Bilbao - El cuarto rascacielos de la operación Garellano ha empezado ya a crecer a ojos vista. La que está llamada a ser la torre residencial más alta de Euskadi con sus 33 plantas ha superado un hito que para arquitectos y constructores supone un paso psicológico: alcanzar la cota cero del proyecto o, lo que es lo mismo, que la estructura del edificio empiece a despuntar por encima del nivel de la calle.

Así lo pueden comprobar ya los miles de personas que circulan por el perímetro del solar en una zona que bulle de actividad entre la construcción de la nueva Termibus soterrada y el tráfico peatonal y de autobuses que transita camino de la estación provisional colindante.

El rascacielos, bautizado como Bizkaia Dorrea por el Grupo Arrasate, el gestor de cooperativas que lidera las obras, albergará a partir de la primavera de 2019 un total de 152 viviendas de precio libre en régimen de cooperativa que se elevarán hasta los 103 metros de altura. Las primeras columnas de los niveles inferiores se elevan ya al cielo al lado de dos grúas, los instrumentos esenciales para ver emerger la estructura de la torre semana a semana.

El despunte de los trabajos por encima de las vallas que circundan la parcela esquinera, entre las calles Pérez Galdós y Gurtubay, ha obligado así mismo a tomar una medidas de seguridad nada habituales en otros proyectos similares.

Por ejemplo, el pasado miércoles por la mañana el lateral de la parcela orientado hacia el Hospital de Basurto amaneció con una estructura de protección de más de seis metros de altura. En tan solo una noche se instaló el conglomerado de andamios y cubiertas para evitar que cualquier elemento de la construcción del rascacielos que se pueda caer afecte al trazado del tranvía que discurre por debajo en paralelo.

También han empezado a crecer en la línea de la parcela que mira hacia el solar de Termibus unas altas cerchas con mallas que se desplegarán por encima de la acera próximamente con la misma función protectora de vehículos y transeúntes.

Para que la construcción de Bizkaia Dorrea sea ya perceptible desde la calle han tenido que pasar muchos meses. Exactamente un año en el que se ha excavado el solar donde, además de la torre, se levantará también otro bloque de diez alturas, el cual se fusionará con el ya existente, donde ahora se ubican los servicios de la Termibus provisional.

Fernando Elosua, director comercial del Grupo Arrasate, explica que “se ha profundizado hasta los 18 metros para los cimientos y las cinco plantas de garajes”. Mientras la parte del solar del rascacielos ya ha llegado a la cota cero, la del edificio anexo aún se encuentra en su parte más profunda. La razón del desfase es tanto por razones logísticas como por el hecho de que se va a tardar mucho más tiempo en levantar 33 plantas de la torre que diez del bloque anejo.

Elosua explica que “todo el proceso de cimentación se ha ejecutado sin problemas”, algo que esperan se repita también trabajando en el aire. La fórmula de construcción será similar a la de las torres adyacentes. Primero se concreta una estructura central del bloque, donde irán resguardados todos los servicios del edificio, incluidas las escaleras, a partir de la cual se va generando la solera de cada planta. Después se acometerá el cerramiento de las fachadas y todos los trabajos interiores.

Las previsiones son culminar la estructura de la torre a lo largo del próximo año con la intención de poder entregar las viviendas a partir de abril de 2019. Una labor que no va a estar exenta de riesgo por todas las circunstancias colindantes que en las últimas semanas han aumentando sobremanera.

Difícil coexistencia Los trabajos para elevar Bizkaia Dorrea están coexistiendo con el soterramiento de Termibus, todos los movimientos que genera a diario la estación de autobuses provisional y, además, el tráfico de vehículos de los vecinos de las otras tres torres cuyo garaje comunitario tiene un acceso único pegado a sus obras. A eso se añade el tranvía que circula por la calle Gurtubay, el tráfico de entrada y salida de Bilbao por San Mamés más los camiones que están sacando la tierra proveniente de la excavación de Termibus. Un escenario propenso a roces y posibles problemas que según asegura Elosua “hasta la fecha no han surgido”.

Mientras tanto los futuros vecinos esperan ansiosos. Todas las viviendas están vendidas desde hace casi un año y eso que el precio era libre, pero el carácter de cooperativa de la promoción ha ajustado mucho los costes.

También está vendida la mayoría de la superficie destinada a locales comerciales. Tan solo queda colocar dos espacios terciarios con salida hacia la plaza Garellano, así como la planta segunda de la torre, la cual está destinada en su integridad a albergar oficinas.

La experiencia para el Grupo Arrasate está siendo perfecta. De hecho ya ha decidido presentarse al concurso de la construcción de la quinta torre cuando lo convoque Bilbao Ría 2000. “Sería una buena forma de completar todo el Master Plan de Garellano”, concluye Elosua.

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