He ahí las fabulosas criaturas de las aguas, que no son ni un kraken -ya saben, aquel calamar gigante que hizo fortuna en las leyendas escandinavas y cuya existencia parece contrastada...-, ni el pecio de un barco pirata repleto de esqueletos, cañones de plomo y doblones de oro. Tampoco es esta una crónica sobre tiburones blancos, asombrosos peces tropicales o sirenas de cola plateada. Y, sin embargo, las dos exposiciones que emergen de las aguas en los salones del Gran Hotel Puente Colgante -¡venga un padrenuestro por el adiós del presidente del histórico transbordador, José Martín Uriarte!- tienen ese aire entre nostálgico y aventurero que empapa cualquier historia de las aguas que se precie. El ojo del txinbito y Barcos cerca de la mar narran dos pasajes bien distintos de nuestra historia, tan ligada a los cauces y las corrientes...

El fotógrafo Sergi Domínguez firma su obra gráfica como Serginternacional, lo que no sé si es buena carta de presentación. Toda niebla se disipa cuando se observa el trabajo que ha hecho desde la gatera del Txinbito, con un cabo de amarre como reclamo visual. A través de esa suerte de ojo de buey ha capatado las ruinas y los paisajes industriales de la ría -tiene otra colección inédita sobre los trabajadores de ambas márgenes de la ría que promete emociones fuertes...-; ha cautivado el alma acuática de este pueblo. A su objetivo no se han resistido los molinos vascos, ni el cargadero francés des Belges. Tampoco la draga Charles Darwin, ni el pico Serantes, las grúa Carola y sus hermanas de La Naval, el Puente Colgante o Sefanitro.

La galería fotográfica casa como un guante con las maquetas de barcos -los años setenta son la frontera...- que han diseñado, con la técnica de bajorrelieve, Francisco García Martín y Enrique Ruiz Campuzano, integrantes de la Asociación de Amigos del Museo Marítimo de Santander. Juan Mari Martín, integrante de la Asociación Amigos del Museo Naval de Bilba, guiaba en el recorrido, desde los viejos barcos de vapor del Mississippi, casinos flotantes trufados de tahures, hasta mercantes o gaseros. Enmarcados, parece que los paquebotes van a hacerse a la mar, que van a zarpar hacia un país, el de las aguas, repleto de aventuras.

De ambos paisajes, auspiciados por el director del hotel, Ricardo Campuzano, disfrutaron los presentes. Entre ellos se encontraban el cantautor Joseba Gotzon, Mercedes Rodríguez, directora general de Bilbao Turismo; Joserra Marín, práctico mayor; Jon Anasagasti, Manu Barturen; Juan Correa, presidente de la Asociación de Consignatarios y Estibadores del Puerto de Bilbao; Eva de Pablos, Txetxu Ortiz, María Victoria Cid; José Ángel Arillaga, capitan de los amarradores del Puerto de Bilbao; Carlos Zapata, Idoia Errasti, Txema Sánchez Pando, delegado de la Lufthansa; el director del Hotel Domine Bilbao, Javier Campuzano; Nieves Royal, José Mari Muro Gastañaga, rey del catering; Patricia Campuzano, Rafael Velasco, Luis Hermosa; Miguel López Santamaría, contramaestre de la popular Casa Polvorilla de Portugalete; el dj Google, quien usa elepés de vinilo para sus mezclas, una decisión tan sabia como la de emplear la ginebra Citadelle para un buen cóctel; Javier González, Igor Suárez, Michelo Aguirre, Teresa Esparza, María Calderón, Aran-tza Trujillo, Ana Basterretxea o José Antonio Loidi, entre otras gentes de la mar.