Medio centenar de motocicletas clásicas se dieron cita la mañana de ayer en el II Encuentro de Motos Clásicas de Uribarri. Atraídos por el ruido de sus motores, a la plaza Moraza se acercaron aficionados y curiosos que pudieron ver algunas máquinas de hace casi cien años.

Uno de los asistentes más especiales fue Herri Torrontegi, expiloto y cuarto en el mundial de velocidad de 1989 con su Krauser de 80 cc, quien compartió experiencias con los asistentes e hizo entrega de varios obsequios a los participantes. Enrique Busto, organizador de esta cita, aseguró que el objetivo es “reunirse, compartir experiencias y pasar la mañana todos juntos”. “Lo que nos une es la moto, y por eso en toda Bizkaia se organizan muchos otros encuentros”, agregó Busto. De hecho, ayer mismo se celebraron otros eventos similares en Sondika y en Bedia. “Incluso algunos aficionados van de una a otra concentración el mismo día, porque es una ocasión para conocer a otros moteros”, afirmó el organizador. En cuanto a los asistentes, la plaza Moraza acogió a conductores de todas las edades, “hay desde mayores de 70 años hasta un niño de 12 años que ya es todo un amante de estos vehículos”, contó Busto.

Ese joven era Markel García, que se encontraba en la concentración junto a su padre y su tío, quienes se acercaron para contemplar de cerca el resto de ingenios. “En realidad la afición de las motos me viene especialmente por mi tío, y ahora corro muchas veces con ella, sobre todo cuando estoy por mi pueblo”, aclaró García. El bilbaino de 12 años fue uno de los que recibió un obsequio de manos de Torrontegi, por ser el “piloto” más joven que contribuyó a la concentración.

Entre el resto de participantes, uno de los puntos que más se debatía era el cuidado que exigen estos vehículos. “Se trata de motocicletas clásicas, por lo que, normalmente, el que tiene una de ellas no la utiliza como utilitario, sino que la saca el fin de semana o durante eventos especiales”, explicó Busto.

También señaló que una de las ventajas de poseer un transporte como este es que “los seguros te hacen precios más bajos por la edad que tienen”. Julián Sesma, por su parte, fue el motero que llevó la motocicleta más veterana de la cita de este año. “Tiene 90 años, y es la más antigua que puede verse aquí, la compré en Toulouse, en Francia, hace ya un tiempo, pero no me exige ningún cuidado especial. La trato como a otra moto más, aunque con mimo, porque es ya una abuelita”, confesó Sesma.

A este aficionado de Lezama la pasión por las motos se la contagió su padre, hasta el punto que ahora se dedica a restaurar algunas de ellas. “Desde que era un niño me encanta la mecánica, me viene de familia, me corre por las venas”, manifestó ayer.

La segunda cita Esta es la segunda ocasión en la que Uribarri acoge esta concentración. Los organizadores, miembros de la asociación Handiko Elkartea, aseguran que el pasado año “fue un rotundo éxito”, y además superó todas las expectativas, por lo que no se lo pensaron dos veces a la hora de volver a convocar este evento, y anunciaron que pretenden que se convierta en una tradición.

La cita se encuentra dentro de su plan para dinamizar la parte alta de Uribarri con el apoyo de Uribarriko Moto Taldea. Todos ellos agradecieron ayer a los particulares, clubes y patrocinadores su participación en aquella primera edición, ya que gracias a aquel triunfo de asistentes y del buen ambiente que se vivió entonces, se han animado a realizar este segundo encuentro que promete convertirse en otro clásico.