Fiel a su cita con la solidaridad, Julio Piñeiro, nunca pierde detalle de todo cuanto ocurre a su alrededor. Por eso conoce muy bien las necesidades y los aprietos que amenazan la felicidad de cientos de familias y de niños en Bilbao. Ropa y productos de higiene, pero también libros y juguetes y productos alimenticios de todo tipo son primordiales para seguir manteniendo viva la esperanza. Todo lo que sea posible para que ni pequeños -ni mayores- tengan un tropiezo insalvable en la vida. Ese es el objetivo de La Gota de Leche, asociación que fundó hace más de una década.

Muchas veces, además, ofrecen su ayuda fuera de los focos (en 2020 mandaron hasta Alicante 3 palets con productos de primera necesidad tras las inundaciones) y otras tantas preservando la intimidad de esa persona o familia que lo está pasando mal, saliendo de un bache. Como acierta a decir el coordinador de La Gota de Leche, "ese es el trabajo de La Gota de Leche: darle comida a tu vecino”, ha resumido Piñeiro.

Estas palabras han precedido a la entrega 16 palets cargaditos con un poquito de todo a los equipos de colaboradores de los parques de bomberos de Bilbao y Urioste para que los repartan en el comedor San Antonio de los Hermanos Franciscanos de Iralabarri y a la parroquia de San Felicísimo de Deusto, que a su vez los harán llegar a cientos de familias y niños, a los que atienden durante todo el año.

La lluvia que ha descargado esta mañana en Bilbao ha dificultado el cargamento de las cajas de cartón en los camiones de reparto, pero finalmente ha habido un final feliz. "Con otras cosas podemos, pero con las inclemencias del tiempo no", ha bromeado Piñeiro.

El importe de esta entrega es de, aproximadamente, 45.000 euros ha rematado el coordinador de La Gota de Leche, pero más allá de esa cantidad, Piñeiro ha preferido hablar de las 110.000 comidas y cenas que cada año son preparadas y servidas en Iralabarri o de las alrededor de quinientas familias que a diario pasan por Deusto. “¿Ahora? Mucho peor que  en la pandemia”, ha sentenciado.

Afortunadamente, la asociación que fundó cuenta con el respaldo de grandes firmas de los principales sectores a cuyas puertas toca para poder conseguir esas cantidades de galletas, conservas, chaquetas, legumbres, leche, calzados, café… Y menos mal porque, como él mismo ha reconocido en declaraciones a DEIA, el dinero recaudado en las 150 huchas solidarias distribuidas por distintos establecimientos de la villa han dado para poco este año; apenas 1.500 euros cuando antes de la pandemia llegaban a los tres mil y cuatro mil euros.

PARADOJAS DE LA VIDA

Un hecho que Piñeiro achaca al uso generalizado de las tarjetas de crédito. “El plástico y el Bizum nos ha matado”, ha descrito el coordinador de La Gota de Leche. Pero paradojas de la vida -o fruto del trabajo bien hecho- “este año recaudamos menos y entregamos cuarenta y cinco mil euros de mercancía”, ha apostillado. En unos días se bajará a Andalucía a negociar con las grandes conserveras. “Siempre hay excedentes con la fecha de caducidad de tres o cuatro meses y nosotros lo podemos entregar en una semana…”, se explica mientras se refiere a las campañas de Semana Santa y verano.

Antes, eso sí, La Gota de Leche no faltará a su cita con Olentzero, que se queda unos días más en Bilbao en secreto para dar una sorpresa el día 26 al medio centenar de niños de entre 3 y 12 años habituales del comedor social de Iralabarri. Y dos días después, el 28 de diciembre, el viejo carbonero se irá hasta Elda (Alicante) para hacer lo propio con otros treinta pequeños acogidos por Emaús. Este año además, el famoso evento ‘Olentzero Solidario’ contará con la presencia de la famosa acordeonista María Jesús.