Se oyen voces en la penumbra que primero son un rumor sordo y poco a poco se agigantan, como si llegasen al presente desde un remoto pasado. Algo de eso hay, si se juzga que fueron las primeras escuchadas ayer en la basílica de Begoña, el escenario escogido para la celebración de la XXXVII Semana Coral Vizcaina. No se trata, contra lo que pudieran pensar los sordos de espíritu de un espectáculo somnífero. Más al contrario, las voces, acunadas por las jóvenes manos de la organista Miriam Cepeda, lejos e dormir despiertan a los oyentes.

Ayer lo hicieron en presencia del rector de la basílica de Begoña, Jesús Garitaonandia, recién llegado de Venezuela, donde Hugo Chávez no mira con buenos ojos al clero; el director regional de Bizkaia de Caja Laboral, Pedro Ugalde, Pilar Jauregi, Italia Canna, quien peina las de su apellido en la organización de esta semana, el acuarelista Juan Antonio Uriarte, Javier Agirre, Iñaki Mendizabal, José Luis Larrea, integrante del Orfeón San Antón, Luis Bartolomé, María Jesús Corral, Ignacio Balmaseda, Aitor Aranguren, José María Alonso, Maite Barrutia, María Ángeles Ortega, asistente desde hace un cuarto de siglo al certamen, Gloria Sánchez, Paloma Quesada, María Teresa García, Yolanda Ugarte, Verónica de las Heras, Iñaki Odriozola, vecino casi de puerta de la Amatxo de Begoña, Nekane Rodríguez, Agurtzane Ugalde, Marta Belaustegigoitia, Ander Urkijo y un buen número de admiradores de la música coral y el bamboleo de voces que metieron en la basílica, siempre tan sosegada, los ritmos trepidantes de las voces campanudas.

Allí donde tantos años estuvo Patxi García al frente -¡venga un Padrenuestro en su memoria!- ayer estaba Eduardo Uriarte, otro de los pesos pesados en el ring de las viejas glorias de la prensa en Bizkaia. Su vozarrón de locutor tronó en cada una de las cinco presentaciones vividas en la jornada inaugural de la Semana. Presentó el coro de 30 voces mixtas, Inmakuladako Abeslariak, dirigido por Alberto Carrera; las 25 voces graves mixtas de la Agrupación Coral Olagüe de Erandio, con la batuta de Paula Pérez Bueno como herramienta de gobernanza de los coralistas; las treinta voces de hombres y mujeres de Bakio, integradas en Bakioko Abesbatza bajo la dirección de Karmele Barrena; otras cuarenta gargantas aterciopeladas que conforman el Euskeria Abesbatza de Bilbao que se movieron al compás de Estitxu Arregi, y 45 voces mixtas de Bermeo -Bermeoko Abesbatza al aparato...-, de nuevo gobernadas por Karmele Barrena, ayer en el papel de directora en horas extra. Si se saca la cuenta, 170 voces se alzaron ayer en rebeldía contra el ruido y contra toda esa gente que, ciega de oído, se empeña en decir que cantó en los florecientes karaokes de Bilbao, cuando más que cantó, cantuvo.

A lo largo de toda esa Semana Coral que cuenta con la colaboración de DEIA, Caja Laboral, el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación Foral de Bizkaia desfilarán un total de 25 coros de toda Bizkaia, un registro que atestigua la buena salud de la música coral y polifónica de Bizkaia. Ayer, ante los cinco primeros, se rindieron con regocijo Juan Carlos Pastor, Bixente Muñoz, María Ángeles Agirre, Begoña Otalora, María Jesús Zudaire, Miguel Ángel Hernández, Gloria Atutxa, Salvador Aristondo, Borja Moreno, Ignacio Agirre, Josune Goikoetxea, María Luisa Ibarretxe, Ana María Ruiz, Josefa Beltrán, Olga Mendibelzua y así hasta abarrotar los bancos corridos del templo, donde la tarde se abrió en flor con el Begoñako y se abrochó con el Soon Oh Will Be Done de William Lwexi Dawson, en un ejemplo de apertura de fronteras.