Enkarterri rescata su lenguaje
La Asociación de Desarrollo Rural, Enkarterrialde, ha creado un diccionario virtual para recopilar un amplio catálogo de expresiones autóctonas que el desuso amenaza con enviar al olvido. texto y Fotos: Elixane Castresana
cUANDO la pelota se caía a la huerta por encima de una pared, se embocaba y había que resquilar para apañarla con el problema de que, a a veces, los niños se mancaban. Posiblemente, sólo en Enkarterri entiendan esta frase. Los que no tengan ni idea de su significado pueden aclarar sus dudas con el diccionario virtual elaborado por iniciativa de Burdinmendi, el punto de encuentro sobre la comarca en la red. De momento, hay un total de 81 palabras y expresiones típicas del lenguaje autóctono del territorio colgadas en su página web, www.burdinmendi.org. Y es que, el objetivo del proyecto es que sean los propios encartados quienes ayuden con sus aportaciones a completar la recopilación. Cualquiera que conozca más expresiones puede hacerlas llegar a través del correo electrónico info@burdinmendi.org-ra.
La asociación de desarrollo rural, Enkarterrialde, fundó la dirección web para revitalizar la comarca, organizando una serie de iniciativas, entre las que se encuentran las populares ginkanas. También creó este diccionario, que, según resalta la entidad, "ha cosechado una gran aceptación".
Pero antes de que los vocablos se unan a la lista deben pasar por un filtro de seguridad. Nada más recibir los correos electrónicos, Enkarterrialde se los envía a Javier Barrio, director del Museo de las Encartaciones. Él es el encargado de verificar su significado y dar el visto bueno a su incorporación al catálogo. "Consulto las publicaciones que tenemos por aquí y también pregunto a mi familia, a la gente mayor...", explica.
Ellos son auténticos libros abiertos en lo que se refiere a este tipo de vocabulario, "asociado muchas veces a la geografía y el mundo del caserío". El resultado es que "las palabras que tienen que ver con fruta o agricultura sean las más habituales".
En este sentido, Karrantza podría llenar páginas enteras: ajorritar, para denominar el zarandeo de un árbol para que caiga la fruta; bardal, para describir una zona de malas hierbas; apradar, es decir, limpiar el prado después de segar con un rastrillo, o coloño, como sinónimo de pila de hierba, que, envuelta en una gran lona atada por las cuatro esquinas se llevaba a la cuadra encima del burro para dar de comer al ganado, son sólo algunos ejemplos.
Su uso ha pervivido hasta hoy, creando un lenguaje propio de cada municipio. "Recuerdo que en mi casa utilizábamos mucho el verbo maladar, es decir, cuando una fruta se estropea", comenta. Claro, que luego "en el trabajo me miraban con cara rara", cuenta acerca de esta palabra incluida en la sección reservada a Güeñes.
"Otras muy típicas son derroñada, cuyo uso se documenta en Güeñes y Gordexola con el significado de desprendimiento de tierra, e ilso, como el monte de Zalla, para designar un mojón de piedra", añade. Además, en Balmaseda es habitual llamar zaborra a la viruta que se desprende de la madera.
Por encima de las particularidades locales, todas comparten un denominador común: "Se encuentran más influenciadas por la proximidad con Cantabria y, por tanto, su raíz procede del castellano más que del euskera. La zona encartada tiene esa peculiaridad dentro de Bizkaia y así lo han reflejado numerosos estudios etnográficos y publicaciones que ha realizado, entre otros, Txomin Etxebarria".
Cambio en los hábitos de vida
Vocabulario en peligro
Este autor alerta de que "la riqueza lingüística de la comarca corre riesgo de desaparecer por la pérdida de importancia de la vida rural y los nuevos hábitos de los jóvenes". "Si hay un montón de palabras relacionadas con juegos que ya prácticamente no existen, porque hoy están en casa con la consola, es normal que ni las conozcan ni las utilicen. Por eso, todas las iniciativas encaminadas a preservar este legado son bien recibidas".
De no tener el diccionario, los niños de hoy habrían empezado este texto diciendo: cuando una pelota se caía a la huerta por encima de una pared se quedaba atascada y había que trepar para recogerla con el problema de que, a veces, los niños se hacían daño.
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