BILBAO - Las finales de rugby en Bilbao han dejado un buen sabor de boca en la ciudad, pero en el momento de hacer balance de lo ocurrido estos días toca ajustar los flecos y corregir lo que haya podido presentar carencias. En este sentido, los hosteleros señalan que, aunque los resultados son positivos, “no se han cumplido las expectativas” seguramente porque “no todos los que vinieron a ver los partidos se quedaron”, según el análisis que realiza el gerente de la Asociación de Hostelería, Héctor Sánchez Zárraga. El elevado precio de algunos hoteles y de las consumiciones en algunos bares son la nota baja de este evento multitudinario en el que el comportamiento de la población fue de diez, según valoran los responsables institucionales.

Es la primera vez que las finales de rugby europeas se han disputado fuera del circuito del Seis Naciones -Francia, Inglaterra, Irlanda, Escocia, Italia y Gales- y tanto los aficionados extranjeros y autóctonos como las instituciones creen que Bilbao ha estado a la altura de las circunstancias.

En la cuenta de resultados de estos días únicamente figura en el debe las críticas de algunos usuarios por los precios de hoteles así como de las consumiciones en algunos bares.

El propio Iñaki Laskurain, presidente de la Federación Vasca de Rugby, señalaba ayer en una entrevista en este periódico que los responsables del rugby europeo “han mostrado su sorpresa, por decirlo de algún modo, porque también se ha puesto sobre la mesa la decisión de haber traído aquí las finales. Si queremos volver a hacerlo, pues lo tenemos un poco complicado por este aspecto”. En este sentido, señala que “los vuelos han pasado a costar de 100 a 700 euros y se ha llegado a pagar 500 euros por un noche. No diría que es una estafa, hablo de extorsión”.

El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, también señaló que “no le gusta” lo que ha ocurrido con algunos precios. De hecho, el Ayuntamiento de Bilbao hablará con los responsables del sector sobre este tema.

Los hosteleros El gerente de la Asociación de Hostelería señaló ayer sobre este asunto que “la mayoría de los bares ha mantenido los precios de siempre, pero sí que nos ha llegado que hay algunos locales de hostelería que han subido los precios”.

Una joven fue a tomar una cerveza con otros amigos a un bar cerca de San Mamés donde acude de manera habitual. Al pagar no le cuadraba el precio: 10 euros. Así que se dirigió al camarero para decirle que el día anterior le había cobrado menos. “¿Ah eres habitual?”, le dijo. Y le devolvió dos euros. “Pero no digas nada”, le pidió.

“Tenemos que erradicar esos comportamientos que son solo de unos pocos y que además representan pan para hoy y hambre para mañana”, señaló ayer el gerente de los hosteleros de Bizkaia. “No es bueno para la ciudad”.

En este sentido, dijo que “lo hemos hablado internamente pero no tenemos constancia de que alguien haya adjutado un tique y haya formulado una queja de manera formal”. Lo que sí es cierto es que en las redes sociales circulan comentarios de este tipo con alusiones más concretas. Héctor Sánchez señala que los precios de los bares los establece cada local y son libres de fijar la cantidad que estimen y que en base a la competencia de los locales vecinos crean recomendable. “Lo que sí tienen que tener es la tabla de precios para que el consumidor sepa de antemano lo que va a pagar”, señala.

De cara a futuros eventos que como en el caso del rugby está previsto que atraigan también a un número importante de visitantes desde la asociación tratarán con los asociados sobre este asunto. “De todas formas, nos consta que los precios más elevados fueron los de las zonas privadas. Dentro de San Mamés y en la carpa, los precios estaban más altos. Yo mismo pagué por un katxi de cerveza 11 euros dentro de San Mamés cuando su precio fuera es de 5 o 6 euros”.

Han sido días de balance positivo pero los hosteleros, “quizás por inexperiencia” no han cumplido con las expectativas que se habían marcado. Para Sánchez, una de las causas por las que les han sobrado provisiones es porque “debido a la falta de alojamientos mucha gente se ha ido en aviones por la noche y no se han quedado a consumir en la ciudad como esperábamos”. Por otro lado, las zonas privadas han sido “una competencia para la hostelería”.