¿En serio? Paso con mis hijas por esta calle ocho veces al día”. Así de sorprendida se mostró Marta ayer al saber que María Díaz de Haro de Bilbao es la calle más contaminada de Euskadi, según el informe del Servicio de Calidad del Aire del Gobierno vasco. Pero que no cunda el pánico, la calidad del aire en Euskadi ha mejorado el último año. Únicamente en dos valores se han superado los límites recomendables de forma puntual. Una por dióxido de azufre en la estación de San Julián de Muskiz debido a un incidente en Petronor que se restableció al poco tiempo. Y la otra por dióxido de nitrógeno, relacionado con el tráfico de vehículos. Según el estudio, la estación de la Red de Control de Calidad el Aire situada en María Díaz de Haro superó el valor límite anual debido a la circulación rodada. Para subsanar esta circunstancia se ha realizado un plan de mejora de calidad del aire entre el Departamento de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Bilbao con el fin de reducir las emisiones de los coches.

La viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, indicó ayer que tienen que “trabajar en la movilidad” pero que no es un problema “especialmente” preocupante. Según la responsable, el departamento de Salud no ha considerado tomar medidas respecto a esos vecinos y no es para alarmarse.

Aun así la noticia de tener un enemigo invisible a la puerta de casa sin saberlo calló como un jarro de agua fría entre los residentes de la céntrica calle bilbaina. “Así en frío diría que hay otras calles que soportan más tráfico, como Sabino Arana, por ejemplo. No tengo la sensación de que María Díaz de Haro sea especialmente conflictiva, de hecho a mí me molesta más el ruido y las meadas de los fines de semana que el humo de los coches”, afirmó Rosa Alonso mientras recogía las heces de su pequeño Teo.

Esta excomercial, que se pasaba once horas al volante cada día, considera que la situación del tráfico de Bilbao ha mejorado mucho los últimos años gracias a la red de transporte público de la ciudad. “Yo ya no muevo el coche, a veces le doy una vuelta por el garaje para que no se descargue la batería”, explicó.

Desde su punto de vista, “la gente usa cada vez más el metro y el tranvía para los desplazamientos dentro de Bilbao aunque nunca está de más seguir mejorando los carriles bici ya que prácticamente son inexistentes”.

Jokin Zugaza tampoco se explicaba el resultado del informe elaborado por el Gobierno vasco. “Es cierto que por aquí pasan bastantes coches y que cuando hay días de partido en San Mamés suele haber más movimiento, pero no me parece que haya tanto tráfico, al menos yo nunca he tenido una sensación extraña por la contaminación. Molesta más el ruido”, especificaba.

Joseba Gómez hacía cábalas sobre las posibles razones de los picos de dióxido de nitrógeno registrados este año en “mi calle de toda la vida”. Quizá se deba, dijo, “a que María Díaz de Haro se encuentra entre varias calles que soportan mucho tráfico como Sabino Arana, Gran Vía o Autonomía y que de alguna manera nos influya a nosotros. Pero bueno, no deja de sorprender”, señaló este mecánico de profesión. Rodeado del aroma embriagador de las orquídeas de su floristería, Iban López no daba crédito a la noticia: “¿Somos la calle más contaminada de Euskadi? ¿En serio? Nunca lo hubiera dicho”. Para Iban, “tanto la calidad del aire de Bilbao, como la propia imagen de la ciudad, han mejorado un montón de un tiempo a esta parte. Pero bueno, supongo que noticias como esta indican que hay que seguir mejorando en esas cosas que no se ven”.

Aunque la gente está bastante conciencia con el tema del cambio climático, casi nadie conoce a ciencia cierta el nombre que tiene ese enemigo invisible, más allá del monóxido de carbono asociado al humo de los tubos de escape. Términos como dióxido de nitrógeno (NO2), ozono, benceno o partículas en suspensión PM10 y PM2.5 solo logran arrancar caras de extrañeza entre la parroquia.

La más enterada es Martina, una joven escolar que se dirigía a casa junto con sus dos hermanas pequeñas. “En el camino del colegio paso por delante de un letrero en el que siempre pone que la calidad del aire es buena”, aseguró. En opinión de esta joven, se deberían promover más iniciativas para hacer que Bilbao sea más sostenible. E ideas no le faltaban a esta estudiante de Secundaria.

“Pueden hacer como en Madrid y prohibir la circulación de los coches según la matrícula en días alternos, hacer más bidegorris, cerrar parte de la ciudad para los peatones, favorecer el transporte público, ir andando a los sitios, ir en patines...”. Martina, además de ser una buena ciudadana en potencia, podría haber ganado sin despeinarse el mítico Un, Dos, Tres de Chicho Ibánez Serrador porque su lista de medidas para salvar el planeta y el aire de su calle es tan larga como la propia calle María Díaz de Haro.