Eneko Palencia Boyano (Bilbao, 1978) ha creado una nueva fuente de letra. La ha denominado Urkiola, como el mágico puerto de montaña de Abadiño, y la acaba de poner en circulación de forma gratuita. Este ingeniero informático comenzó con la idea en 2021, cuando conoció el proyecto en el que el estudio Pràctica de Barcelona estaba trabajando para el grupo musical Zetak y basado en el libro Grafía y ornamentación en la rotulación vasca, de John de Zabalo. En su opinión, es un increíble ensayo sobre la tipografía vasca presente en tumbas y diferentes piezas de piedra y madera, con gran cantidad de ejemplos, dibujos y diseños. “Conseguí comprar el libro en una librería de Salamanca, pero la idea queda latente. Hasta que descubrí los mosaicos del Vía Crucis que hay en el suelo del Santuario de los Santos Antonios de Urkiola y me decido a darle una oportunidad”, explica a DEIA.

Fue entonces cuando se puso manos a la obra y el primer paso fue visitar el templo vizcaino. Se acercó el pasado mes de marzo. Volvió a Basauri, municipio en el que reside, con la ilusión en los cinco sentidos. Por ello, no cesó en su deseo y el tesón le ha llevado a que ya esté diseñada la primera versión de la tipografía Urkiola, que ofrece únicamente letras mayúsculas. “No creo que haga minúsculas. Hay muy pocos ejemplos de letras minúsculas en tipografías de tipo vasca, las mayúsculas se llevan el protagonismo. Pero quizás solo sea una apreciación personal”, valora y sí, apostilla, que tiene pensado añadir más caracteres al set básico. “De hecho, varios usuarios me han pedido que añada algunas letras propias de sus idiomas, como la cedilla del català y otras vocales del rumano”.

Este tipo de tipografías que se califican como vasca, según los expertos, en realidad, son romanas. Las del santuario de Urkiola forman parte de los mosaicos que hizo realidad el gasteiztarra Peli Romarategui Lanas, último misionero seglar de aquel recordado equipo histórico que cohabitaba la casa cural de Urkiola. Falleció el pasado 15 de enero, dos semanas antes de cumplir 101 años.

Fue hace 28 años, en 1996, cuando se inauguró el mosaico del altar mayor, obra diseñada por José María Muñoz y realizada en su confección y unión por Romarategui. Ocupa 170 metros cuadrados y tiene más de 850.000 teselas que fueron realizadas en el propio templo. Su construcción duró más de dos años. “Doy por hecho que los caracteres son de Romarategui y su equipo, y que utilizaron alguna fuente anterior como base para crear los mosaicos, pero desconozco el origen”.

Es la primera fuente de letras que crea. “Es un área del diseño que me encanta. Espero sacar tiempo para dedicarme a otros proyectos como este en el futuro, pero quién sabe, yo me muevo por instintos”, sonríe quien, consultado sobre si es una letra vasca más refinada, estima que “no sabría cómo calificarla. Es diferente a la típica fuente vasca tan utilizada en rótulos de tabernas, pero fácilmente reconocible. Sí que tiene algo menos de cuerpo y quizás por eso da la sensación de que está más estilizada o es más refinada”.

Un proceso complejo

Palencia, quien acaba de cumplir 45 años, tuvo claro el nombre de la tipografía. “He visitado Urkiola y sus alrededores con mis aitas desde muy pequeño y he hecho alguna cumbre de la zona, como el Anboto o Astxiki, que yo recuerde”. Evoca, asimismo, cómo hace más de 30 años pasó una semana en el refugio que hay junto al Santuario, con el club de montaña Baskonia Mendi Taldea de Basauri. “Tengo un montón de buenos recuerdos de aquellos días, sobre todo, de los ratos en los que uno de los curas nos contaba leyendas y cuentos de nuestra mitología: Anbotoko Mari, Tartalo, los galtzagorris, Basajaun, lamias…”. Tal vez, fue Joseba Legarza, tal vez Bittor Garaigordobil.

Preguntado por cómo se diseña un tipo de letra, el autor estima que es un trabajo complejo. “Empieza con el propio diseño de cada carácter, con lápiz y papel. Y la cosa se complica si es una fuente profesional y completa, con cientos de caracteres diferentes”.

En su caso, glosa que ha sido más sencillo, debido a que solo ha añadido “una veintena de caracteres al set y simplemente vectoricé las diferentes letras presentes en los mosaicos del Santuario”. A partir de ahí, ilustra que existen diferentes herramientas y programas informáticos –“bastante complejos”– que ayudan a construir la fuente y prepararla para ser distribuida digitalmente.

En su caso, la ha compartido de forma gratuita. Para ello ha utilizado la herramienta (Birdfont) –en su versión gratuita– que únicamente permite generar fuentes liberadas mediante una licencia libre llamada SIL Open Font License. “Aun así, mi idea era liberarla de esta manera desde el principio. Creo que este tipo de licencias son necesarias para impulsar la cultura libre”, apostilla.

Palencia solo conoce la tipografía corporativa de la Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) desarrollada por el Grupo de Investigación en Diseño Gráfico y Tipografía de la Facultad de Bellas Artes. “Me la descubrió Diego (@arketipo), un conocido de las redes y experto en este ámbito”, agradece. Su aportación a las tipografías, a pesar de ser compartida hace escasos días, ha sido muy aplaudida por los internautas. “Ha tenido más repercusión de lo que me esperaba, ha sido una muy grata sorpresa. Estas cosas te llenan el depósito para seguir creando”, valora y concluye con un dato curioso más: “Esta fuente ha servido para que usuarios de Galiza descubran que Urkiola no solo es el nombre de un petrolero que encalló en sus costas en 1976”.