TODO comenzó hace dos años. Un día coincidieron en el bar El Rincón del Chiste, un lugar de encuentro para los amantes del mus del barrio de Santutxu. Las casualidades de la vida llevaron a que Mikel Andrade Cortés y Aitor López Ventades, dos jóvenes bilbainos, se conociesen en ese preciso instante. “Nos caímos muy bien”, aseguran ambos. Y a raíz de ello comenzaron a jugar una partida de mus, después otra, y así sucesivamente hasta ser incontables las veces que se sentaron alrededor de una mesa, con un tapete verde y una baraja de cartas.

Un juego que les ha llevado a palpar la felicidad plena. Les ha hecho también conseguir la txapela y el oro en un campeonato estatal; son desde noviembre ganadores del Máster Internacional de Mus. “Todavía estamos que no nos lo creemos”, aseguran estos dos profesionales de las cartas. Hace solo ocho meses que juegan como pareja oficial y a día de hoy pueden gritar a los cuatro vientos que son ganadores de mus a nivel estatal. Un hobby, una vía de escape, que ha conseguido crear una amistad plena, muchos momentos para el recuerdo y una felicidad indescriptible.

Todo se remonta a la mañana del 24 de noviembre. Emprendieron su viaje hacia Vigo, localidad donde se celebró el Máster Internacional de Mus. Según dicen, este juego es cuestión de suerte, pero sobre todo de saber jugar y tomar las correctas decisiones en cada jugada. “Al principio ganamos la primera jugada pero perdimos las dos siguientes”, admite Mikel. De hecho, según relata, se levantó y se empeñó en que no volvería a jugar más. “Lo haces un poco de broma pero en realidad estaba un poco cabreado”, admite.

Tal era su convicción de no volver al campeonato que le dijo a su compañero Aitor que jugase con Uriarte, un gran amigo de ambos que les había acompañado en el viaje. “Yo le dije que me iba de fiesta”, dice entre risas. Pero “menos mal” que le sonó el despertador y algo en su interior le hizo levantarse. “Me desperté porque Aitor se había quedado dormido”, bromea. Pero, en realidad, sabía que no podía desaprovechar el viaje “tan largo” que había hecho junto a sus dos grandes amigos. Y, partida tras partida, los nervios aumentaban porque veían que cada baza que jugaban, la ganaban.

Intuición Mikel tenía la intuición de que se proclamarían ganadores pero Aitor no las tenía todas consigo. “Decía que ganaríamos pero yo no me lo creía ni por asomo. No es que tengas unas probabilidades de ganar u otras, entre tantísimas parejas era muy difícil que justamente nosotros ganásemos”, explica Aitor. Pero, a veces, lo difícil ocurre. Y es que, de las 266 parejas que participaron en el campeonato, estos dos bilbainos fueron los que se hicieron con la txapela. “Seguimos sin creérnoslo, estamos en una nube”, dicen aún asombrados. De hecho, creen que sus amigos valoran más el título que ellos mismos.

Un título que llevarán con ellos el resto de sus vidas. Además, la organización también les premió con 3.000 euros para la pareja. Pero Mikel tenía claro lo que haría con el premio. Donarlo a una asociación benéfica. “Es una promesa que hice y, las promesas hay que cumplirlas”, dice bien convincente. Lo realmente importante para este joven “no es el dinero” sino el fin de semana que pasó son sus amigos. “He visto llorar de emoción a mucha gente cercana a mi, eso es a lo que le doy realmente la importancia”, explica. Ese es, precisamente, el regalo más grande que podrían hacerle. “El premio económico da igual, la txapela está colgada en mi txoko de Galicia y ese es el orgullo que tengo”, expresa este bilbaino bien satisfecho.

Pero en el mus no todo es cuestión de suerte y ellos son conscientes de ello. “Somos muy buenos pasadores de señas”, admiten. Ellos miman y cuidan la táctica que les ha llevado a ganar el oro: la amistad. “Tenemos una táctica que muy pocas parejas tienen y es que somos muy buenos amigos”, expresan. Además, algo que les ha ayudado en su corta pero intensa trayectoria como pareja de mus es que aceptan cualquier resultado. “Sabemos perder. Cuando termina la partida, nos vamos a la barra del bar a tomar algo y se acabó. No hay más”, dicen contundentes.

Para ganar una partida influyen factores como la motivación, la confianza o incluso saber comunicarse de la manera correcta. A veces sale mal y se termina perdiendo. Pero lo que tienen claro es que la confianza y la amistad siempre prevalecerá.