Será que el calor emanado por los focos del escenario tiene el poder de evaporar los nervios, porque tras desfilar delante de cientos de personas todos olvidaron la inquietud previa. “Te hemos visto estupenda”, espetaron después de bajar del escenario dispuesto en la Gran Vía tres participantes reincidentes de Acambi a la cuarta de sus compañeras, que por el contrario ayer se estrenó como “modelo por un día” en la VIII Pasarela Bilbao. Llevan varios años colaborando con la iniciativa, siempre luciendo diseños del comercio Patty, y aunque el tembleque de los instantes anteriores nadie se lo quita, mencionaron algo que es esencial para pisar con seguridad: “No nos imponen lo que debemos llevar, nos dicen que lo importante es que vayamos cómodas”. Inés Sánchez, Marisol Crespo, Julia Pérez y Julia Blanco se mostraron tan encantadas con la experiencia que prometieron volver el año siguiente. Y el siguiente.
La jornada organizada por Bilbao Centro y patrocinada por DEIA de apoyo al comercio y al diseño local, con más de 50 propuestas en total, se vivió con gran expectación. Bajo un cielo plomizo que respetó la celebración sin aguarla casi hasta el final, cientos de personas se arremolinaban alrededor de la pasarela bastante antes de que el desfile, que también pudo seguirse por dos pantallas gigantes, comenzara a las 18.00 horas. Mientras tanto, en un costado, una carpa instalada a modo de bambalinas cobijaba a decenas de modelos, diseñadores, comerciantes y colaboradores que gestionaban el escaso espacio de maniobra existente como buenamente podían. Si hubo pisotones y codazos involuntarios se perdonaron al momento, el fragor del directo no dio pie a crear enemistades en una caseta en la que algunas de las modelos más curtidas tuvieron que realizar hasta siete cambios de ropa.
En una esquina del entoldado, tras pasar por maquillaje y peluquería, Eider Agirregomezkorta afirmaba sobre los tocados florales que lucía por todo el cuerpo: “Represento todo lo que hace”, en referencia a la incipiente firma de complementos Más que gorros. Primeriza confesa sobre las tablas, a la pregunta de cómo así se había animado a participar reveló que la diseñadora, Jasone Lavin, es su madre. Todo quedaba en familia también en el caso de Astrid Libano, diseñadora de Loop Astrid, que consiguió que sus hijos y su sobrino, los tres de corta edad, participaran. “¡Que te queda muy bien el lazo!”, exclamó Xabier para animar a su hermana Natalia, de tres años, quien a pesar de soltar alguna lágrima, una vez en el escenario pareció no querer bajar nunca.
También se estrenaron como modelos Lucía Aristegui, Igor Plaza, Claudia Aginaga e Irune Arezes, miembros de FormArte, centro formativo que ofrece un programa de desarrollo personal a través de la creación artística para personas con discapacidad psíquica o intelectual. “Desfilan con los propios complementos que crean”, afirmó Ana Urgoiti, socia del centro, mientras señalaba los bolsos y paraguas que llevaban. “Yo llevo los diseños de un compañero, de Miguel, pero con el mismo orgullo”, precisó Igor. Después del desfile, Lucía reconoció que se habían despistado un poco, aunque fueron resolutivos: “No sabíamos si teníamos que ir a la izquierda o a la derecha”, afirmó, ya que el escenario tenía forma de te.
La inquietud, si la hubo, no solo fue cosa de los participantes. Francisco Viseda saludaba agitando la mano en la que llevaba el teléfono desde el otro lado de la baranda a su hija Andrea, que se estrenaba como modelo. “Hace un par de meses que se ha apuntado a una agencia. Esto es lo que le gusta”, aseguró Francisco, que no ocultaba su orgullo de padre. “Solo espero que no se caiga”, dijo entre risas.
Internacional La inauguración de esta pasarela, que tuvo como maestro de ceremonias a Borja Elorza, fue a cargo de Xabier Ochandiano, concejal de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo. Además de reiterar el apoyo del Ayuntamiento al pequeño comercio de la villa, subrayó que por primera vez en esta edición se han sumado varios comercios del Casco Viejo. “Es un día para disfrutar y para comprar”, afirmó el edil mientras Jorge Aio y Olga Zulueta, gerente y directora artística de Bilbao Centro, sucesivamente, supervisaban que todo saliera según lo esperado en un desfile internacional que finalizó con dos propuestas británica.
Con los nervios más que controlados, el fogueado y premiado diseñador Eder Aurre mostraba su buen temple. “En otros desfiles tienes que estar pendiente de cuándo salen las modelos, para desvestirlas y volver a vestirlas”, relataba, mientras que ayer, al presentar solo cuatro diseños de la colección Atakama de otoño-invierno, no se dio esa circunstancia. A pesar de su juventud, el diseñador de Portugalete cuenta con una trayectoria admirable, el pasado mayo se alzó con el Certamen de Jóvenes Diseñadores de Euskadi. Y cuando le llamaron para participar en la VIII Pasarela Bilbao no se lo pensó dos veces: “Estamos empezando y hay que apuntarse a todo”.