿Como los temas que ha incluido en el disco "Sosegua"?

Sosegua pretende ser un planteamiento escénico nuevo con el txistu pero arropado por siete grandes músicos. Estoy haciendo cosas distintas porque estoy viendo que hace falta, que debe haber un movimiento discográfico.

¿Satisfecho con el trabajo?

Sí, porque en Sosegua, que es una melodía dulce que se creó para acordarme de mi cuñado, mi primer profesor, que falleció, se pude ver que el txistu es un instrumento capaz de expresar sentimientos como la tristeza o la nostalgia.

¿Y no siempre de fiesta?

Eso es. La gente enseguida asocia el txistu con la fiesta, la danza o la alegría. El txistu tiene muchas etiquetas

¿Por ejemplo?

Que es un instrumento para animar la calle. Pero el txistu sirve para mucho más.

¿Cómo ve el futuro del txistu?

Me gustaría que el txistu estuviera más presente en el circuito comercial, en el mediático.

¿Ya hay cantera? ¿Los jóvenes estudian txistu?

Sí, hay muchos alumnos de txistu, pero llega una edad que lo dejan. Por eso, debemos crear ejemplos atractivos.

¿Cuántas horas dedica diariamente al txistu?

Depende. Cada día es diferente. Unos días los dedico más a gestiones relacionadas con la Banda y otros son de tocata, tocata, tocata. Yo calculo que haré una media de dos o tres horas diarias dedicadas al instrumento.

¿Sigue disfrutando y teniendo la misma pasión que cuando era un niño?

Sí. Está claro que sí.

¿Sus hijos seguirán su ejemplo?

No lo sé. El mayor parece que viene predestinado porque desde pequeño le gusta el folklore. Con dos años ya toca el atabal.