BILBAO se ha transformado en los últimos años en uno de los destinos turísticos por excelencia a nivel mundial. Las declaraciones de la consejera de Cultura del Gobierno vasco del pasado lunes situaba a la villa como "uno de los mejores destinos turísticos del mundo". Buena prueba de ello es la apuesta, cada vez mayor, que la compañía naviera Cunard está realizando en Bilbao. Por este motivo, el crucero Queen Victoria atracaba ayer durante casi diez horas, desde las 07.30 hasta las 17.00 horas, en la terminal del Puerto de Bilbao en Getxo, para que sus 2.000 pasajeros recorrieran la geografía vasca.
La apuesta de la naviera no se queda ahí. Y es que el 27 de mayo de 2011, la nave Queen Victoria regresará a la terminal de Bilbao, esta vez convertida en puerto de salida. "Será un crucero de nueve noches a los tres fiordos noruegos más representativos", explicaba Patricio Arana, portavoz de Cunard Line en el País Vasco. El viaje, cuyas reservas ya se encuentran disponibles, finalizará en el puerto de Southampton el 5 de junio del próximo año.
De esta forma, la compañía Cunard se convierte en la segunda naviera con base de inicio para sus cruceros en el muelle de Getxo. La primera será la empresa Ibero Cruceros, que el próximo 25 de mayo inaugurará la terminal del Puerto de Bilbao como punto de partida para los viajes de sus navíos. A este primer crucero le seguirán tres más, con el impacto económico que generarán en la zona los turistas que embarquen o desembarquen.
Una reina impresionante El Queen Victoria está considerado como el hermano pequeño del Queen Mary y el gemelo del futuro Queen Elisabeth. A pesar de ello, sus 294 metros de eslora impresionan tan sólo con verlos. Una vez a bordo, el interior no se queda atrás. Su decoración victoriana en tonos ocres, rojos y tierras se mezcla a la perfección con la elegancia de las alfombras, las grandes alturas y amplios espacios de sus trece cubiertas. "El estilo clásico inglés, típico de los navíos de la Cunard, acompaña cada motivo y cada rincón del barco", aseguraba Arana. El Grand Lobby, el hall de entrada que da la bienvenida a los más de 2.000 pasajeros que puede albergar el navío, está compuesto por tres alturas de mármol, conectadas por escaleras, cuyo foco central es una escultura tridimensional realizada en marquetería que representa la historia de la naviera. En esta zona se sitúa el café Corintia, el bar del champán, el único restaurante de pago, el Todd English, la zona de internet y la biblioteca, también de tres alturas, en la que se recogen más de 6.000 volúmenes.
El barco busca en todo momento la tradición inglesa. Así, cada día puntualmente, a las 15.30 horas, los camareros ataviados con su uniforme blanco sirven el té con el típico sandwich de pepino en la Queens Room, el salón de baile, una recreación del salón central y de las vistas del palacio de la reina Victoria en la isla de White. Otra de las características del barco es la presencia de música en vivo, con su orquesta, los numerosos pianos de cola repartidos por las diferentes estancias y su gran teatro, el Royal Court Theatre, con 16 palcos y capacidad para 830 espectadores. Y es que el entretenimiento nunca puede faltar en un crucero. Un buen método para esquivar el aburrimiento es pasar por el casino, Royal Arcade, donde se sitúa el reloj principal del barco diseñado por el relojero de la Reina Victoria, cuyo trabajo más famoso es el Big Ben.
El lujo y confort del navío se encuentran también en sus ostentosas suites, así como en la amplia oferta de la que disponen los pasajeros que deciden permanecer en el navío cuando llegan a puerto. Entre ellas está su gimnasio, su spa, sus piscinas exteriores. O su galería de comercios libres de impuestos.