Bilbao - Muchos vecinos de Bilbao estuvieron ayer presentes en una de las mayores concentraciones de impresoras 3D. Este acto, organizado por la Asociación de Bilbao Makers y Agiantza, estaba dentro del marco Noche abierta, Gau irekia para reconstruir Bilbao La Vieja sobre una cartografía pública del Ayuntamiento de la villa. El objetivo de estas impresoras era reconstruir el barrio, pieza por pieza, “para acercar a los vecinos la tecnología, pero sobre todo el conocimiento sobre esta actividad”, dijo Bernat Baltza, presidente de la asociación Agiantza.
Antes de comenzar a crear cada edificio de Bilbao La Vieja, cubrían la placa de la impresora con laca “para que la pieza que se iba a imprimir no se moviese ni un milímetro” porque grabar cada pieza puede llevar “muchas horas”.
De hecho, para tener todo a punto, tuvieron que dejar una de las impresoras imprimiendo durante toda la noche del viernes. “Tardó siete horas en imprimir un edificio, pero el resultado es asombroso”, aseguró. Y vaya si sorprendió a los vecinos. Mari Carmen y María Jesús, dos veteranas bilbainas, se acercaron a husmear y observaban cada pieza con mucho detalle. “Es una verdadera maravilla”, decían mientras no perdían detalle de la impresión. Pero no solamente llamó la atención a personas de avanzada edad, porque Xabier Aranguren, con tan solo nueve años, curioseaba junto a su hermana Irantzu cada movimiento de la impresora. “En casa tenemos una”, aseguraba. Precisamente, según afirmó su ama Isabel del Olmo, fue el regalo de las pasadas navidades. “Hacen muchos cosas, se entretienen con cosas diferentes y a su vez, estimulan la mente”, confesó.