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Un ambiente de magia

Las familias y los viandantes que ayer asistieron al estreno de la iluminación navideña de Bilbao quedaron satisfechos por el ambiente creado en la capital vizcaina

Un ambiente de magia

FALTAN veintisiete días para que los bilbainos y bilbainas amanezcan con la ilusión de ver si el Olentzero se ha portado bien con ellos o, si por el contrario, ha decidido compensar sus fechorías con un trocito de carbón. Veintisiete noches que parece que pueden resultar muy largas y lo cierto es que es un tiempo que se puede aprovechar desde ya mismo para contagiarse del espíritu navideño. Ayer Bilbao dio el pistoletazo de salida a la temporada de magia con el encendido de las luces de Navidad. Las noches son ahora menos oscuras, más coloridas y más ilusionantes. Desde las 20.00 horas de ayer es imposible pasear por la capital vizcaina renegando de la Navidad.

Una de las estampas más reconocibles es la de la Gran Vía con miles de bombillas intermitentes, pero quizás el rincón más especial está a las puertas del teatro Arriaga, donde el primer día ya había decenas de familias disfrutando del decorado. Los más ilusionados, sin duda, eran los niños, que revoloteaban entre sus padres conscientes de que aquello era la primera gota de un torrente navideño que se extenderá durante más de un mes para deleite de los bilbainos y bilbainas.

En el encendido del árbol del teatro Arriaga un puñado de niños tuvieron el privilegio de pulsar el botón de encendido. Una de ellas fue Zoe, que estaba allí con sus padres, Juan Luis y Perla. “Se ha puesto un poco nerviosa”, confesaba la madre. Perla es una enamorada de la Navidad y señala que el 28 de noviembre no es temprano para encender las bombillas de colores: “Yo puse el árbol en casa hace una semana, así que van con retraso”.

Los tres disfrutaban del abeto gigante y de las dos grandes bolas que reposan frente al teatro Arriaga, pero la decoración de la ciudad deja otros muchos tesoros visuales. “Nos ha gustado mucho cómo han puesto los árboles de El Arenal”, añade la madre, “le da un toque muy bonito y da gusto estar en el parque de los niños así”.

Hay quien siempre saca a relucir el discurso del ahorro, de lo conveniente que podría ser no derrochar electricidad y dinero con miles de bombillas por toda la ciudad, pero esta familia bilbaino-mexicana asegura que la Navidad merece este esfuerzo y espera que nadie les prive de disfrutar de este espectáculo: “Yo creo que hay cosas muy feas en el mundo y ver esto tan bonito merece la pena aunque sea un gasto extra en electricidad. A los niños les cambia la cara cuando lo ven paseando por la calle”.

Para gustos están los colores. Aunque en un primer contacto parecía que a los viandantes las luces les dejaba una buena sensación, lo cierto es que siempre habrá a quien no le agraden tanto o quien prefiera otro tipo de ornamentación. Nunca llueve a gusto de todos. Bilbao ya tiene su iluminación navideña y así lucirá hasta que lleguen, no solo el Olentzero, sino también sus majestades los Reyes de oriente. Esperemos que a ellos también les guste y tengan a bien dejar unos buenos regalitos por Bilbao.