cuando tenía 12 años nunca imaginó que su vida fuese como ha sido. Siempre le ha apasionado todo lo relacionado con la música pero al no tener una “buena formación” de pequeño, “uno no se puede fijar grandes metas”. Pero, a pesar de ello, él asegura que hizo “todo lo que estuvo en su mano” para que la música fuese la protagonista de su vida. Y así fue. Desde entonces comenzó una carrera interrumpida donde la música era la protagonista.

Estudió Filosofía y Teología, Euskera, Composición e instrumentalización, Pedagogía Musical, Musicología, Órgano, Dirección de Coros, Dirección de Orquesta y Música Sacra. Y consiguió que la música se convirtiera en el centro de su vida, como siempre había soñado. Pero no todo queda ahí. Durante más de 50 años, desde 1960, es quien da vida al órgano de la parroquia de San Felicísimo de Deusto.

Según asegura el organista vasco muchas veces uno mismo “no sabe dónde está su propio límite ni hasta donde puede llegar pero la ilusión es algo que te hace crecer siempre”. Él soñaba, como cualquier otro niño, y se refugiaba en la esperanza de poder dedicarse de lleno a su “gran pasión”. “No solo hay que soñar, hay que trabajar mucho y muy duro”, confesaba. De hecho, según manifiesta, si se quiere ser alguien destacado “hay que aprender a sufrir”. Precisamente, él sabe muy bien de qué habla. Recuerda apenado cuando tuvo que hacer autostop para viajar hasta Iruñea para recibir clases de órgano por parte de Luis Taberna y clases de composición por parte de Fernando Remacha. “Eran dos grandes profesionales de los que sabía que podía aprender mucho”, afirma.

Precisamente, él mismo cree que solamente una persona que hace las cosas con entusiasmo estaría dispuesto a hacer “cualquier cosa” para conseguir aquello con lo que siempre ha soñado. “Todo lo que hago no lo hago por dinero, sino por pasión”, asegura con un hilo de voz. Precisamente, uno de los aspectos más importantes en su vida ha sido “conseguir llevar la música al alma de las personas y que el sonido llegue directamente al corazón”. De hecho, la música “es lo más grande que hay porque hace el bien a la humanidad”. “Pocas personas tienen ese don de llegar a tanta gente”, añade.

No todo el mundo es capaz de encontrar inspiración para componer, pero él mismo asegura que la soledad es “una parte fundamental” para que el pueda crear sus piezas musicales. “Depende de lo que diga cada texto será diferente melodía, pero la soledad es algo indispensable”, confiesa.

VUELTA AL MUNDO Barturen sabe de primera mano lo que es llevar la música a todas partes del mundo. Ha viajado hasta Francia, Alemania, Italia, Canadá y Argentina para mostrar su música y en todos los países le pedían “muy entusiasmados que volviese”. A Argentina le tiene un especial cariño. “Muchas veces me esperaban una veintena de personas fuera de la parroquia donde daba el concierto para mostrarme su cariño”, explica emocionado, “como todos los fans que hacen horas de cola para ver a su ídolo”, bromeaba.

Muchos de ellos, “sentían un apego muy grande conmigo” porque tenían descendientes vascos “y me lo contaban muy entusiasmados”. Entre todas esas personas no había un perfil definido porque a sus conciertos “iban todo tipo de gente”. Personas jóvenes, de avanzada edad o gente que ni tan siquiera tenía la mayoría de edad. “Me acuerdo cuando se me acercó una joven de 12 años diciéndome con los ojos llorosos que le había encantado el concierto y que, por favor, volviera pronto”. Hoy en día, sigue ofreciendo conciertos y asegura que “no se aburre”. Sigue componiendo y organizándose su agenda “como me convenga mejor”.

Todo el mundo le quería mostrar “de alguna manera” su cariño. “Algunos me decían muy orgullosos que tenían dos apellidos vascos y otros venían corriendo hacia mí”, asegura. “Sentía que me admiraban”, confiesa. El pasado 3 de diciembre, le rindieron homenaje por su 80 cumpleaños en la Parroquia de San Felicísimo. “Lo de los homenajes no me hace especial ilusión, a los organizadores les dije que hasta los 100 años no me vuelvan a hacer uno”, bromea. “Todo el cariño que me demuestran me reconforta para seguir trabajando”, confiesa.