Bilbao - Las obras que acometerá el próximo año el Ayuntamiento de la villa son una vieja herencia de la sociedad vasco estatal Bilbao Ría 2000. La reordenación de la entrada de la carretera de Zorrotza por Basurto iba a ser la última fase de urbanización que iba a acometer la entidad en el proceso de soterramiento de la línea de la antigua Feve desde la zona de Ametzola.
Ría 2000 llegó a meter las vías por debajo tierra y construyó la nueva estación de Basurto cuya alargada fachada acristalada mira hoy en día al hospital. En su proyecto, cuya infografía se observa a la derecha, se preveía un potente vial por encima de la estación ferroviaria que concluía en una rotonda de gran radio, la cual distribuía los tráficos directamente hacia Altamira, Zorrotza, Olabeaga y el centro sanitario. Esta intervención iba a generar un gran espacio verde para uso del hospital.
Sin embargo, no pudo ser. La llegada de la crisis y los apuros económicos de Ría 2000 al flaquear su provisión de ingresos supuso que se guardara el proyecto en el cajón.
Sin embargo, el estado en que quedó está zona en superficie tras el soterramiento del trazado ferroviario obligó al Ayuntamiento a tomar el testigo de la iniciativa.
Desde verano 2006, cuando Ría 2000 adecentó el entramado de circulación provisional en plenas obras de soterramiento, los vecinos y conductores tienen que aguantar unos tráficos difíciles con carriles laterales y un viaducto que salva la altura entre la avenida de Montevideo y la carretera que sube a Kastrejana. Desde entonces, más de once años, no se ha hecho nada, más que alguna pequeña intervención a nivel peatonal y a instancias de los residentes de la zona.
Hoy se ven aún las viejas protecciones de hormigón en la mediana de la avenida delante del hospital o las aceras sin concluir ante la estación de Feve o de subida por el viaducto hacia Bentazarra. Ha pasado más de una década con una situación a la que los conductores se han acostumbrado estoicamente y que es una pobre tarjeta de presentación para los viajeros que quieran entrar a Bilbao por la vieja carretera N-634 procedente de Zorrotza.
Y las previsiones para los dos próximos años no auguran nada bueno. El mantenimiento del tráfico rodado mientras se desarrollen las obras obligará a desvíos y estrechezes en la circulación. Una situación que se verá agravada por un próximo cambio en los tráficos de autobuses que se generará cuando la Termibus subterránea entre en servicio a finales de 2018. Se prevén nuevos itinerarios que circularán por la calle Gurtubay para salir o entrar a la autopista por el acceso habilitado debajo del barrio de Santa Ana. Quedan, al menos, otros dos años de paciencia y sufrimiento.